lunes, 3 de marzo de 2014

Borrado en interés de la Nación.





Dentro de toda historia patria existen personajes ortodoxos, otros herejes y que ellos que por buscar la congruencia entre su alma y su actuar son borrados de la fotografía oficial.

Armando Enríquez Vázquez

La historia escriben los ganadores. La primera vez que escuché acerca de Huber Matos fue hacía finales de los 70 o principios de los ochenta, en aquella época creía en las utopías, esas que son sueño de unos y pesadillas de otros, como dijo Bioy Casares.
Su historia me llamó mucho la atención, pero lo que más me llamó la atención en ese entonces fue la maquinación, en una época donde no existía photoshop, ni tecnología digital, para borrar a la persona del comandante Huber Matos de todas las fotografías de la revolución y su nombre de la historia nacional.
La Revolución Cubana se convirtió con el correr de los años en la toma del poder por parte de una figura patriarcal, de esas que tanto abundan en la historia del siglo pasado en América Latina, que terminó por creer que sus medios justificaban el fin y acabando con todos aquellos que alzaban la voz en beneficio de la mayoría.
Ayer, a la edad de 95 años, en la ciudad de Miami murió el comandante Huber Matos, exiliado y a pesar de lo que le hubiera gustado a Fidel sin haber sido una figura clave de oposición, de esa contrarevolución mezquina y de ladridos que sale de la península norteamericana, tras treinta años de haber sido liberado de la prisión.
Huber Matos cómo miles de cubanos en la segunda mitad de los años cincuenta del siglo pasado estaba harto del autoritarismo de Fulgencio Batista, sangriento dictador militar que gobernaba la isla y la vendía a los Estados Unidos. Matos nació en Yara, Cuba el 26 de Noviembre de 1918. La familia de Matos tenía una propiedad que se dedicaba al cultivo del arroz. Matos se convirtió en maestro rural y se unió al Partido Ortodoxo, opuesto a Batista y del que Fidel castro era ya un líder reconocido. A diferencia de los hermanos Castro, llegado el momento Matos se exilió en Costa Rica, no en México. Pero nunca perdió contacto con los líderes de la resistencia, se reunió con Fidel, el Ché Guevara y Camilo Cienfuegos en la Sierra Maestra en 1958, llevando consigo armas, municiones y tropa para deponer a batista. Fidel le otorgó el grado de Comandante y le asignó el mando de la novena columna de los rebeldes que había sido nombrada en honor de Tony Guiteras, uno de los más importantes políticos cubanos de ideas socialistas de inicios del siglo XX y asesinado en 1935.
Con el triunfo de la Revolución Cubana, Matos entró en La Habana junto con Fidel, el Ché, y Camilo Cienfuegos, esta sería una de las fotografías que el gobierno de Castro haría retocar para desaparecer la presencia de Matos en la historiografía de de la Isla.  En un principio Matos fue nombrado Comandante en Jefe de la provincia de Camagüey, ya en julio de 1959 siete meses después de la entrada a La Habana, Matos habló en contra de Fidel y denunció el cariz comunista que estaba tomando la revolución. Matos se reunió con Castro a finales de ese mes y le presentó su renuncia, la que Fidel rechazó y según Matos culpó a su hermano Raúl y al Ché de ser los responsables de las desviaciones marxistas.


En Octubre de ese mismo año Matos renunció por segunda vez, haciendo clara su preocupación, una vez más, por la adopción del sistema comunista por parte de los nuevos líderes cubanos. Castro entonces mandó a Camilo Cienfuegos a detener a Matos. Tras ser aprendido por uno de sus compañeros guerrilleros, Matos fue juzgado y condenado a veinte años de prisión por traidor. A pesar de que las voces de Raúl Castro y el Ché Guevara pedían que fuera ejecutado. Fidel se negó a convertirlo en un mártir, al menos esas fueron sus palabras y aunque ciertas, no dejo de encontrar un aire de cierto cargo de conciencia al juzgar a uno de sus hombres más leales durante los tiempos de la lucha.
Veinte años pasó Matos en la Isla de la Juventud, en el Presidio Modelo, donde había estado preso el mismo Fidel Castro en 1953 tras el asalto al cuartel Moncada. Veinte años de los cuales dieciséis los pasó Matos en aislamiento total. Sólo, siendo amenazado y torturado por sus celadores. Pensando como muchos otros presos políticos y de conciencia en el mundo que jamás volvería a ser libre. Finalmente tras cumplir toda su condena fue libera el 21 de Octubre de 1979.
Cuba era ya en ese momento propiedad de los hermanos Castro y su oligarquía. Cienfuegos murió en un accidente aéreo tras el arresto de Matos, algunos dicen que Fidel se deshizo de él para acusar a Matos de conspiración, otros culpan a Matos y la contra revolución dirigida por los Estados Unidos desde Miami. El Ché abandonó la isla para morir tratando de imponer su sueño bolivariano en Bolivia.
Tras su liberación Matos se reunió en Costa Rica con su mujer y sus hijos y más tarde se trasladó a Miami. Escribió un libro de memorias titulado Cómo llegó la noche.
Al final el temor de Matos se convirtió en realidad y Fidel Castro está más cerca de Stalin que de Lenin.
La ingratitud, la avaricia y soberbia de los hermanos Castro, nunca podrán ser justificadas, por más bien que la población cubana haya recibido tras los años de las dictaduras militares y la depredación de Estados Unidos. La revolución cubana no se hizo solamente desde el Granma, y no la hicieron únicamente los dictadores actuales de la Isla, por más que hayan intentado borrar a Matos y otros revolucionarios de las fotos y de la historia oficial.

Publicado en blureport.com.mx el 28 de febrero de 2014
Imagenes: en.wikipedia.org
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