La semana pasada la OCDE reconoció las desigualdades existentes entre el Norte y el Sur del país y calificó de mediocre las estrategias del gobierno para combatir la pobreza.
Armando Enríquez Vázquez.
En México no basta con unificar el salario mínimo en todo el
país. Este hecho es simple y llana demagogia de un gobierno que hace un año
respondió de manera agresiva e intransigente en contra de la propuesta del jefe
de gobierno de la Ciudad de México ante el llamado a hacer un incremento
sustantivo al salario mínimo en nuestro país. Sobra decir que los voraces empresarios
del país secundaron al Secretario del Trabajo y otros funcionarios que sin
siquiera meditar sobre el tema descalificaron a Miguel Ángel Mancera.
El actual salario mínimo en México es un magro estipendio
que en los últimos 25 años ha visto su poder adquisitivo disminuido en más de
un 75%. Cuando el gobierno presentó este último proyectos de presupuesto
federal al que llama base cero y con el cual según el presidente, el gobierno
será el afectado por primera vez en los últimos sexenios y no los ciudadanos,
no se nos ha explicado de cuanto se prevé que sea el aumento del salario
mínimo. Porque una cosa es clara; sí, como anualmente este aumento va a ser
calculado en base a la inflación, una vez más el perdedor es el pueblo, ese que
a pesar de los programas sociales del gobierno ha visto crecer el número de
pobres en este sexenio en más de dos millones de mexicanos. Un gobierno en
pleno siglo XXI que no tiene empacho en promover y cobijar la esclavitud como
la que quedó al descubierto en San Quintín, Baja California en abril de este
año, caso que un principio causo desdén y represión por parte del gobernador
panista de la entidad y de Alfonso Navarrete Prida secretario del trabajo y
previsión social de la federación. Un gobierno más preocupado por vender la
imagen al exterior que en el bienestar y la seguridad de los ciudadanos. Por
que la verdad ya chole con la cantaleta de los recibos del teléfono y la luz,
cuando ha diario desaparecen hombres y mujeres de sus hogares y su fotos
promovidas por las secretaria de gobernación están en estaciones del metro, en
el metrobús y en los canales de televisión y estaciones de radio, como si eso
los fuera a regresar a sus casas. Por que ya chole con las reformas cuando por
otro lado se permite la fuga de reos y no me refiero al Chapo, sino a Caro
Quintero y otros que bajo el cobijo de las leyes y los gobiernos se fugan “de
manera legal” de las cárceles del país.
La semana pasada la OCDE reconoció las desigualdades
existentes entre el Norte y el Sur del país y calificó de mediocre las
estrategias del gobierno para combatir la pobreza. La organización dejó esto en
claro al presentar su informe Midiendo el
bienestar en los estados mexicanos. La OCDE apunta que además del combate a
la pobreza, el dar una mejor educación otro de los objetivos del gobierno debe
ser la creación de empleos de calidad.
Las intenciones del gobierno al crear zonas especiales para
la inversión y el desarrollo sólo muestra que el federalismo que tanto promueve
el sistema político mexicano no existe. No se puede a partir del centralismo de
siempre, donde los caprichos, contubernios y transas del presidente y los
funcionarios federales ordenan donde se ha de invertir como un simple designio
que nadie puede cuestionar hacer que el país crezca. El sureste de México es
pobre y marginado porque así lo han decidido sus gobernantes al privilegiar la
corrupción y las dádivas, y así lo han permitido sus habitantes por
conveniencia o ignorancia.
En un sexenio donde a pesar de los razones estúpidas
argumentadas por los líderes empresariales como Gerardo Gutiérrez Candiani,
presidente del Consejo Coordinador Empresarial, un verdadero sofista, en contra
de un aumento digno al salario mínimo, creo que ha llegado el momento de que
sean los empresarios los que hagan el sacrificio que la nación y sus conciudadanos
requieren de ellos para que todos ganemos y tengamos una patria de justicia y
sin pobreza. Me queda muy claro que una empresa o un negocio necesitan obtener ganancias
para el dueño, pero no de la forma en que se hace hoy en día donde muchas veces
el trabajador es tratado como simple ganado.
También me queda claro que a través de los sindicatos se
cobija en muchas ocasiones a trabajadores capaces de acabar con la empresa en
la que laboran por su actitud indolente, por su falta de capacidad, por su
desinterés en ser mejores. Empeñados en acusar al dueño de todas sus
desgracias.
Los culpables no son sólo los empresarios, en la ecuación
entramos todos. Se deben fomentar las alianzas entre los empresarios,
trabajadores sindicalizados y de confianza que beneficien a todos.
Desde hace unos meses uno de los hombres más ricos del mundo
y el empresario más importante de nuestro país, Carlos Slim, ha venido
proponiendo la creación de una jornada laboral de 3 días o de 33 horas, lo cual
a principio puede sonar descabellado en un país que tiene graves problemas en
su productividad y pésimas relaciones entre las partes gerenciales y
administrativas de las empresas y los trabajadores. Yo no sé de economía pero
en realidad una jornada laboral así creo que puede solucionar problemas
importantes en el sistema laboral y en la sociedad. Abre la posibilidad al
trabajador a contratarse en otra jornada similar en otra empresa, lo que le
genera beneficios sin los actuales sacrificios que hacen muchos trabajadores
que tienen dos y hasta tres empleos. Los empresarios por su parte al tener el
doble de la fuerza laboral pueden impulsar una mayor productividad en sus
empresas. Si bien es cierto que también genera el doble de gastos para el
empresario, al tener el trabajador doble sueldo su capacidad de gasto es mayor,
lo que debe verse reflejado tanto en el consumo como en el ahorro, atacando
partes claves de salud económica del país. Entonces lo trabajadores no
dependerían de las nuevas tiendas de rayas que son las tarjetas de crédito y
las campañas maliciosas como El Buen Fin.
Todos queremos mejores condiciones de vida, lo que no
podemos permitir es que desde las mismas ideas de siempre y los mismos
intereses creados desde las cúpulas empresariales y el gobierno ofrezcan las
mismas soluciones pensando en resultados diferentes a los que conocemos. Decía
Albert Einstein que la demencia consiste en hacer una cosa una y otra vez
esperando resultados diferentes, y demente es precisamente lo que pretende el
gobierno de Peña Nieto.
publicado en blureport.com.mx el 19 de octubre de 2015
imagen DeathtoStock
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