La gran escritora
mexicana además de sus dos novelas, se dedicó también a la crónica taurina bajo el seudónimo de Pepe
Faroles.
Armando Enríquez
Vázquez.
Porque afortunadamente la literatura no tiene que ser
denuncia social, para eso están los periodistas, ni tampoco hiperrealismo
desgarrado que ya para eso existe la nota roja. En México a lo largo de los
siglos han existido grandes escritoras. Que con su imaginación y su talento nos
han hecho vivir en mundos diferentes. Una de ellas fue Josefina Vicens, su obra
literaria se reduce a dos novelas publicadas en un intervalo de 24 años, pero
fueron suficientes como en el caso de otros escritores nacionales para
convertirla en una de las escritoras fundamentales de nuestra literatura.
Josefina Vicens nació en Villahermosa, Tabasco el 23 de
Noviembre de 1911. Tuvo cuatro hermanas y en alguna entrevista ella se definió
a sí misma como la más mal portada de las cinco, siempre jugando a las canicas,
al balero y soñando con ser un vagabundo, para ella las palabras maternas
siempre fueron; Un día acabarás en la
cárcel. Cosa que no sucedió.
Su primera novela la publico en 1958. El libro vacío. Con ella ganó el Premio Xavier Villaurrutia.
Octavio Paz no tuvo más que elogios para la novela de la tabasqueña que no
volvió a publicar otra novela hasta 1982, Los
años falsos.
La obra de Vicens es modesta en número, que no en calidad,
como la de otros pilares de nuestra literatura. Escribir no le era sencillo a
la autora de las dos novelas y para remarcar el hecho contaba que la última
charla que mantuvo con Juan Rulfo junto a tazas de café. Rulfo le preguntó:
- Oye, Peque, ¿por qué no escribes otro libro?
Peque era como la
llamaban sus conocidos. Puedo imaginar entonces a Vincens, levantar la mirada y
desde la otra orilla de la taza de café responder al autor de Pedro Páramo:
-Oye, Juan, ¿por qué no escribes otro libro.
- Pues sí, ¿verdad?- Respondió Rulfo.
- Pues sí, ¿verdad?- Remató la tabasqueña.
Y de nuevo en el terreno donde la computadora de un tercero
se mete en conversaciones ajenas, me puedo imaginar una sonrisa de complicidad
entre los dos escritores y un escalofrío secreto que recorrió a ambos nada más de
imaginar volver a enfrentarse a ese placer tortuoso y sufrido que para ambos
parece haber representado una hoja de papel en blanco y una historia que contar
en ella.
Pero además de sus dos novelas, la escritora se dedicó a
otros géneros de la escritura para sobrevivir esto es al periodismo y el
guionismo. Escribía una columna política bajo el seudónimo de Diógenes García.
Escribió guiones de cine entre los que destacan: Las señoritas Vivanco, El proceso de las Señoritas Vivanco, ambas
películas estelarizadas por Sara García y Prudencia Griffel la primera basada en un argumento de los también
escritores Elena Garro y Juan de la Cabada. Además ganó dos veces el Ariel al
mejor guión, la primera vez en 1973 por el guión de la película Los Perros de Dios, y en 1975 por Renuncia por motivos de salud.
En alguna ocasión declaró que el guionista debería ser el
director de su propia obra de otra manera esta sufre muchas traiciones, y el
guionista muchas frustraciones.
Fue presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias y Artes
Cinematográficas y vicepresidenta de la Sociedad General de Escritores de
Mexico, entre otros puestos.
Literata de manera autodidacta, siempre le quedó claro que
su oficio estaba por encima de su género: Voy
a decir una cosa y la diré siempre que me pregunten por qué si soy una mujer
mis personajes son masculinos, pues, porque estoy haciendo literatura y hay
literatura buena o mala no hay literatura femenina o masculina.
Declaró en una ocasión y otra vez dijo:
Los
guiones no se escriben ni con las faldas ni con los pantalones, sino con la
inteligencia. Y ésta no tiene sexo. No hay relación ni rivalidad, ni
competencia. Escribo mejores guiones que muchos hombres y muchos hombres
escriben mejores guiones que los míos. Cobro por ellos más que algunos hombres
y algunos hombres cobran por sus guiones más que yo. Es inútil relacionar el
sexo con este trabajo.
Josefina Vicens en la década de mil novecientos
cuarenta escribió también crónica
taurina y editó una revista en la materia que se llamaba Torerías de la cual llego a
ser directora general, para Vicens el toreo era una fiesta metafísica única, en la que campean la vida y la muerte. Sus
crónicas aparecieron también en otra revista llamada Sol y Sombra. Sus colaboraciones iban firmadas bajo el seudónimo de
Pepe Farolas.
Su estilo mordaz y crítico la llevó a verse envuelta en problemas,
en alguna ocasión que escribió en contra de alguna faena de Carlos Arruza. Un
boxeador amigo del torero amenazó con ir a las oficinas de Torerías y golpear a Pepe Farolas. Vicens recibió al púgil y lo
invitó a platicar, tras unos minutos de amable charla, Josefina miró al
peleador y le dijo; Me va usted a disculpar pero tengo una reunión, así que por
favor comience a golpearme. El boxeador sorprendido por las palabras de la
escritora la observó desconcertado, entonces Josefina le explicó que ella era Pepe
Farolas y pues ya que él había amenazado con golpearla, adelante. Sobra decir
que la golpiza no se llevó a cabo.
Su colaboración tenía un estilo en el que fotografiaba el
ambiente alrededor del ruedo, ese que brinda el público desde las gradas, y no,
precisamente, en ese estilo de sociales acerca de quienes se sientan en el
primer tendido de sombra:
-¡El que sea decente
que se calle!
No queremos decirle a
usted el ruido que se armó en la plaza.
Escribió alguna vez en su columna. En esa misma ocasión consignó
que alguien desde las gradas de sol le gritó a Agustín Lara al verlo sin María
Félix:
- Agustín, ¿dónde
dejaste a Doña Bárbara?
Y otro, comprendiendo
la soledad del cadavérico compositor, le dijo:
- ¡Se sufre, hermano,
se sufre!
Me gusta la historia de esta mujer de letras que disfrutó de
su pasión por los toros como enfrento su temor de escribir novelas malas.
Josefina Vicens murió el 22 de Noviembre de 1988 y me
gustaría que sus crónicas taurinas se recuperaran, y poder disfrutar de ellas
tanto como ella de lo hizo de la fiesta.
Publicado en thepinkpoint.com.mx el 23 de mayo de 2013
imagen: red.ilce.edu.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario