Dos maneras de atacar
a las bacterias que parecen sacadas de un libro de horror más que del mundo de
terapias naturales contra ciertos enemigos de la salud.
Armando Enríquez Vázquez
La cada vez mayor resistencia de las bacterias a los antibióticos ha obligado a médicos e
investigadores a buscar y encontrar soluciones naturales, algunas parecen
extraños engendros de una mente retorcida o en el mejor de los casos una broma
pesada, sin embargo son prácticas que dan resultados.
Por ejemplo, desde la antigüedad se han utilizado larvas de
mosca para curar ciertas heridas. Ciertas tribus aborígenes australianas que
así lo hacían y se sabe de un médico hindú de nombre Sushruta que en un tratado
medico escrito 600 años antes de Cristo describió el uso de larvas de mosca
para curar heridas. Ambroise Paré, considerado por muchos como Padre de la
cirugía moderna, en 1557 escribió acerca de los beneficios de ciertos gusanos
en las heridas, y la recuperación casi milagrosa de las heridas infestadas por
lo que en realidad eran larvas de moscas. Siglos más tarde el cirujano y noble
francés; el Barón Dominique Jean Larrey, también escribió acerca de la acción
de las larvas de mosca en las heridas durante la campaña napoleónica en Egipto.
Larrey descubrió que las larvas de, lo que él llamó, mosca azul solo se comían
las partes muertas del tejido de la herida por lo que trato de alentar a los
soldados heridos a permitir que sus heridas se infestaran de larvas, pues
aceleraba el proceso de cicatrización. Durante la Guerra Civil de los Estados
Unidos el médico John Forney Zacharias utilizó larvas de mosca para curar
heridas y pacientes con gangrena. Esporádicamente la técnica se utilizó durante
la segunda guerra mundial y en casos extremos en algunos hospitales de
Occidente. Pero no fue hasta la década de los años 90 cuando gracias a diversos
estudios, se llegó a la conclusión de que este es uno de los métodos más
eficaces para combatir heridas necrosadas, sin la necesidad de procedimientos
quirúrgicos. Esto se debe a qué las larvas se alimentan únicamente del tejido
muerto, por un lado, dejando solo tejido vivo capaz de cicatrizar, por otro,
porque la saliva de las larvas es un excelente antibiótico que impide que las
heridas se infecten, matando a un amplio espectro de bacterias patógenas que
incluyen algunas resistentes a ciertos antibióticos.
Las larvas que se
utilizan hoy para este procedimiento, son larvas esterilizadas de la especie Phaenicia Sericata, la mosca verde que
conocemos, esto por la facilidad que tiene esta larva para vivir en organismos,
a diferencia de las larvas de otras moscas que viven en cadáveres. Cada vez más
instituciones en Estados Unidos y otros países de occidente y oriente, utilizan
esta terapia, sobretodo en pacientes diabéticos, a un costo muy bajo a
diferencia de tratamientos quirúrgicos o los que utilizan antibióticos que no
son siempre efectivos.
Otro problema de la medicina moderna y la resistencia a los
antibióticos que han desarrollado la mayoría de las bacterias y que tiene por consecuencia
el que los científicos estén abocados a descubrir nuevos y más poderosos
antibióticos, es el que presenta el microorganismo llamado Clostridium difficile, que vive en la flora intestinal de
aproximadamente el 3% de los adultos y 66% de los niños. Cuando se administran
antibióticos a una persona, esta bacteria puede llegar a erradicar a las demás
bacterias del bioma intestinal, por su gran resistencia a los antibióticos,
causando problemas de salud que van desde diarrea hasta casos muy graves de
colitis. Así como con inflamación del colon y con la colitis ulcerativa,
llamada colitis seudomembranosa, que puede ser muy peligrosa. La persistencia
de la bacteria en el intestino humano puede llegar a causar una colostomía que
es una intervención quirúrgica, pues puede llegar a causar peritonitis,
septicemia o desgarre de las paredes intestinales, hay algunos estudios que
incluso vinculan a la Clostridium
difficile con cáncer de colon. Uno de los tratamientos que se están utilizando
para atacar a esta bacteria es un procedimiento natural llamado trasplante
fecal, que consiste en implantar a través de enemas o de una sonda nasal una o
varias muestras de flora intestinal de un donante sano. La primera vez que se
utilizó este procedimiento fue en 1958.
Hoy en día la agencia de drogas y alimentos de los Estados
Unidos (FDA) está estudiando dar luz verde al procedimiento, lo que tiene a
muchos preocupados, la intervención burocrática puede retrasar la aplicación de
este procedimiento carente de efectos colaterales y casi gratuito durante meses
y tal vez años en papeleo que se traduce en beneficio para los fabricantes
de los cada vez menos efectivos antibióticos contra la Clostridium difficile, muchos médicos y terapeutas están dando a
conocer este procedimiento a través de Internet.
Esta semana también se dio a conocer que en las arenas de
las playas californianas se acaba de descubrir una nueva bacteria que produce
de manera natural un antibiótico capaz de atacar al Anthrax y a la cada vez más
resistente bacteria MRSA, una sepa de Staphylococccus
aureus resistence a medicamentos
como la meticilina y que pulula por los pasillos de los hospitales. En el
podcast de Scientific American, se
dice que la anthracimina, así se llama la sustancia producida por esta bacteria
es entre 25 y 40 veces más potente que cualquier antibiótico conocido hoy en
día que ataque al anthrax y ha acabado con MRSA, en el 95% de los ratones
infectados para probar la sustancia, aunque falta hacer pruebas en humanos para
saber si es efectivo en nuestro sistema. Claro que ya hay farmacéuticas
tratando de sintetizar la sustancia con ganas de patentarla y venderla al mayor
precio posible, cuando a veces como en los casos de la terapia larvaria y el
trasplante fecal, se puede disminuir los costos y los gastos médicos y
tratamientos en beneficio de los pacientes.
Publicado en blureport.com.mx el 24 de Julio de 2013
Imagen: bbc.co.uk
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