Como un signo más de
la incompetencia de nuestro sistema político ahora vendrán las consultas
ciudadanas. Tristemente más demagogia y nada de resultados.
Armando Enríquez Vázquez
Hace ya unos meses que los partidos de izquierda se dieron a
la tarea de promover la idea de que una consulta popular es la única forma de
acabar con la recién aprobada reforma energética. En lugar de haber defendido
en su momento y desde la tribuna los supuestos bienes de todos los mexicanos,
utilizando las tribunas de las cámaras de diputados o de senadores, dónde de
manera vergonzosa hubo legisladores de izquierda que parecieron de la más
reaccionaria derecha a la hora de votar, la izquierda mexicana se contentó con
la idea de más tarde lo arreglamos y la verdad es que una vez aprobada la
reforma será casi imposible echarla para atrás.
Pero la idea de la consulta ciudadana y del referéndum aparecieron
de nuevo y a pesar de un intento por darles forma por medio de otra de las
reformas; la política. La verdad es que a todos los legisladores les valió un
comino. La reforma política donde nada que atente contra el corrupto sistema de
partidos que tenemos en México puede ser aceptado de manera transparente y
sencilla puso a estas figuras de participación ciudadana en un curioso estatus
en el que antes de poder llevarse a cabo debe ser validada por las firmas de
los ciudadanos. Fueron más las trabas que los legisladores aprobaron para poder
llevar a cabo estos mecanismos de opinión y acción, que la certeza de que se
podrán llevar a cabo y mucho más que sus resultados serán tomados en cuenta por
los poderes que teóricamente conforman el gobierno de nuestro país.
La idea del PRD y Morena sobre la consulta ciudadana acerca
de la reforma energética, se vió acompañada por la propuesta del PAN para
preguntar a los mexicanos acerca del salario mínimo ese que Miguel Ángel
Mancera quiere elevar en lo que sólo parece algo sensato y que sin embargo es
la forma de desviar la mirada sobre el mal gobierno que ha ejercido el
perredista en la capital del país, fomentando la corrupción y los atropellos en
todos los ámbitos del gobierno de la Ciudad.
Lo interesante será ¿qué tiene que preguntar el PAN acerca del salario
mínimo después de que durante doce años, se encargaron de controlar de una
manera que no hicieron con la inflación?
Dentro de este demagógico: 100 millones de mexicanos dijeron faltaba el PRI. Finalmente, la
semana pasada, se unió a la tarea de proponer una encuesta a los votantes del
año entrante, envuelta en formato de consulta popular: ¿Estamos los mexicanos
de acuerdo con los legisladores plurinominales?
Esta pregunta que desde hace muchos años han puesto sobre la
mesa diferentes actores de la vida nacional, es igual de trivial y sesgada que
las que pretenden hacer los partidos de oposición. Sin saber si los magistrados
de la Suprema Corte de la Nación aprobaran que se lleve a cabo esta consulta,
todos conocemos los resultados a las preguntas. Como también sabemos a cuál
harán caso los legisladores y el gobierno federal y cuáles serán ignoradas.
Claro que en este asunto de partidos que hacen como que se
preocupan por la opinión de sus gobernados nos falta saber si Nueva Alianza o
el Partido Verde propondrán una pregunta en la consulta o si los recién
llegados Partido Humanista y Encuentro Social se estrenaran en la democracia
haciendo sentir a la gente que les importa lo que opinan, o lo que quieren.
Para ello sería bueno plantear preguntas, qué como en el
caso de los partidos que ya lo han hecho sean tan obvias que no haya manera de
obtener una respuesta negativa.
Podemos empezar por preguntar ¿si los mexicanos queremos que
se elimine el fuero a los legisladores locales y federales con el cual se han
pertrechado para cometer todo tipo de tropelías y corruptelas desde hace más de
90 años?
Otra pregunta que podrían hacer algunos de estos partidos
políticos es ¿sí los mexicanos estamos de acuerdo con el exagerado
financiamiento público a los partidos políticos y el desorbitado gasto de las
campañas políticas?
¿Estamos de acuerdo con los sueldos de los legisladores y el
número de días que trabajan?
Otra más podría ser si aprobamos el gasto desmedido que en
materia de propaganda y promoción llevan a cabo los gobiernos federal y
estatales, los partidos políticos y organismos del gobierno con recursos
públicos.
¿Si estamos de acuerdo con la manera ventajosa que los
legisladores aprobaron las candidaturas independientes, asegurándose de manera
católica que primero pase un camello por el ojo de una aguja que la candidatura
de un mexicano sin partido a las elecciones?
¿Creemos pertinente investigar y en su caso proceder de
manera legal en contra de los líderes sindicales que han traicionado a lo largo
de casi un siglo a la Revolución, enriqueciéndose de manera insultante con los
recursos de los trabajadores y de los mexicanos?
¿Preguntas?, Perogrullo tendría mil para que los partidos
políticos sigan demagógicamente haciéndonos creer que la democracia en México
es participativa.
No sería más importante formular preguntas abiertas a partir de las cuales se detectara donde los
mexicanos creemos que debe poner el gobierno la inversión. Qué pensamos de sus
políticas de desarrollo urbano y rural. Qué podemos proponer.
Lo
importante en esta ocasión no son las preguntas, es lo que sucederá si se lleva
a cabo la consulta popular y que perspectivas reales abre en la vida ciudadana
de México. Lo importante será que lo que respondan los mexicanos sea tomado en
cuenta para elaborar políticas de estado y no como estrategias políticas o
demagogia pura para poder seguir Jodiendo
a México como marca la ingeniosa campaña propagandística del gobierno
federal y sus pelotitas tricolores.publicado en blureport.com.mx el 26 de Agosto de 2014
Imagen: sinembargo.mx
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