Un judío bohemio
llegó a Nueva York con el sueño de todo migrante; construir un mejor futuro, la
marca que él creo es una de las más importantes entre los relojeros.
Armando Enríquez
Vázquez.
En 1941 las pantallas de la recién estrenada televisión
transmitieron su primer comercial en Estados Unidos. Se trató de una sencilla
producción de 10 segundos de duración y cuya transmisión costó 9 dólares;
cuatro por el tiempo aire y cinco de la comisión de la cadena de televisión. En
el área metropolitana de Nueva York existían en ese momento tan solo cuatro mil
televisores. Ya desde entonces se vislumbraba que los mejores espacios para
anunciarse estaban en las transmisiones deportivas aquel primero de julio, los
Dodgers, en ese entonces la franquicia tenía su sede en Brooklyn, enfrentaron a
los Phillies de Filadelfia. El anunciante fue una marca de relojes
estadounidenses: Bulova. El texto muy simple: Estados Unidos se rige por el tiempo de Bulova.
Noventa años antes, en 1851, el fundador de la empresa
Joseph Bulova nació en Luony, Bohemia, hoy parte de la República Checa. En
1875, emigrado en Nueva York, fundó una empresa dedicada a la joyería y
manufactura de relojes. Con el tiempo la empresa creció y en 1911 ya era líder
en la venta de relojes de gabinete y para mesa. Al año siguiente la empresa inauguró
la primera fábrica para piezas y ensamblaje de relojes, en Bienne, Suiza. Una
de las enseñanzas que Bulova tuvo tras la I Guerra Mundial, fue que el reloj de
pulsera era más práctico que el de bolsillo para los hombres, por lo que en
1919 Bulova puso a la venta el primer catálogo de relojes finos de pulsera para
caballeros.
El arte de la relojería implica la creación de diminutos
engranajes que permiten a los relojes funcionar de manera perfecta, tratando de
mantener un ritmo y evitar un desgaste de las piezas para que el tiempo que
marca el reloj sea lo más preciso posible con el paso de los años de uso.
Joseph Bulova fue un hombre obsesionado no solo por la
perfección de sus relojes, sino porque estos fueran lo más exactos posibles en
la medición del tiempo. En 1920, las oficinas generales de Bulova se
trasladaron a un rascacielos de Manhattan, donde Joseph Bulova mandó construir
el primer observatorio estelar situado en la cima de un edificio de este tipo.
En este observatorio un grupo de matemáticos se encargaba de medir el tiempo y
transmitir de manera electrónica sus resultados a los talleres de la empresa
relojera situados metros abajo, con tal de que los artesanos relojeros sincronizaran
los relojes en un tiempo estándar.
En 1923, la empresa adoptó el nombre de Bulova Watch Company
Inc. Joseph Bulova desarrolló entonces un sistema en el que las piezas de sus
relojes resultaban exactamente iguales, lo que permitía el reemplazo de las
mismas en caso de fallas en el mecanismo de reloj con el paso del tiempo,
revolucionando la industria. En 1924, Bulova presentó su primer catálogo de
relojes de pulsera para damas con diamantes en algunas de las piezas, ese mismo
año el entonces presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, obsequió al
entrenador y jugador de los Senadores de Washington un reloj diseñado por
Bulova para la ocasión.
A pesar de haber sido una marca que comenzó a cotizar en la
bolsa de valores neoyorquina un año antes de la gran crisis financiera, Bulova
supo sobreponerse a la catástrofe financiera al ofrecer a sus distribuidores planes
de pagos para los compradores. La obsesión de Joseph Bulova por la medición del
tiempo, y por crear mecanismos relacionados con él, se la transmitió a su hijo
Arde quien encabezó la empresa a la muerte de su padre, hecho ocurrido el 18 de
noviembre de 1935, esta obsesión de los Bulova llevó a la marca a desarrollar
instrumentos como cámaras de phototimer, mecanismos más precisos que las
cámaras de photo-finish. Durante la II Guerra Mundial Bulova trabajo de la mano
con el departamento de defensa de Estados Unidos para desarrollar mecanismos de
precisión para lanzamiento de torpedos, relojes militares y piezas de precisión
para los aviones norteamericanos entre otros. En 1960, la NASA pidió a Bulova
desarrollar mecanismos de medición de tiempo para las misiones espaciales,
estos mecanismos operaban con una de las grandes innovaciones de la empresa, un
sistema conocido como Accutron. Bulova acompañó a los astronautas
norteamericanos incluso durante la primera caminata lunar.
En 1952, en las instalaciones de Suiza de la empresa, el
ingeniero Max Hetzel, que se había integrado a la empresa dos años antes,
desarrolló un reloj electrónico, otras empresas como Elgin y Hamilton se
proclamaron como los creadores de este tipo de reloj, aunque de acuerdo con
Hetzel los relojes desarrollados por ambas empresas aún dependían de un sistema
mecánico que era accionado por una pequeña batería. Lo que fue un parteaguas en
la historia de la relojería en el mundo, fue la inclusión de transistores en
los relojes de Bulova. Los relojes Bulova Accutron prometían un retraso de dos
segundos diarios, equivalentes a un minuto mensual, una exactitud desconocida
hasta ese momento. La producción comercial de los relojes electrónicos de
Bulova y su venta iniciaron en 1960, Arde había muerto dos años antes y la
empresa era dirigida entonces por un ex general de la II Guerra Mundial de
nombre Omar Bradley.
Otra de las grandes aportaciones de Bulova a la relojería
fue la fundación en 1945 de la escuela de relojería Joseph Bulova, en ella Arde
vio una manera de ayudar a soldados discapacitados de la II Guerra Mundial. Las
instalaciones de la escuela fueron en su momento un ejemplo para todos aquellos
que deseaban incluir a discapacitados en su servicio. La escuela formó a
excelentes relojeros que encontraron empleo a lo largo y ancho de estados
unidos en joyerías, incluso en marcas tan importantes como Tiffany & Co.
La incursión en televisión no fue la única acción
publicitaria con visión de la marca. En 1926, Bulova ya había incursionado en
los medios y la publicidad cuando produjo también el primer comercial de radio
en Estados Unidos: Cuando suene el tono
serán las ocho de la noche Bulova. Tiempo Bulova. Bulova fue una marca
consciente de la importancia de la publicidad para su éxito y se dice que fue
la primera marca relojera en gastar más de un millón de dólares en un año
únicamente en publicidad. También de acuerdo con un estudio en 1955, una
empresa independiente de medición en consumo de medios aseguró que la
publicidad de Bulova superaba de manera importante la cantidad de impactos
entre los norteamericanos que veían publicidad de Bulova más que de cualquier
otra empresa en el mundo.
Hoy Bulova es parte del corporativo de Citizen, el más
grande grupo relojero del mundo.
publicado en thepoint.com.mx el 18 de enero de 2016
Imagenes bulova.com
ebay.com
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