¿Por qué cada día se vuelve menos atractiva la
televisión? ¿Llegó acaso el momento de apagarla para siempre?
Armando Enríquez Vázquez
Hacía mucho
que no me permitía ver televisión de cable o abierta y llegué a una conclusión
que aburrido es ver cualquier canal de televisión.
Muchos dirán que esto no es cierto que basta
con ver el número de serie adictos que existen alrededor del mundo, que hay que
ver los ratings que tiene la televisión aún y como todavía crece la inversión publicitaria
en la televisión. Pero más allá de eso, hasta el zapping se ha vuelto una
absurda rutina cuando más del 80% de los contenidos son repetidos y poco
interesantes, finalmente en caso de querer ver de nuevo un programa, gracias a
Dios tenemos ya los DVD y el Internet que nos evitan los cortes comerciales. Acaso, ¿no es un verdadero asesinato de
neuronas el hecho de que los promocionales que pasan en muchas cadenas a muchas
horas a falta de comerciales son lo más repetitivo y poco creativo que hay para
que el espectador trate de ver otro programa del canal?
Hace poco
leía un artículo en el portal bigthink.com en el que el articulista plantea la
idea de que así como una dieta
alimenticia mal balanceada trae problemas de salud y muchas veces una vida más
corta, lo mismo sucede con una “dieta mal balanceada” en la información que
escogemos leer. Yo me atrevería a decir que lo mismo esta pasando con la
televisión. En la cadena alimenticia de nuestro cerebro la televisión abierta,
la televisión por cable o satelital son finalmente versiones de la peor comida
chatarra. En gran parte llenan nuestro tiempo pero al mismo tiempo nos inundan
con una gran cantidad de basura, o sea los comerciales y promocionales que al
final y en el inter nos impiden disfrutar del contenido real que estamos
buscando y que en el peor de los casos hace que a la mitad de un programa
cambiemos totalmente nuestra decisión de que ver gracias a la cantidad de
basura que interpone entre nuestros contenidos.
Se ha
comprobado que el cerebro tiene mayor actividad cuando uno duerme que cuando
uno ve la televisión. Algunos estudios en los años sesenta del siglo pasado
fueron los primeros en demostrar que el efecto que produce la televisión en
nuestro cerebro es el mismo que si nos quedáramos viendo una pared en blanco.
Entonces es válido pensar que no importa cuáles sean los contenidos de los
cortes comerciales, al final son parte de la misma pared blanca y, sí tal vez
existan aquellos a los que no les molesta y ni siquiera cuestionan, la calidad
y veces que se repite la información con la que nos retacan con promocionales y
comerciales. Es cierto es tal vez lo de menos, lo de más es que en interrumpen
el ritmo del programa. Creo que la gran adicción a series se debe a que la
mayoría de los consumidores las podemos encontrar en DVD o en línea. Y podemos
consumir cuantos capítulos nos da la gana sin depender de horarios y ver la
trama cortada por comerciales.
Creo que en
estos momentos la televisión abierta se enfrenta a muchos retos y aquellos que
duermen en su zona de confort no están a la altura de estos cambios. A mediados
del año pasado se calculaba que un poco más de 34% de la población mundial
tiene acceso y utiliza Internet. Conozco
casos en los que a través de las redes sociales de ciertos programas los
patrocinadores han logrado promocionar productos de manera más exitosa que con
el spoteo, El product placement se vuelve importante y se deben diseñar formas
inteligentes para hacer el comercial dentro del programa integrado a la trama,
si las televisoras abiertas quieren vivir minutos extras.
Vale la
pena detenerse antes de volver a encender un televisor y preguntarse; ¿Estoy
dispuesto a perder minutos irrepetibles en mi vida por ver los mismos
comerciales y promocionales de siempre?
Publicado en blureport.com.mx el 10 de Enero de 2012
Imagen: wheatandtares.org
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