La semana en que tomó posesión dos de las revistas más emblemáticas del mundo; The New Yorker y Der Spiegel, dedicaron sus portadas a Donald Trump.
Armando Enríquez
Vázquez
La libertad de expresión de los medios, se demuestra en la
capacidad que tienen estos de ser contestatarios, reflexivos a las realidades
que los rodean e invitar a sus audiencias a detenerse por un momento y dar una
interpretación al bombardeo de información que muchas veces sin sentido recibe.
Los medios logran esto no sólo desde la profundidad de las plumas que en ellos
escriben, las ideas que ponen frente a las cámaras. No, también en las imágenes
que sus camarógrafos, fotógrafos y diseñadores gráficos son capaces de atrapar
y crear para las páginas interiores, docurrepotajes y portadas.
En ese sentido existen medios escritos sobre todo revistas
que han tenido artistas capaces de crear portadas legendarias dentro de la
historia de la comunicación gráfica y el periodismo. Esta semana dos medios nos
dieron una muestra de este poder de la imagen.
Hoy el mundo, pero primero que nadie Estados Unidos, enfrenta
uno de los mayores peligros a la tan cacareada democracia. Y lo peor de todo,
para los estadounidenses no es que el enemigo está únicamente dentro de sus
fronteras, si no que se sienta en la Oficina Oval de la Casa Blanca.
El arte y los diseñadores del mundo embistieron contra el
Presidente de Estados Unidos, la semana en que tomó posesión dos de las
revistas más emblemáticas del mundo; The
New Yorker y Der Spiegel,
dedicaron sus portadas a Donald Trump. Con la intención no de atacar por atacar
o de vender ejemplares como muchas veces sucede con publicaciones, sino para
reflexionar con sólo verlas acerca de un régimen que apenas inicia y que
promete cambiar muchas cosas que hasta hoy creíamos que habían sido superadas
en un mundo supuestamente “civilizado y democrático”.
La portada de la revista alemana, Der Spiegel, resulta no solo sólo contundente, si no que la imagen
es brutal. Donald Trump, o una imagen que recuerda al presidente 45 de Estados
Unidos de pie, los brazos en alto en señal de triunfo, en la mano derecha
sostiene un cuchillo ensangrentado y en la derecha la cabeza de la Estatua de
la Libertad. Como pie del dibujo se lee America
first. (América primero). Esta frase es también el título de la obra. La
obra compara al Presidente de Estados Unidos con el Estado Islámico de una
manera directa y consciente. Lo pinta como un verdadero extremista enemigo de
la democracia, capaz de hacer lo mismo que los musulmanes extremistas por una
causa que a nadie le es clara más que a él y el círculo de empresarios que lo
rodea.
La portada dibujada por el artista gráfico de origen cubano
Edel Rodríguez, sintetiza, de acuerdo con el semanario alemán, el sentimiento
que tienen muchos alemanes desde la llegada de Trump al poder, de la amenaza
que este representa para Alemania.
Curiosamente Edel Rodríguez, quien nació en La Habana, Cuba
en 1971, es uno de los migrantes que junto con su familia llegó a Estados
Unidos a bordo de un bote en 1980. Además de tener su propia creación gráfica,
Edel ha trabajado entre otras revistas para The New Yorker, Time Magazine, para
la que diseño las famosas portadas de Donald Trump derritiéndose llamadas Meltdown y Total Meltdown el año pasado, y parte de su obra se encuentra en la
colección del Museo Smithsonian.
Por su parte la portada de The New Yorker, es igual de sombría, sobre un fondo negro vemos el
brazo de la estatua de la Libertad que sostiene la antorcha de la libertad, la
llama se ha apagado y solo los restos humeantes de esta se dibujan contra la
noche shakespeariana que parece haber caído sobre Estados Unidos. La portada
que marca el noventa y dos aniversario de la publicación de la revista, lleva
por título; Liberty’s Flameout (Libertad
Apagada) es una creación de John W. Tomac.
La imagen de acuerdo con el artista trata de hacer
reflexionar acerca del símbolo que representa la Estatua de la Libertad dando
siempre la bienvenida a los migrantes a Estados Unidos y que ahora el gobierno
de Donald Trump ha decidido negar, por lo que Tomac decidió apagar la llama de
la estatua.
John W. Tomac es originario de Estados Unidos y ha trabajado
como ilustrador para publicaciones como The
Wall Street Journal, el Washington Post, el Boston Globe, entre otros.
Ambas portadas no sólo demuestran el cliché de que una
imagen dice más que mil palabras, también, invitan a reflexionar, lo que nos
habla de que una imagen tiene además un sentido, un significado y una lectura
que no siempre se limita a la complaciente interpretación y representación de
aquello que se quiere promover, en este caso dos revistas.
una versión de este texto se publicó en roastbrief el 6 de febrero de 2017
imagenes: Der Spiegel
Time
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