Armando Enríquez Vázquez
Ante la necesidad imperiosa e impostergable de discutir y modificar nuestras leyes y lo que se ha dado en llamar como las reformas estructurales existen un par de leyes que merecen la atención de nuestros legisladores. Son la Ley Federal de Telecomunicaciones y la Ley Federal de Radio y Televisión.
Ambas leyes ponen claro que el dominio el espectro radioeléctrico, las posiciones orbitales asignadas al país y la propagación de las ondas electromagnéticas por la república son dominio del Estado, ¿Qué está haciendo el estado para darles un uso correcto y que beneficie a la nación? Subastar y de la peor manera las frecuencias y próximamente las concesiones de los canales digitales.
Tras el anuncio del Presidente Calderón a cerca de la competitividad y apertura en las telecomunicaciones y los medios de comunicación, en Septiembre y su reiteración durante la celebración de la semana de la radio y la televisión, la revisión de ambas leyes es importante no sólo para dar certeza jurídica a los participantes y a los ciudadanos, sino también fijar las reglas de manera clara, para evitar cometer los mismos errores que hoy tienen a un duopolio al frente de la televisión en México o al caso de los caciquismos que se dan en las estaciones de radio, los radiodifusores y los empresarios de la televisión deben estar conscientes y listos para la competencia y regirse por ese mercado que les da tanto miedo que es el de los ratings. O sea la demanda de espectadores por su oferta de programación.
Hoy, a cuatro años de su más fallido intento de renovación, los legisladores tienen la oportunidad de considerar las leyes federales de telecomunicaciones y la de radio y televisión, para su necesaria modificación. Hoy que al parecer Televisa ya no tiene el musculo que ostentaba en otras épocas, para muestra, el fracaso de la licitación 21 del espectro de las telecomunicaciones y cómo la semana pasada se dio la ruptura de la alianza entre Televisa y Nextel. Hoy que Hacienda tiene embargados edificios del complejo de TV Azteca por falta de pago de deudas con la secretaría, es una obligación de las cámaras revisar ambas leyes, que a pesar de modificaciones sufridas el año pasado, la ley federal de radio y televisión data de 1960 y la de telecomunicaciones de 1996, en un mundo donde lo que más rápido ha cambiado son precisamente las telecomunicaciones.
Es ahora cuando las cámaras tienen la oportunidad de estudiar ambas leyes y darles el valor que tienen. ¿Por qué son importantes ambas leyes, en el marco de las reformas estructurales que necesita nuestro país? Uno, porque es en las telecomunicaciones donde se esperan los más importantes avances, así como las necesidades de modernización de todos los países. Dos porque son uno de los temas claves en la infraestructura de cualquier país que quiera ser competitivo y estar al día. Tres porque en nuestro país anualmente egresan de las universidades cientos de jóvenes que se han licenciado en carreras que tienen que ver con los medios y las telecomunicaciones, que se enfrentan con el desolador panorama de la falta de trabajo. A ellos el Congreso les debe las oportunidades que una ley de radio y televisión y otra de telecomunicaciones inteligentes y propositivas les pueden brindar. El apoyo a la producción a través de casas productoras y olvidándonos de la producción “in house” que actualmente apoya el duopolio. El fomento y los incentivos para el surgimiento de los grandes ingenieros que necesita el país y que hoy en día emigran al extranjero.
¿Cuáles son los próximos satélites que lanzará el país? ¿Quiénes los beneficiarios de las diferentes frecuencias de transmisión? ¿Cómo se desarrollará la telefonía celular? ¡Cuando tendrá acceso a Internet la mayoría de los habitantes del país? Estos son puntos tienen que ver con la infraestructura fundamental en el futuro del país.
De la mano de las telecomunicaciones aún se encuentran las frecuencias en las que se transmite radio y televisión, de cara a la digitalización de la señal de televisión y a pesar de la mirada retrograda de senadores y diputados del PRD y PRI, ya en el 2006 el entonces legislador Pablo Gómez confesó no haber leído la ley televisa antes de aprobarla, ya saltaron oponiéndose a la digitalización, por el simple hecho de oponerse al Presidente como es su costumbre, el poder judicial entró en este juego partidista y ordenó el jueves pasado la suspensión del llamado apagón analógico.
Una vez más patética nuestra suprema corte de justicia donde cobran más que los diputados y entorpecen más el crecimiento de México. El problema llevar a cabo estas reformas, como en el caso de las reformas estructurales, radica en que el presidente que las logre le pondrá una estrellita a su partido. Pero como oposición nadie quiere trabajar para el adversario. Mientras que el país se joda.
Es muy importante que al abrirse nuevas frecuencias digitales no se den las concesiones a aquellos que no están dispuestos ni a crear fuentes de trabajo, ni poner nuevos contenidos, como son Televisa y Televisión Azteca, debe abrirse el juego a nuevos y creativos empresarios, toda proporción guardada no es lo que vemos con Milenio TV y Efekto.
La creciente puesta en marcha de canales de televisión y estaciones de radio por internet, contempladas por las leyes, como frecuencias en el espectro de uso libre y la también imposibilidad de detener el fenómeno, son clara muestra de la obsolescencia de nuestras leyes en la materia. Basta nada más ver cuántos de estos servicios podemos encontrar hoy en la red, sin embargo, los radiodifusores del país están peleando a quien y a quién no deben otorgárseles frecuencias de FM. Parecen no haberse dado cuenta que la competencia ya traspasó los radios y lo mismo sucederá con las televisoras en breve plazo. Como siempre mientras el mundo camina, nuestros legisladores ocupados más con sus mezquinas agendas políticas se olvidan que la era del proteccionismo del estado es obsoleta. Deben existir apoyos tanto fiscales como burocráticos para que estos nuevos canales y estaciones de radio y televisión se vuelvan fuentes de empleos y generen ganancias al país.
Desgraciadamente la ignorancia de nuestros legisladores, de las cabezas de las comisiones correspondientes y su avaricia son más importantes que el desarrollo y el crecimiento del país.
Ambas leyes ponen claro que el dominio el espectro radioeléctrico, las posiciones orbitales asignadas al país y la propagación de las ondas electromagnéticas por la república son dominio del Estado, ¿Qué está haciendo el estado para darles un uso correcto y que beneficie a la nación? Subastar y de la peor manera las frecuencias y próximamente las concesiones de los canales digitales.
Tras el anuncio del Presidente Calderón a cerca de la competitividad y apertura en las telecomunicaciones y los medios de comunicación, en Septiembre y su reiteración durante la celebración de la semana de la radio y la televisión, la revisión de ambas leyes es importante no sólo para dar certeza jurídica a los participantes y a los ciudadanos, sino también fijar las reglas de manera clara, para evitar cometer los mismos errores que hoy tienen a un duopolio al frente de la televisión en México o al caso de los caciquismos que se dan en las estaciones de radio, los radiodifusores y los empresarios de la televisión deben estar conscientes y listos para la competencia y regirse por ese mercado que les da tanto miedo que es el de los ratings. O sea la demanda de espectadores por su oferta de programación.
Hoy, a cuatro años de su más fallido intento de renovación, los legisladores tienen la oportunidad de considerar las leyes federales de telecomunicaciones y la de radio y televisión, para su necesaria modificación. Hoy que al parecer Televisa ya no tiene el musculo que ostentaba en otras épocas, para muestra, el fracaso de la licitación 21 del espectro de las telecomunicaciones y cómo la semana pasada se dio la ruptura de la alianza entre Televisa y Nextel. Hoy que Hacienda tiene embargados edificios del complejo de TV Azteca por falta de pago de deudas con la secretaría, es una obligación de las cámaras revisar ambas leyes, que a pesar de modificaciones sufridas el año pasado, la ley federal de radio y televisión data de 1960 y la de telecomunicaciones de 1996, en un mundo donde lo que más rápido ha cambiado son precisamente las telecomunicaciones.
Es ahora cuando las cámaras tienen la oportunidad de estudiar ambas leyes y darles el valor que tienen. ¿Por qué son importantes ambas leyes, en el marco de las reformas estructurales que necesita nuestro país? Uno, porque es en las telecomunicaciones donde se esperan los más importantes avances, así como las necesidades de modernización de todos los países. Dos porque son uno de los temas claves en la infraestructura de cualquier país que quiera ser competitivo y estar al día. Tres porque en nuestro país anualmente egresan de las universidades cientos de jóvenes que se han licenciado en carreras que tienen que ver con los medios y las telecomunicaciones, que se enfrentan con el desolador panorama de la falta de trabajo. A ellos el Congreso les debe las oportunidades que una ley de radio y televisión y otra de telecomunicaciones inteligentes y propositivas les pueden brindar. El apoyo a la producción a través de casas productoras y olvidándonos de la producción “in house” que actualmente apoya el duopolio. El fomento y los incentivos para el surgimiento de los grandes ingenieros que necesita el país y que hoy en día emigran al extranjero.
¿Cuáles son los próximos satélites que lanzará el país? ¿Quiénes los beneficiarios de las diferentes frecuencias de transmisión? ¿Cómo se desarrollará la telefonía celular? ¡Cuando tendrá acceso a Internet la mayoría de los habitantes del país? Estos son puntos tienen que ver con la infraestructura fundamental en el futuro del país.
De la mano de las telecomunicaciones aún se encuentran las frecuencias en las que se transmite radio y televisión, de cara a la digitalización de la señal de televisión y a pesar de la mirada retrograda de senadores y diputados del PRD y PRI, ya en el 2006 el entonces legislador Pablo Gómez confesó no haber leído la ley televisa antes de aprobarla, ya saltaron oponiéndose a la digitalización, por el simple hecho de oponerse al Presidente como es su costumbre, el poder judicial entró en este juego partidista y ordenó el jueves pasado la suspensión del llamado apagón analógico.
Una vez más patética nuestra suprema corte de justicia donde cobran más que los diputados y entorpecen más el crecimiento de México. El problema llevar a cabo estas reformas, como en el caso de las reformas estructurales, radica en que el presidente que las logre le pondrá una estrellita a su partido. Pero como oposición nadie quiere trabajar para el adversario. Mientras que el país se joda.
Es muy importante que al abrirse nuevas frecuencias digitales no se den las concesiones a aquellos que no están dispuestos ni a crear fuentes de trabajo, ni poner nuevos contenidos, como son Televisa y Televisión Azteca, debe abrirse el juego a nuevos y creativos empresarios, toda proporción guardada no es lo que vemos con Milenio TV y Efekto.
La creciente puesta en marcha de canales de televisión y estaciones de radio por internet, contempladas por las leyes, como frecuencias en el espectro de uso libre y la también imposibilidad de detener el fenómeno, son clara muestra de la obsolescencia de nuestras leyes en la materia. Basta nada más ver cuántos de estos servicios podemos encontrar hoy en la red, sin embargo, los radiodifusores del país están peleando a quien y a quién no deben otorgárseles frecuencias de FM. Parecen no haberse dado cuenta que la competencia ya traspasó los radios y lo mismo sucederá con las televisoras en breve plazo. Como siempre mientras el mundo camina, nuestros legisladores ocupados más con sus mezquinas agendas políticas se olvidan que la era del proteccionismo del estado es obsoleta. Deben existir apoyos tanto fiscales como burocráticos para que estos nuevos canales y estaciones de radio y televisión se vuelvan fuentes de empleos y generen ganancias al país.
Desgraciadamente la ignorancia de nuestros legisladores, de las cabezas de las comisiones correspondientes y su avaricia son más importantes que el desarrollo y el crecimiento del país.
Publicado en blureport.com.mx 25 de Octubre 2010
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