Las cifras oficiales y extraoficiales no mienten a diferencia de las autoridades.
Armando Enríquez
Vázquez
¿De que se extrañan los funcionarios de nuestro gobierno
cuando la ONU dice que en México las desapariciones forzadas están
generalizadas en gran parte del territorio nacional? ¿Cómo se atreven a
mostrarse molestos por la respuesta del organismo internacional a los datos
amañados que la cancillería presentó en Ginebra?
Yo quiero invitar a los secretarios de Gobernación y Relaciones
Exteriores a caminar por cualquier estación del metro de la Ciudad de México
para que se den cuenta de la cantidad de comunicados del Centro de Atención a Personas Extraviadas
y Ausentes (CAPEA) que están pegados en los pizarrones de comunicación con
mexicanos de todas las edades que no están en sus casas. Qué vean cuantas veces
aparecen diferentes llamados de la Alerta Amber en los canales de televisión
pública. Qué revisen a las fuentes serias que constantemente mandan mensajes en
las redes sociales sobre personas desaparecidas.
¿Qué no leen los periódicos de nota, para darse cuenta que
más allá de los cuerpos que a diario aparecen en Estado de México, el país está
lleno de fosas con cadáveres que carecen de una identidad?
Creo que es muy
significativo y a la vez muy aterrador que exista una generación de futuros
mexicanos considerando posibilidad de desaparecer como algo normal.
En noviembre de 2014 el Registro Nacional de Personas
Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) dio a conocer que el año pasado fue el peor
en cuanto a número de desaparecidos en la historia de México. Hasta octubre de
2014 el RNPED recibió 5,098 denuncias por desaparición. Esto es que lejos de
vivir seguros los mexicanos, vivimos en un estado fallido que cada día pierde
más terreno frente al crimen organizado. Lo más triste e indignante es que este
registro forma parte de la Secretaria de Gobernación, entonces ¿Por qué se
molesta el Secretario del ramo con las recomendaciones de la ONU? ¿Qué no sabe
a lo que se dedican las diferentes aéreas de la dependencia a su cargo?
Cinco mil desapariciones fueron denunciadas en diez meses.
¿Cuántas no lo fueron?
En México todos los días hay ciudadanos que desaparecen,
víctimas de la incapacidad del gobierno de proteger a la población. Víctimas de
una política de seguridad que lejos de proporcionar a los mexicanos la
tranquilidad, se ha dedicado a señalar con un dedo temeroso a todos los
posibles culpables sin actuar en su contra ni por equivocación.
Un gobierno que incapaz de reconocer a las fuerzas del
orden, ha sido sobrepasado por la iniciativa privada que salió al paso y la
defensa del ejército antes que el gobierno federal. El presidente tuvo que
rectificar y hablar bien de las fuerzas armadas esta semana.
Un gobierno federal que en casos como el de Michoacán ha
decidido actuar en contra de los ciudadanos y a favor de los grupos del crimen
organizado. Un gobierno empeñado en minimizar lo que pasó en Iguala y que va
más allá de la desaparición de los estudiantes, en Guerrero el problema del
crimen organizado y de la represión no radica en un presidente municipal que
después de meses de haber sido detenido al parecer no ha dicho nada y la
autoridad competente, en este caso la rápidamente fatigable PGR, parece no
estar preocupada por obtener una declaración del corrupto exfuncionario o no
nos ha dicho nada de lo que este personaje haya confesado, a diferencia de
todos los sicarios de medio pelo que de manera casi inmediata confesaron todos
los horrores cometidos para conveniencia de las autoridades. No el problema va
más allá de la esfera municipal y a pesar de ser obvio ninguna autoridad parece
querer darse cuenta y no termina con el corrupto ex gobernador y su familia.
En México desaparecen personas en Chihuahua, en Tamaulipas,
en el Estado de México, todos los días. ¿Dónde están César Duarte, Egidio
Torres y Eruviel Ávila, los tres gobernadores miembros del partido oficial y
cuyas entidades están en la misma situación o a veces peor que Guerrero y
Michoacán?, la política del presidente Enrique Peña Nieto, sus funcionarios y
mercadólogos se han centrado en atacar las plazas perredistas ignorando las priístas
o los estados de Jalisco y Coahuila que también siendo gobernados por priístas
se encuentran a la cabeza en la lista de desapariciones desde 2007.
Una gran parte de estas desapariciones forzadas tiene que
ver con la trata de personas. Ese lado B del crimen organizado que el gobierno
no quiere reconocer, ni atacar. Porque desde hace más de una década personajes
del PRI se han visto envueltos en este tipo de delitos sin que el instituto
político, ni sus miembros se atreva a señalar a personajes tan deleznables como
Mario Marín o Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quienes han sido descubiertos
como pederastas y tratantes de blancas, sin que ninguno de los dos este en la
cárcel o haya enfrentado un proceso legal o ni siquiera haya sido expulsado del
partido político.
En ese sentido habrá que reconocer al gobierno de la Ciudad
de México que inició cerrando antros en los que se sospechaba de trata, pero
estas acciones se detuvieron y no han atacado lugares como las calles del
centro donde es claro que se ejerce la prostitución.
Otro número importante de desapariciones están relacionadas
con secuestros y el asesinato de los secuestrados.
En el México de la simulación, el cinismo y la corrupción me
temo que los funcionarios pretendan hacernos creer en un futuro no muy lejano
que los mexicanos desaparecen por arte de magia, combustión espontánea o por
mala leche. Hasta la fecha el número de desapariciones las investigaciones en
el caso de las desapariciones por las instancias locales y federales tan solo
alcanzan el 1%.
La
crisis económica que se vislumbra tras las elecciones y la desaparición diaria
de decenas de mexicanos parece que pondrá próximamente a los mexicanos en la
lista de las especies en peligro de extinción.imagen 897.juicefm.ca