La libreta con su
banda elástica y sus espacios internos desapareció en la década de los ochenta,
años después una firma italiana la puso de moda de forma exitosa gracias a un escritor.
Armando Enríquez
Vázquez.
El éxito de la marca es tal, que hoy encuentras libretas con
las portadas amarillas y Los Simpson
grabadas en ella, de Juego de Tronos,
Batman, Peanuts, hasta de Hello Kitty
y por supuesto la clásica y sencilla pasta de cuero liso negro o café.
Moleskine se ha convertido en los últimos años en un
producto de consumo popular, sobre todo entre los hípsters que la llevan con su
tablet a todos lados.
La historia de la marca, aunque es muy reciente y de acuerdo
con el sitio de la misma inicia en 1997 en una empresa italiana, se quiere
relacionar directamente con una marca francesa que de acuerdo con el sitio de
Moleskine era la predilecta de artistas gráficos como Picasso y de escritores
de la talla de Ernst Hemingway. Pero todo eso no es más que un cuento y el
verdadero éxito de Moleskine se encuentra en haber detectado una oportunidad de
negocio que probó ser más que redituable.
Lo único cierto es que sí existió una casa en Francia que se
encargaba de hacer estas libretas con pasta de cuero, un elástico que le
permite cerrar sin dañar las hojas o páginas, asi como mantener papeles y
apuntes sueltos, además de las cejas al interior de las solapas de la misma. Cierto
es también que un escritor y periodista llamado Bruce Chatwin, autor de un
libro titulado The Songlines, en el
que el autor habla de los aborígenes australianos y en un capítulo describe su
libreta de apuntes encuadernada en piel con bandas elásticas para cerrarla y de
las cuales compraba una buena dotación cada vez que viajaba a Paris hasta que
un día le informaron en la papelería que el hombre que elaboraba este tipo de libretas
en la ciudad de Tours había muerto y sus hijos habían cerrado el negocio, por
lo que ya no habría más libretas Moleskine, fue el encargado de crear el mito
de la libreta y darle nombre a la marca. De acuerdo con Chatwin estas libretas
eran conocidas como Vrai Moleskine, por
la condición y textura de las pastas.
La descripción de Chatwin de la libreta en su libro, comenzó
a crear la imagen de la libreta perfecta para viajeros, periodistas y
escritores. En su libro Chatwin dice que prefiere perder el pasaporte a su
Moleskine, en la que siempre incluye datos de donde y como devolverla en caso
de extravío y la existencia de una recompensa por su devolución.
Moleskine se convirtió en el santo grial de las libretas.
Por eso en 1997 una pequeña empresa editora de Milán, llamada en ese entonces
Modo & Modo, decidió fabricar la libreta descrita por Chatwin. La mejor manera de comercializar el producto
fue no hacerlo el objeto a desear per sé, si no la creación de un aura de
creatividad a su alrededor. Todo aquel poseedor de una Moleskine es al menos un
creador en potencia. Así definió la estrategia Samantha Rossi directora de
proyectos de Modo & Modo, la estrategia de las libretas de Moleskine al New
York Times en 2005.
La empresa creció y vendía por la época de la entrevista
mencionada cerca de 4 millones de libretas al año. En 2016 Moleskine fue
comprado por un grupo empresarial belga llamado D’Iteren que es dueño también
una distribuidora automotriz y de una empresa de vidrios para la industria
automotriz. Moleskine produce además de libretas, mochilas, lápices, plumas,
carteras, luces para leer, diferentes artículos para oficina, libros. Aunque
sus oficinas principales permanecen el Milán.
Bruce Chatwin murió el 18 de enero de 1989, sin saber que la
descripción de su libreta de apuntes durante sus viajes habría de dar pie a una
marca icónica del siglo XXI entre escritores, artistas, posers y hípsters.
imagen moleskine.com
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