Detrás de dos marcas
emblemáticas en los chocolates norteamericanos y de una polémica coincidencia
se encuentra el trabajo del hijo de un migrante alemán.
Armando Enríquez
Vázquez
Entre las marcas más simbólicas de chocolate norteamericano
se encuentran los Butterfinger y los Baby Ruth. La historia de ambos
chocolates se une en la del creador de la empresa que los inventó: Otto Young Schnering
y su empresa la Curtiss Candy Company.
El chocolatero nació el 9 de octubre de 1891 en la ciudad de
Chicago. Descendiente un migrante alemán y una aristócrata estadounidense; Julius
Schenring, su padre, tras participar en la Guerra de Secesión en Estados Unidos
como tambor de uno de los regimientos de Pensilvania, se estableció en la
ciudad de los vientos donde conoció, trabajó e hizo sociedad con un hombre
llamado Otto Young vendiendo joyería. En honor a su socio nombró a su hijo. Su
madre se llamaba Helen Elizabeth Curtiss y era originaria de Vermont.
Schnering estudió filosofía en la Universidad de Chicago y
comenzó a trabajar en una empresa dedicada a la venta de pianos, esta empresa
fue comprada Sears, Roebuck Co. y Schnering quedó desempleado, gracias a un
consejo encontró un remate de maquinaria para la fabricación de dulces, así fue
como Otto entró en el negocio de la fabricación de dulces. En 1916, fundó
Curtiss Candy Company. Otto utilizó el apellido de soltera de su madre, para
evitar el apellido alemán que podría provocar animadversión en contra de la
empresa por la I Guerra Mundial.
En ese momento Hershey’s el único fabricante de barras de
chocolate, la I Guerra Mundial posicionó la barra de chocolate como un alimento
que proveía al consumidor de energía al mismo tiempo que era nutritivo, Milton
Hershey se hizo millonario con su barra en la guerra y desató la competencia en
un producto que hasta ese momento no le interesaba a nadie.
En Chicago surgieron tres de las empresas más importantes en
el ramo; Mars, creadora de Sneakers,
Milky Way y Three Musketeers, The Williamson Company responsable de la barra Oh
Henry! y Curtiss Candy Company con sus dos barras que hoy en día siguen a la
venta: Baby Ruth y Butterfinger.
Baby Ruth se llamó en un principio Kandy Kake pero en 1919 y
tratando de ganar la batalla entre las diferentes empresas dedicadas a las barras
de chocolate Otto relanzó la barra con el nombre de Baby Ruth y le puso un
precio de 5 centavos de dólar lo que la hacia la mitad de barata que todas las
barras de chocolate de la competencia. Baby Ruth se convirtió en un éxito, no
sólo gracias al precio sino a dos factores importantes de mercadotecnia; el
nombre y las campañas de publicidad.
El nombre fue desde el momento de la salida al mercado del
producto y hasta la fecha una historia polémica. Baby Ruth es una alusión
directa al nombre de uno de los más importantes jugadores de baseball en toda
la historia del deporte; Babe Ruth. Aunque se dice que Curtiss Candy estaba
interesada en que el chocolate llevara el nombre del jonronero, la anécdota
cuenta que él pidió más dinero del que Otto Schnering era capaz de ofrecerle y
entonces la marca de la barra quedó en Baby Ruth. La empresa argumentó en ese
entonces y lo hace aún hoy en día que el chocolate fue nombrado así en honor de
la hija muerta del Presidente de Estados Unidos Grover Cleveland, Ruth
Cleveland, quién de bebé habitó la Casa Blanca volviéndose en ese entonces la
niña más querida de Estados Unidos y quien murió de difteria a la edad de doce
años. Otto Schnering decía que el nombre era parte de honrar a una niña que
había sido importante para la nación americana y que había nacido seis días
antes que el propio Otto. Cuando salió a la venta el chocolate, Ruth no era aún
la gran estrella que llegaría a ser.
Así de sencilla fue la explicación ante los medios y los
tribunales cuando años después, en 1928, el beisbolista sacó su propia marca la
Barra Babe Ruth y fue demandado por Curtiss Candy por utilizar el nombre Ruth para un producto
similar a la de la empresa de Otto Schnering. Curtiss Candy ganó la demanda y
puso un enorme cartel anunciando Baby Ruth enfrente de los jardines del estadio
Wrigley’s, en el supuesto lugar en que Babe Ruth había colocado un legendario
jonrón que abandonó el estadio. Este espectacular se mantuvo en ese lugar por
más de cuatro décadas.
Las campañas publicitarias no solo se limitaron a poner
anuncios del chocolate en paredes revistas y diarios, sino que Otto Schneering
recorrió Estados Unidos regalando muestras de Baby Ruth y en uno de los primeros
actos de BTL lanzó en las principales ciudades de Estados Unidos miles de
barras de chocolate Baby Ruth desde aviones, cada barra llevaba un pequeño
paracaídas. El piloto del avión de Baby Ruth a veces seleccionaba a diferentes
personas para que lo acompañaran en su misión. En una ocasión en Miami
seleccionó al hijo del mayor distribuidor de la barra de chocolate en el sur
del estado de Florida, un muchacho de doce años llamado Paul Tibbets, que
veinte años después en lugar de chocolates y al mando del Enola Gay, habría de dejar caer la bomba atómica sobre la población
de Hiroshima.
En 1923, Curtiss Candy lanzó una nueva barra al mercado, que
consistía en un relleno acaramelado y crujiente de mantequilla de cacahuate
cubierto de chocolate, en esta ocasión Otto Schnering decidió poner el nombre
del producto a concurso, como parte de su estrategia publicitaria. El ganador
fue el nombre Butterfinger, una palabra que estaba muy en uso en la época y
servía para describir a deportistas que eran incapaces de atrapar balones o
pelotas. La persona que envío el nombre se calificaba a sí mismo como torpe.
Schnering utilizó las mismas estrategias de venta y
promoción del producto que había utilizado con Baby Ruth. Otra de las
estrategias utilizadas por Schnering fue crear productos alternos como helado o
chicles con el nombre de sus dos principales marcas, para posicionar bien el
nombre.
Otto Schnering fue uno de los empresarios más exitosos de su
época, compitiendo de tú a tú con Milton Hershey y la familia Mars. Otto Y. Schnering,
al igual que Milton Hershey creía en dar a sus empleados un buen trato y
hacerlos parte de una familia más que de una empresa, en una época Curtiss
Candy fue la empresa con los mejores sueldos para hombres y mujeres en la industria
norteamericana del chocolate y Otto Schnering se enorgullecía de serlo. Schnering,
además, incursionó en otros negocios de tipo agrícola.
Otto Schering murió de un infarto en 1953, dejando un legado
en la industria confitera de Estados Unidos y dos marcas que lo han sobrevivido
a él y a su empresa.
En 1964 la empresa fue vendida a una empresa llamada Standard
Brands. En 1981 esta empresa fue adquirida por Nabisco junto con las dos marcas,
algo curioso es que durante la fusión de las empresas las recetas originales
tanto de Baby Ruth, como de Butterfinger se perdieron, por lo que se dice que
se formularon mezclas similares, pero no exactas que son las que conocemos hoy
en día. En 1990 ambas marcas fueron compradas por Nestlé.
En
2006 Baby Ruth se convirtió el chocolate oficial de la MLB, la más importante
liga de baseball del mundo.publicado en thepoint.com.mx el 24 de febrero de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario