Olvidadas por muchos
historiadores y cronistas, las mujeres que lucharon codo a codo con Vicente
Guerrero, Morelos o actuaron por su cuenta para crear México, no fueron pocas.
Armando Enríquez
Vázquez.
Nunca dejará de sorprenderme la cantidad de mujeres que se
sumaron a la causa independentista, como en el caso de la Revolución cien años
después, estas heroínas nacionales han sido relegadas por los androcentristas
historiadores del país al papel de viles soldaderas, prostitutas o desamparadas
que no tenían otra opción que refugiarse bajo las armas y las sábanas de
diferentes guerrilleros y combatientes por la independencia o el cambio social
a principios del siglo XX. El año pasado presente a unas cuantas de ellas y este
año estando en el mes patrio pretendo hablar de otras tantas.
Gracias a excepcionales escritores como José Joaquín
Fernández de Lizardi, el Pensador Mexicano, y algunos otros del pasado y el
presente, los nombres de algunas de estas valientes y patriotas mujeres han
logrado sobrevivir.
Por ejemplo, María Fermina Rivera, quien nació en el poblado
de Tlaltizapán en lo que es hoy el estado de Morelos, pero que en los tiempos
previos a la Independencia formaba parte aun del Marquesado del Valle de
Oaxaca. Aparte de este hecho se sabe que María Fermina se casó con un militar
insurgente, de nombre José María Rivera que en el ejército de Vicente Guerrero
era coronel de caballería. José María Rivera murió en una batalla y María
Fermina continuó luchando con la insurgencia al lado de Guerrero y sus hombres.
Al par que ellos, sufrió el hambre y las penas que la guerra de guerrillas
impuso al líder de la revuelta. En 1821, peleando codo a codo en la toma de
Chichihualco murió alcanzada por las balas realistas.
Así también, el autor de El
periquillo sarniento y periodista consigna en los folletos de los años
1824-1827 recopilados y publicados por la UNAM, la existencia de la llamada
Heroína de Huichapan; Altagracia Mercado. Altagracia Mercado de acuerdo a otras
fuentes fue amante de un guerrillero insurgente de la zona de Huichapan en lo
que es hoy el estado de Hidalgo. Seguidora de las ideas independentista
Altagracia que poseía dinero, formó un grupo armado que durante algún tiempo al
inicio de la gesta por la Independencia fue un dolor de cabeza para los
realistas de la zona. De acuerdo con la leyenda en el enfrentamiento que acabó
con las fuerzas de Altagracia, el 27 de octubre de 1819, sólo ella quedó al
final con vida enfrentando a los realistas, cosa que le valió el reconocimiento
de las tropas enemigas que la capturaron viva y en lugar de fusilarla como era
la orden, Altagracia fue enviada como prisionera a la Ciudad de México en donde
cumplió una sentencia de 4 años de trabajos forzados. Después Altagracia desaparece
de la historia.
Otra mujer mencionada por diferentes fuentes y cuya
biografía completa es desconocida es María Petra Teruel de Velasco, de acuerdo
con José C. Valadés, en su libro Orígenes
de la República Mexicana: la aurora constitucional, había dos tertulias
importantes en la Ciudad de México tras la Guerra de Independencia, una en la
casa de María Ignacia La Güera
Rodríguez, en ella se daban cita los ex simpatizantes de la corona española que
se habían convertido a la causa de Iturbide. La otra tertulia se llevaba a cabo
en la casa de María Petra Teruel de Velasco. En la casa de esta dama se
encontraban regularmente ex combatientes de la Independencia, por razones que
parecen ser consecuencia natural de la actividad de esta mujer durante los años
del conflicto armado.
María Petra Teruel de Velasco se distinguió en los años de
la lucha por la independencia por ocultar a fugitivos insurgentes, así como
velar por el bienestar de aquellos que caían presos de las fuerzas realistas.
Amiga de Leona Vicario, esta mujer de la aristocracia novohispana, casada con
un hacendado, no corrió la suerte de su amiga en el panteón de los forjadores
de la patria, desconocemos otros datos de su vida y sólo queda el sobrenombre
con el que se le reconoce su labor en favor de la causa mexicana; Ángel protector de los insurgentes.
Prisca Marquina Ocampo fue una de las tantas mujeres que
luchó a lo largo de la tierra caliente de lo que es hoy el estado de Guerrero.
Originaria del pueblo de Tepecoacuilco, se casó con un hombre que luchaba bajo
las órdenes de Valerio Trujano, llamado Pedro Pineda. Prisca combatió contra
los realistas en el sitio de Huajapan que duró tres meses, hasta que Morelos
liberó el poblado. Al enterarse de la prisión de Morelos, Prisca se encargó de
visitar y llevar alimentos al caudillo insurgente, lo que a la larga le valió
ser enjuiciada por sedición en la Ciudad de México.
Existen registros de mujeres que por el simple hecho de
alentar a los insurgentes o promover las ideas y no las armas fueron ejecutadas
por las fuerzas realistas; Anna Villegas en la zona de Tuxpan, de quien se sabe
fue ejecutada el 30 de julio de 1811, por promover la revuelta entre los
habitantes y comunidades indígenas de la región. Lo mismo sucedió con Carmen Camacho quien fue
fusilada en diciembre de 1811 en Acámbaro, Guanajuato por instigar a las tropas
realistas a pasarse al bando insurgente, entre otras.
En una próxima columna hablaré de otras de valientes mujeres
que nos dieron patria.
publicado en mamaejecutiva.net el 5 de septiembre de 2016
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