La vialidad en la CDMX (Marca Registrada) es caótica y opaca pero nadie puede responder porque es esto.
Armando Enríquez Vázquez
Hagamos un ejercicio mental. Por un momento imaginemos que
somos viajeros que llegan por primera vez a la CDMX (Marca Registrada), una vez
en las calles de la ciudad enfrentamos la decisión de tomar un transporte para
llegar al lugar que queremos visitar. Lo primero que debemos elucidar es ¿por
qué hay taxis dorados con rojo por un lado y por otro, taxis de color blanco
con rosa? ¿Unos mal pintados y otros peor, sin números que los identifiquen?
¿Acaso unos son más caros que otros? ¿Acaso unos son de una empresa y los otros
de otra? Porque, finalmente, los carros se ven igual de destartalados y de las
mismas marcas. Y esta tolerancia permite la existencia de taxis piratas que
vuelven a este tipo de transporte en uno de los más peligroso.
Sí como visitantes decidimos utilizar el transporte público
colectivo, llámese RTP, Metrobús, pesera o trolebús, ya sea operado por el
gobierno o privado, lo primero que llama la atención es una vez más la gran
variedad y diverso estado en el que se encuentran; camiones, nuevos, blanco y
morado, más o menos confortables, que cuestan cinco pesos por los primeros 6
kilómetros, y seis pesos si el viaje es más largo, otros verdes menos cómodos,
más viejos y menos cuidados y están otras unidades; destartaladas, que pueden
ser verdaderas regaderas si es temporada de lluvias y hornos durante en
estiaje, pero sobretodo son el mejor foco para contagiarse de tétanos por la
cantidad de aristas oxidadas que amenazan al pasajero y a eso debemos sumarle
que durante décadas la autoridad no ha creado un protocolo para estos vehículos
que se pagaron hace más de veinte años y pertenecen a los deshuesaderos. Es
ridículo como cada uno ofrece un diseño diferente y las incomodidades de uno
otro son siempre parte del reto de moverse en una ciudad donde no existe una
regulación, ni un interés por tener un transporte de calidad en la moderna CDMX
(Marca Registrada), estas carcachas de la muerte cobran solo cincuenta centavos
menos que el primero. A primera vista parece que existe un transporte para
quienes deciden utilizar vías primarias como Insurgentes y Reforma, y otro de
menor calidad y menor control para los que van por otras calles y avenidas;
concesionado, de pésima calidad y sin control donde los conductores hacen
paradas donde se les da la gana y hablan por teléfono celular, sin problema
alguno. A los concesionarios no se les exige tener modelos recientes.
Otra característica que sorprenderá al visitante y a
nosotros los chilangos nos parece algo normal, es la falta de un horario en los
transportes públicos colectivos, siempre será parte de un acto de fe o de
adivinación el saber cuánto tardará en llegar a el próximo Metro, Metrobús,
trolebús o camión. O cuantas unidades pasaran en solo un minuto en las
diferentes direcciones. A esto hay que sumar, la falta de sincronización de
semáforos que redunda en mayor contaminación y una pésima movilidad en la
ciudad. Las rutas pueden variar de acuerdo con el tráfico o el estado de ánimo
del conductor. Las paradas, aunque son señaladas por la ley, quedan a
discreción y el libre albedrio del conductor que puede tener entre 15 y 95 años
de edad, sin que esto sea un impedimento, se les permite utilizar el celular al
conducir, así como jugar carreritas con otras unidades para ganar pasaje y
cambiarse de carril a voluntad, como si llevar a más de cuarenta personas no
implicara una responsabilidad para estos cafres disfrazados de choferes y
tolerados por la corrupción permitida por el gobierno central de la CDMX (Marca
Registrada).
Pero si para el visitante peatón la CDMX puede resultar una
experiencia surreal con final violento a mano armada, no es muy diferente para
aquel que llega en coche a la capital del país. Lo primero es que muchas veces
el visitante debe atravesar ese páramo de ladrones con placa que es el Estado
de México, donde los cuerpos policiales y de tránsito son el mejor ejemplo de
la impunidad que concede el PRI a sus servidores públicos con tal de mantener
el miedo en la ciudadanía. Una vez cruzada la imaginaria línea divisoria que
separa a la corrupción y la impunidad de la corrupción y el caos, el conductor
se enfrentará a una ciudad que se mueve a una velocidad de 50 Km/hr, porque así
si salen bien las fotografías del sistema de fotomultas que tanto le interesa
al gobierno de la CDMX (Marca Registrada) que funcione. Pero además a pesar de
existir un reglamento de tránsito de la CDMX (Marca Registrada) lo primero que
llamara a atención del conductor visitante es que en la capital del país todo
se vale. Los automovilistas se pueden estacionar en donde se les dé la gana,
incluso sin importar la existencia de una franja amarilla en la orilla de la
banqueta indicando lo contrario, en vías lentas, muy lentas o superlentas,
porque eso de rápidas en esta ciudad es un eufemismo que sirve para describir
calles con mucho tráfico a todas horas. En doble, triple y todas las filas
necesarias. El automovilista a pesar de tener un límite de velocidad de 50 Km/hr,
si encuentra 100 metros para acelerar a 340 Km/hr lo puede hacer, por eso luego
las fotomultas salen borrosas y se termina multando a un taxista por no usar
casco al conducir, historia que por absurda que pudiera parecer una más de las
sorprendentes realidades de la burocracia citadina
Además de los automovilistas, ciclistas, motociclistas y
peatones rompen todas las reglas establecidas en el reglamento de tránsito. Los
ciclistas circulando por las banquetas o en sentido contrario como respuesta
directa al temor al nulo respeto por parte de automovilista, los peatones
caminando a media vereda debido a los diferentes obstáculos que las autoridades
de las diferentes delegaciones van plantando, en ese compulsivo y opaco
restaurar banquetas que tienen, por camiones y automóviles estacionados o descargando
bienes o materiales de construcción obstruyendo toda la banqueta. Motocicletas
y automóviles llegan a circular sobre las banquetas, en una ciudad que parece
no tener agentes para imponer que se cumpla la ley, pues los hombres y mujeres
vestidos con un chaleco amarillo se dedican única y exclusivamente a dirigir el
tránsito, pero jamás los he visto imponer una multa, ni siquiera llamar la
atención de un conductor en falta.
Las soluciones no son fáciles, tomando en cuenta que a la
tolerancia de los agentes de tránsito debemos sumar, la total falta de
educación cívica y de la nula responsabilidad de todos los involucrados, desde
la señora que avienta su camioneta en contra de un policía en motocicleta que
intenta sancionarla, espero que las cámaras de las multas la hayan captado.
Hasta el peatón que por flojera decide que es más fácil cruzar el Periférico
toreando carros, a subir y utilizar un puente peatonal.
Contaminación, doble no circula, pésimo transporte público,
sobretodo el concesionado, al que el gobierno de la CDMX no puede, ni quiere
ordenar. Semáforos en manos de agentes a pie, que desajustan todo el sistema,
camiones de basura o reparto obstruyendo los carriles de contraflujo en horas
pico. Obras de bacheo a plena luz del día.
¿No sería importante
evitar que tanto camiones de reparto, como de basura, transiten durante el día
como sucede en otras ciudades del mundo y del país? ¿No sería importante marcar
muy bien las paradas del transporte público privado, que decide hacer paradas
en cualquier lugar y a cualquier hora? ¿Obligar a los taxistas a utilizar cromática
oficial rosa y blanco? ¿No es importante ejercer la ley en contra de ciclistas
que van sobre la banqueta o en sentido contrario en las calles? ¿de multar a
motociclistas que van zigzagueando por las vialidades? ¿No es hora de que los
policías cumplan con sus funciones, sin importar una reacción negativa de la
ciudadanía? ¿No es hora de que las autoridades dejen de limitar la acción de
sancionar con la ley en mano? ¿Qué no quede en el anonimato la pésima operación
de las cámaras fotográficas de la CDMX (Marca Registrada)? ¿Acaso no llegó ya
el momento en que como ciudadanos también cumplamos con la ley, nos
comprometamos con la Ciudad, en lugar de únicamente quejarnos? ¿pero sobre todo
no llegó el momento de que el Jefe de Gobierno de la CDMX (Marca Registrada)
deje de hacerse tonto y ponga los pies en la tierra, en lugar de soñar con su
candidatura en 2018?
publicado en blureport.com.mx el 14 de abril de 2017
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