La percepción y la realidad nos plantean un panorama poco alentador y menos alentadora es la postura de algunos políticos mexicanos
Armando Enríquez Vázquez.
Más de quince mil muertos tan sólo en 2010, casi la mitad de los treinta y tres mil en lo que va del sexenio. Esto según las cifras oficiales dadas a conocer la semana pasada por el vocero nacional de seguridad. La encuestas en materia de percepción de la inseguridad y los informes de organizaciones como la ONU, tampoco son alentadores, unas nos dice por un lado que la percepción de nosotros los mexicanos sobre la seguridad en nuestro país ha disminuido, mientras que el organismo internacional nos coloca como uno de los siete países más peligrosos del mundo. Alejandro Poiré responde que la violencia en el país se focaliza en unos cuantos estados, Nuevo León, Chihuahua, Sinaloa y Tamaulipas, parece olvidar Michoacán, Morelos y en el inicio de este año Guerrero. También hoy sabemos que los cárteles mexicanos tienen presencia en 48 de los 50 estados de los estados Unidos, que se calcula que la nómina del cártel de Sinaloa tiene a más de ciento cincuenta mil personas en ella.
La relación entre el crimen organizado y otros delitos como secuestro, extorsión y robo ha sido ya muy comentada y como se ha vuelto un circulo vicioso en nuestro país. Pero una cosa es la inseguridad y otra diferente la guerra. Ambas afectan al ciudadano y tendemos a confundirlas, hablemos de la Guerra.
El gobierno hizo un compromiso al inicio de la administración de llevar a cabo una lucha sin cuartel contra el narcotráfico. El mismo Presidente al poner sobre la mesa la estrategia de su administración habló y dejó en claro que habría víctimas inocentes, que habría bajas de ambos lados. Que las cosas no serían fáciles. Aceptáramos o no, esas eran las reglas de su mandato. La lucha ha sido cada vez más sangrienta y ha dejado al descubierto los niveles que alcanza la infiltración del narcotráfico en México; policías, jueces, diputados son las cabezas visibles hoy faltan los narcoperiodistas de los que se ha hablado desde hace más de una década, los narcoempresarios y los narcopolíticos de muy alto nivel. Faltan todas las contrapartes de empresarios y autoridades en los Estados Unidos que han permitido el establecimiento de los cárteles en su país, así como, aquellos que se hacen de la vista gorda con los enormes embarques que pasan anualmente a territorio de los Estados Unidos.
Pero más allá de esos enemigos invisibles y no tan invisibles que existen en la guerra lo más sorprendente es el fuego amigo que recibe a diario el Gobierno de República. En un estado de guerra las instituciones se unen para defender al país. Aquí no, mientras más agua puedan llevar los políticos agoreros de la oposición a su molino, mejor. El país vale puro sorbete. El caso del senador perredista y hermano del Gobernador de Michoacán Leonel Godoy es un buen ejemplo. El PRD lanzó primero a sus huestes en contra del Presidente y el gobierno federal sin investigar, sin cuestionar a su diputado y todo por el infortunado golpe del gobierno federal en el caso del llamado “Michoacanazo” todas las acusaciones del gobierno contra alcaldes de esa entidad sospechosos de tener nexos con el crimen organizado. Ninguno de los implicados los tuvo. Entre los detenidos había alcaldes de las tres principales fuerzas políticas del país. ¿Fue equivocada la acción del gobierno federal? Tal vez, pero no podía adelantar sus acciones en espera que los implicados se fueran a quedar con las manos cruzadas.
Sí los estados donde más presencia del crimen organizado son gobernados por el PRI. Sí el gobernador Priísta de Puebla es un pederasta, y si el Estado de México es un fracaso en cuanto a políticas sociales y de seguridad, que reclaman entonces los diversos actores del PRI al gobierno federal. ¿Dónde están la unidad y la defensa de la Nación? Sus actitudes retadoras y poco nacionalistas, no ayudan en la guerra que se está librando. No debemos olvidar que el inicio del narcotráfico en el país se dio a la sombra de los gobiernos del PRI, si después Fox se hizo de la vista gorda, fue como todo en su sexenio parte del Prozac y foxilandia. Parte de los seis años de indolencia fingida que padecimos.
La señora Isabel Miranda de Wallace, lo dijo en los pasados diálogos por la seguridad, México podría estar peor, podríamos estar como Guatemala donde el crimen organizado reta al Estado.
Hoy es tiempo de unirse para defender al Estado mexicano, el Presidente Calderón de una manera ingenua lo ha dicho en diversas ocasiones: “Los buenos somos más que los malos”. Sin embargo las instituciones, el poder legislativo, el judicial y sobre todo los partidos políticos de oposición, empezando y terminando con el PRI, están llenos de mediocres seres, que encubren los mezquinos intereses que han ante puesto desde hace más de treinta y cinco años a las desgracias que su partido lleva a buena parte de sus gobernados por la corrupción, de ellos vieja amiga.
Es el colmo que hombres como Ulises Ruiz, Mario Marín o Enrique Peña Nieto se atrevan a hablar y a criticar al gobierno federal cuando su contribución a la Nación fue dejar estados más corruptos, más pobres y más inseguros.
La crítica “per se”, no lleva a soluciones, Hoy en día ni a Beatriz, ni a Manlio Fabio, ni a Moreira los he escuchado proponer, mucho menos al pelele de Peña Nieto, no los veo al lado del gobernador de Nuevo León que se la juega a diario contra narcobloqueos y ejecuciones de sus ediles, rodeado por una corrupción vergonzante, ni de Duarte en Chihuahua, que ha sido blanco de amenazas desde que fue electo. Si no quieren aliarse al gobierno federal y al pueblo de México por lo menos deberían estar en los frentes de sus militantes. Tampoco veo a Jesús Ortega, ni al payaso de López Obrador al lado de Torreblanca en Guerrero o salir en ayuda del atribulado Leonel Godoy. No veo a Gustavo Madero cuestionar al gobernador de Morelos, ni existen investigaciones en contra de Estrada Cajigal. Los intereses de los partidos políticos tampoco están con México. No es nuevo y tampoco sorprende.
En la guerra como en la paz florecen las injusticias y los horrores, es parte de la condición humana, Los espíritus mezquinos, los que hacen su agosto. Dice un viejo dicho español: “Llegaron los sarracenos y nos molieron a palos, Dios está con los malos, cuando son más que los buenos”. Las expectativas no son alentadoras, falta mucho por hacer, por acordar y por pelear, el crimen organizado habrá todavía de diversificarse en secuestro y asalto. Pero esperemos que en algún momento los políticos de nuestra Nación vean por el País y no por sus intereses personales o de grupo.
La relación entre el crimen organizado y otros delitos como secuestro, extorsión y robo ha sido ya muy comentada y como se ha vuelto un circulo vicioso en nuestro país. Pero una cosa es la inseguridad y otra diferente la guerra. Ambas afectan al ciudadano y tendemos a confundirlas, hablemos de la Guerra.
El gobierno hizo un compromiso al inicio de la administración de llevar a cabo una lucha sin cuartel contra el narcotráfico. El mismo Presidente al poner sobre la mesa la estrategia de su administración habló y dejó en claro que habría víctimas inocentes, que habría bajas de ambos lados. Que las cosas no serían fáciles. Aceptáramos o no, esas eran las reglas de su mandato. La lucha ha sido cada vez más sangrienta y ha dejado al descubierto los niveles que alcanza la infiltración del narcotráfico en México; policías, jueces, diputados son las cabezas visibles hoy faltan los narcoperiodistas de los que se ha hablado desde hace más de una década, los narcoempresarios y los narcopolíticos de muy alto nivel. Faltan todas las contrapartes de empresarios y autoridades en los Estados Unidos que han permitido el establecimiento de los cárteles en su país, así como, aquellos que se hacen de la vista gorda con los enormes embarques que pasan anualmente a territorio de los Estados Unidos.
Pero más allá de esos enemigos invisibles y no tan invisibles que existen en la guerra lo más sorprendente es el fuego amigo que recibe a diario el Gobierno de República. En un estado de guerra las instituciones se unen para defender al país. Aquí no, mientras más agua puedan llevar los políticos agoreros de la oposición a su molino, mejor. El país vale puro sorbete. El caso del senador perredista y hermano del Gobernador de Michoacán Leonel Godoy es un buen ejemplo. El PRD lanzó primero a sus huestes en contra del Presidente y el gobierno federal sin investigar, sin cuestionar a su diputado y todo por el infortunado golpe del gobierno federal en el caso del llamado “Michoacanazo” todas las acusaciones del gobierno contra alcaldes de esa entidad sospechosos de tener nexos con el crimen organizado. Ninguno de los implicados los tuvo. Entre los detenidos había alcaldes de las tres principales fuerzas políticas del país. ¿Fue equivocada la acción del gobierno federal? Tal vez, pero no podía adelantar sus acciones en espera que los implicados se fueran a quedar con las manos cruzadas.
Sí los estados donde más presencia del crimen organizado son gobernados por el PRI. Sí el gobernador Priísta de Puebla es un pederasta, y si el Estado de México es un fracaso en cuanto a políticas sociales y de seguridad, que reclaman entonces los diversos actores del PRI al gobierno federal. ¿Dónde están la unidad y la defensa de la Nación? Sus actitudes retadoras y poco nacionalistas, no ayudan en la guerra que se está librando. No debemos olvidar que el inicio del narcotráfico en el país se dio a la sombra de los gobiernos del PRI, si después Fox se hizo de la vista gorda, fue como todo en su sexenio parte del Prozac y foxilandia. Parte de los seis años de indolencia fingida que padecimos.
La señora Isabel Miranda de Wallace, lo dijo en los pasados diálogos por la seguridad, México podría estar peor, podríamos estar como Guatemala donde el crimen organizado reta al Estado.
Hoy es tiempo de unirse para defender al Estado mexicano, el Presidente Calderón de una manera ingenua lo ha dicho en diversas ocasiones: “Los buenos somos más que los malos”. Sin embargo las instituciones, el poder legislativo, el judicial y sobre todo los partidos políticos de oposición, empezando y terminando con el PRI, están llenos de mediocres seres, que encubren los mezquinos intereses que han ante puesto desde hace más de treinta y cinco años a las desgracias que su partido lleva a buena parte de sus gobernados por la corrupción, de ellos vieja amiga.
Es el colmo que hombres como Ulises Ruiz, Mario Marín o Enrique Peña Nieto se atrevan a hablar y a criticar al gobierno federal cuando su contribución a la Nación fue dejar estados más corruptos, más pobres y más inseguros.
La crítica “per se”, no lleva a soluciones, Hoy en día ni a Beatriz, ni a Manlio Fabio, ni a Moreira los he escuchado proponer, mucho menos al pelele de Peña Nieto, no los veo al lado del gobernador de Nuevo León que se la juega a diario contra narcobloqueos y ejecuciones de sus ediles, rodeado por una corrupción vergonzante, ni de Duarte en Chihuahua, que ha sido blanco de amenazas desde que fue electo. Si no quieren aliarse al gobierno federal y al pueblo de México por lo menos deberían estar en los frentes de sus militantes. Tampoco veo a Jesús Ortega, ni al payaso de López Obrador al lado de Torreblanca en Guerrero o salir en ayuda del atribulado Leonel Godoy. No veo a Gustavo Madero cuestionar al gobernador de Morelos, ni existen investigaciones en contra de Estrada Cajigal. Los intereses de los partidos políticos tampoco están con México. No es nuevo y tampoco sorprende.
En la guerra como en la paz florecen las injusticias y los horrores, es parte de la condición humana, Los espíritus mezquinos, los que hacen su agosto. Dice un viejo dicho español: “Llegaron los sarracenos y nos molieron a palos, Dios está con los malos, cuando son más que los buenos”. Las expectativas no son alentadoras, falta mucho por hacer, por acordar y por pelear, el crimen organizado habrá todavía de diversificarse en secuestro y asalto. Pero esperemos que en algún momento los políticos de nuestra Nación vean por el País y no por sus intereses personales o de grupo.
Publicado en blureport.com.mx 17 de Enero 2011
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