Tiene un lugar
especial en la arqueología nacional, pero además fue maestra, pedagoga,
activista y mujer de ideales que vivió a lo largo del siglo pasado.
Armando Enríquez
Vázquez
El año es 1949, el lugar es un pequeño poblado del estado de
Guerrero llamado Ixcateopan, cercano a Taxco, se encontraron los fragmentos de
dos textos que rápidamente los guerrerenses atribuyeron a fray Toribio de
Benavente conocido como Motolinía, quien fue uno de los sacerdotes que habrían
de convertirse en los historiadores del México prehispánico, con fuentes
primarias. La prensa nacional comenzó a hacer un suceso del hecho y una mujer
que tenía ciertos estudios de arqueología, pero era una gran maestra, pedagoga
e historiografa, entusiasmada viajó al poblado para comprobar el hallazgo.
Eulalia Guzmán estaba por enfrentar un momento que la borraría de la historia
nacional y minimizó sus aportaciones a la cultura mexicana.
Eulalia Guzmán desmintió a los habitantes acerca del origen
y antigüedad de los manuscritos, pero admitió que podía tratarse de
transcripciones de textos de Motolinía conservados por la tradición oral del
pueblo.
En los manuscritos se decía que bajo el altar de la iglesia
de Ixcateopan se encontraban enterrados los restos de Cuauhtémoc el último
emperador azteca. El gobierno federal decidió emprender la excavación y puso al
frente de la misma a Eulalia Guzmán. El 25 de septiembre de 1949, Eulalia
Guzmán declaró haber encontrado los restos del último emperador azteca.
Inmediatamente los expertos del INAH llegaron a estudiar los restos,
concluyeron que los restos pertenecían a diferentes individuos, incluida una
mujer y dos niños, por lo que el hecho de que los restos fueran los de
Cuauhtémoc fue de descartada y el trabajo, las declaraciones de Eulalia fueron
descalificadas por todo mundo. Durante el resto de su vida la arqueóloga
mantuvo su posición en cuanto al descubrimiento y su profesionalismo en el
manejo de los huesos, pero nunca dejó de ser cuestionada, incluso se la
calificó como fanática y loca.
Detrás de la vituperada mujer, se encuentra la historia de
una mujer que luchó desde diferentes frentes por los derechos sociales de los
mexicanos, en el campo educativo y también en campos políticos. Eulalia Guzmán
nació el 12 de febrero de 1890 en San Pedro Piedra Gorda en el estado de
Zacatecas. En 1898 la familia se mudó a la Ciudad de México y en 1906 a los
dieciséis años, Eulalia Guzmán formaba ya parte de un club feminista que
buscaba el sufragio para la mujer. Eulalia estudió para maestra y se recibió en
1910, fue cercana a la familia del presidente Francisco I. Madero y se dice que
intercedió por el presidente ante el asesino Victoriano Huerta. Venustiano
Carranza en 1914 la comisionó a estudiar y aprender nuevos métodos de enseñanza
en Estados Unidos. Cercana a José Vasconcelos, en la década de los años veinte
y siendo este último rector de la Universidad Nacional, Eulalia Guzmán fue la
representante de nuestro país en el Primer Congreso Panamericano de Mujeres.
Durante esos años Eulalia ocupó diferentes cargos en el sistema
educativo mexicano y publicó libros importantes para la pedagogía nacional como
La escuela nueva o de acción.
Ya en 1913 la arqueología había llamado la atención de la
joven y en ese año tomó un curso que impartió el antropólogo estadounidense
Franz Boas en nuestro país. En 1930, retomó su gusto por la materia y estudió
una maestría en filosofía. En la facultad conoció a Alfonso Caso quien la
invitó a visitar las excavaciones que bajo su mando se estaban llevando en el
sitio arqueológico de Monte Albán. A pesar de su interés por los sitios
arqueológicos se puede decir que una de las grandes aportaciones que hizo
Guzmán fue en el campo de la historiografía, viajando por Europa, consultando
documentos de la conquista y sacando de los sótanos de las bibliotecas códices
prehispánicos olvidados por los europeos.
Entre 1936 y 1940 Eulalia visitó bibliotecas en Berlín,
Londres, Oxford, Viena, Milán, Bolonia, Florencia, Bruselas entre otras
ciudades, manifestando a las autoridades mexicanas su preocupación por el
descuido en el que los europeos habían dejado caer el enorme acervo de
manuscritos americanos.
La II Guerra interrumpió estas investigaciones. Eulalalia
centró buena parte de sus investigaciones en la investigación de los originales
de las Cartas de Relación Hernán Cortés,
documentos que microfilmó y a los cuales dedicó mucho tiempo tratando de
demostrar las faltas en las que el conquistador español cayó al describir la
civilización Mexica.
En 1942 viajó a Estados Unidos y trató de llevar a cabo un
programa de alfabetización a través de dibujos animados con el estudio de Walt
Disney. Proyecto que finalmente no se llevó a cabo.
Poco antes de que sucedieran los hechos de Ixcateopan,
Eulalia Guerrero fue una de las fundadoras del Partido Popular Socialista junto
con Vicente Lombardo Toledano, un partido que con el tiempo habría de volverse
en satélite del PRI, antes de desaparecer en la noche de los tiempos.
Después de los hechos de Ixcateopan, en donde hasta su antiguo
amigo Antonio Caso puso en duda la investigación de Guzmán, la arqueóloga,
maestra y pedagoga no se dejó caer y regresó a loa docencia, viajó a diferentes
congresos por el mundo y publicó su análisis crítico de Las Cartas de Relación. Ayudó a Diego Rivera a seleccionar y
separar las copias de las piezas originales de la colección de objetos
prehispánicos del pintor para la creación del Anahuacalli.
Eulalia Guzman murió el 1º de enero de 1985, en la Ciudad de
México.
En 2012 el Instituto Nacional de Antropología e Historia
anunció el fin de la catalogación del extenso archivo que Eulalia Guzmán dejó y
fue donado por sus familiares, en la década de los noventa, al INAH,
consistente en más de tres mil doscientos expedientes. Ixcateopan de
Cuauhtémoc, en Guerrero adoptó el nombre del último emperador azteca, sin que
nada pueda confirmar que los restos del noble mexica estén enterrados en ese
sitio.
publicado en mamaejecutiva.net el 26 de septiembre de 2016
imagen:paginasprodigy.com
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