Agregar nuevas
características a una fibra tradicional a través de una innovadora manera de
alimentar a los gusanos que la producen.
Armando Enríquez
Vázquez.
La seda durante siglos ha sido uno de los textiles más
atractivos para los seres humanos; su brillo, su capacidad de absorción de
humedad, su larga vida, su gran resistencia, la han hecho una verdadera joya en
diferentes momentos de la historia. Aun así, un grupo de científicos de la
Universidad de Tsinghua, bajo la dirección de la doctora Yingying Zhang, han
ideado una manera de hacer una seda natural aún más resistente. Dentro de la
naturaleza el hilo de la teleraña es más resistente y la lana más elástica que
la seda.
El proceso de producción de la seda implica la acción de los
gusanos de seda (Bombyx mori) de
tejer el capullo donde habrían de desarrollarse como mariposas, esta a su vez
es aprovechada por los seres humanos para la confección de la preciada tela. La
obtención de la seda implica la muerte de la mariposa pues la única manera de
obtener el hilo completo es antes de que la mariposa emerja de él.
El proceso de cultivo y obtención de la seda fue desconocido
para el mundo por siglos, el conocimiento acerca de la fabricación y origen de
la seda era algo que solamente los chinos conocían y estaba penado con la
muerte el revelar el secreto.
Tarde o temprano como sucedió también en el caso del café,
el secreto del cultivo y el origen de la preciada tela llegó a occidente.
Yingying Zhang es una prominente química china interesada en
la química física de los nano elementos, actualmente trabaja en la creación de
una nueva seda mucho más resistente aprovechando la experiencia de otras
investigaciones, que en el pasado han hecho otros científicos en las que a
partir de adicionar el alimento de las orugas con diferentes sustancias o
elementos, se ha logrado crear seda de colores, o con agentes anti microbiales.
Actualmente la Dra. Zhang y su equipo han descubierto que al
alimentar a las orugas de Bombyx mori
con delgados nano tubos de carbono o con grafeno se logra una seda con mucho
mayor resistencia. Se busca que estos nuevos hilos de seda con mayor
resistencia puedan ser aplicados para crear telas protectoras, o implantes médicos
biodegradables, entre otras aplicaciones.
Gracias al carbono, la seda resultante tiene características
conductoras de electricidad, lo que también convierte a esta seda en ideal para
los circuitos en el tejido de ropa inteligente.
Para lograr que las orugas tejan sus capullos con esta nueva
y más resistente seda, la doctora Zhang rocía las hojas de las moreras de las
que se alimentan los gusanos de la seda, con una solución acuosa en la que van
los nano tubos de carbono o el grafeno. En su proceso natural digestivo las
orugas integran el grafeno o los nano tubos a la proteína con la que tejen su
capullo. Este proceso no está claro como sucede, pues una parte de los tubos o
del grafeno son expulsados en el excremento de los gusanos de seda, pero el resultado
en las características de la seda es patente en su resistencia y conductividad eléctrica,
algo que no posee la seda natural.
El año pasado, otro científico chino Yaopeng Zhang, publicó
un artículo donde daba a conocer los resultados de una investigación donde
alimento a los gusanos de seda con nanopartículas de dióxido de Titanio (TIO2)
para lograr una seda más resistente, capaz de conductividad.
El poder lograr nuevas fibras y textiles de manera natural,
con características que las mejoren parece ser una de las preocupaciones de los
investigadores chinos que seguramente están pensando en el futuro de la carrera
espacial en la que hoy China se encuentra enfrascada.
imagen wikimedia.commons
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