Armando Enríquez Vázquez
Por más de treinta años he oído hablar de los acuerdos y pláticas de Paz entre Israel y Palestina. Unos acuerdos bilaterales entre Estados Unidos y el Estado Israelí por un lado y Palestina por el otro, que parecieran tener como fin último acabar con el Estado Palestino, o trilaterales donde la mayoría de las veces Estados Unidos de manera encubierta busca, también, llevar agua a su molino tanto internacionalmente como en su política doméstica. Parece que constantemente diversos actores, o sea otros países árabes entran en acción para cuestionar la validez y la duración de los tratados mismos, que se han llegado a firmar parcialmente a lo largo de los años siempre para descubrir que aún faltan detalles y los dos puntos más importantes de este tan buscado acuerdo son el reconocimiento de los Palestinos del estado de Israel y por parte de los Israelíes la cesión de territorio a los palestinos para crear el Estado Palestino. Siempre todo se queda a mitad del camino.
Cada presidente americano durante las cuatro últimas décadas ha intentado la firma de la Paz en Medio Oriente, y todos se han tomado fotos con sus contrapartes Israelí y Palestina. Barack Obama no es la excepción y aunque en un principio su actitud hacía Israel parecía más crítica que la de sus antecesores, hoy parece haber recobrado la habitual cercanía con el gobierno de Israel. Obama cree, como los palestinos que sólo la creación de dos estados dará la Paz a la Zona, aunque éste punto era parte de la “Ruta de Paz” planeada por el ex presidente Bush, de manera tácita el gobierno de los Estados Unidos permitió, durante la era Bush, que los Israelíes continuaran la construcción en la Franja Oeste.
En los últimos meses, los israelíes han bloqueado la llegada de ayuda humanitaria a los territorios palestinos haciendo uso de la fuerza, incluso matando y arrestando a ciudadanos europeos en su esfuerzo por evitar la llegada de los barcos con la tan necesitada ayuda a territorio Palestino. La crítica internacional si bien fue dura en un principio después se volvió tolerante con el gobierno de Israel.
El papel que juegan en estas negociaciones aunque sea sólo como presión y distracción los llamados grupos terroristas Hamas y Hezbolla ha permitido al gobierno de Israel encontrar las excusas necesarias para el compromiso final a lo largo de los años. Cómo en un inicio sucediera con la Organización para la Liberación de Palestina y su legendario líder Yasser Arafat.
Septiembre marcó el inició de las nuevas negociaciones de paz entre Israelíes y Palestinos. La esperanza del mítico acuerdo resurgió. Menos de un mes después el sábado 2 de octubre, el presidente palestino Mahmoud Abbas expresó que los palestinos no están dispuestos a continuar con las pláticas de paz, si los Israelíes no detienen por completo la construcción en la franja Oeste. Pero a pesar de las demandas palestinas por detener la construcción por parte de Israel, El Primer ministro Israelí Benjamín Netanyahu insiste en terminar la moratoria que por diez meses ha habido prohibiendo a los Israelíes pobladores al Oeste de Gaza construir sus casas. Los Estados Unidos han tratado infructuosamente de convencer al Primer Ministro Israelí.
El trasfondo no es sólo ganar un poco más de territorio para Israel en su espíritu expansionista, existe un fuerte componente de la política de Israel en juego. A pesar de ser un tema obligado y de la aseveración de estar interesado en las platicas de paz, Netanyahu evitó tocar el tema en la última junta del consejo de ministros israelíes, la semana pasada, eludiendo de esta manera cualquier confrontación con sus opositores. Más allá de todo, la negativa de Netanyahu a continuar la moratoria es la fragilidad de su gobierno y las alianzas que éste tiene con los grupos que apoyan la construcción en la zona del conflicto y son la parte fuerte de la alianza con la derecha israelí que lo tiene el poder.
Desde Estado Unidos la líder del principal partido opositor a Netanyahu, Tzipi Livni, acusó al primer ministro de perder dos años en las negociaciones y que estas son básicamente en interés del pueblo de Israel antes que de los Estados Unidos. Livni ofreció el apoyo de su Partido, Kadima, sí Netanyahu decide tomar la decisión correcta lo cual no parece viable, ya que de hacerlo Netanyahu comprometería los votos de la derecha dura a favor de su partido Likud.
Hosni Mubarak, presidente, o mejor dicho dictador de Egipto, advirtió la semana pasada sobre los riesgos que tiene el no continuar con las negociaciones. “Esto llevará a un incremento en la violencia y el terrorismo a lo largo y ancho del Mundo,” declaró al diario de las fuerzas armadas de Egipto.
Por su parte, el ex presidente Bill Clinton en una conferencia de la Cámara de Comercio Americana en Egipto, comentó que de llegar a un acuerdo en continuar las pláticas esto significaría un golpe directo a los grupos terroristas, que después del fracaso de las negociaciones en 2000 cobraron gran fuerza y ha sido uno de los principales argumentos para reclutar militantes para Al-Qaeda, Hezbolla y Hamas.
Independientemente de las supuestas amenazas terroristas se teme que de interrumpirse las negociaciones estalle una nueva intifada en los territorios palestinos. Mahmoud Abbas, Presidente palestino también sabe que su credibilidad y fuerza política están en entredicho ante la comunidad palestina, llena de jóvenes cada vez más radicales y críticos de la relación palestinacon el estado de Israel. La decisión de Abbas de permanecer en las pláticas a pesar de la negativa Israelí a continuar la moratoria es mal vista. Aunque sus seguidores afirman qué Abbas ha dado a conocer el lado despiadado del gobierno de Jerusalén en contra del pueblo palestino a la comunidad internacional, haciéndolos conscientes de las mentiras y la propaganda que durante tanto años han escrito y difundido los diferentes gobiernos de Israel.
No sólo el gobierno Israelí no tiene planeado ampliar la moratoria en la construcción en los territorios palestinos, sino que el viernes pasado llevaron a cabo un ataque contra líderes de Hamas, matando a dos, el grupo armado ha declarado tomar represalias. Por su parte, el presidente de la Liga Árabe, Amr Moussa, expresó que se debe buscar un nuevo cause a las pláticas para que se vuelvan fructíferas pero ante la actitud de Israel las pláticas no deben continuar, aunque le concedió el beneficio de la duda a la administración de Obama y le dio un plazo de un mes para que las pláticas se reestablezcan e Israel detenga cualquier construcción en los territorios del ocupados antes de que la Liga Árabe tome una posición y proponga alternativas. Moussa insistió en que la postura intransigente y negativa del gobierno de Netanyahu en nada ayudan al diálogo.
A pesar de los esfuerzos de los mediadores norteamericanos y árabes es factible que una vez más las pláticas se detengan y acaben un esfuerzo más por lograr la tan anhelada paz en Medio Oriente. Pero esto habrá de verse en las próximas semanas, aunque si no ha sucedido en 40 años porque habría de pasar ahora, cuando al parecer los problemas de política interna de los dos estados involucrados pesan más que la estabilidad de la zona.
Publicado por Blureport el Lunes 11 de Octubre de 2010
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