Los nuevos informadores, no están acostumbrados y no toleran la censura de ningún tipo; de expresión, ideológica y mucho menos temática.
Armando Enríquez
Vázquez.
Internet llegó para cambiar el mundo de mil maneras y desde
un número igual de trincheras.
Uno de los paradigmas que ha cambiado Internet, si no es que
lo destrozó, es el del periodismo, y el concepto que nos fue enseñado, como un
grupo de personas especializadas en analizar y discriminar la información en
beneficio de las audiencias. Desde los documentos expuestos por WikiLeaks,
hasta el ciudadano que con un celular demuestra que los dichos de la autoridad
son falsos; el periodismo se ha visto sacudido y expuesto en lo que se ha
convertido en una de sus abyectas realidades: Ser una extensión de las
facciones del poder intentando ocultar la verdad.
Los primeros intentos por informar al simple mortal acerca
de asuntos más allá de noticias intrascendentes como accidentes carreteros a
miles de kilómetros del lugar donde se publicaba la nota, o se difundía a
través de radio y televisión, causó una reacción en su contra que era de
esperarse. La desacreditación y la descalificación de las fuentes y las voces
que no se generaban desde la autorización de las oficinas habituales de los
medios tradicionales de comunicación, fue y aun intenta ser la respuesta frente
a muchas verdades descubiertas por periodistas ciudadanos. El periodismo, como
otros sectores del quehacer humano que durante siglos se amurallaron en pequeños
grupos que poseían los elementos, máquinas y formas de transmisión para
promover y divulgar sus actividades, otros ejemplos son la academia, las
editoriales o los laboratorios científicos, se ha visto cuestionado y expuesto
por hombres y mujeres dispuestos a decir la verdad.
Los medios tradicionales y en especial las cadenas de
nacionales de televisión abierta gozan cada día de una menor credibilidad,
sobre todo en materia de información, sus conductores de espacios informativos
estelares carecen de la popularidad que en otros tiempos presumía el monopolio
de la televisión. Lo que se refleja en la caída de ratings de estos espacios de
primetime y por consecuencia en la
inversión publicitaria en dichos espacios. Su fracaso al intentar contratar a
los influencers está directamente
relacionado con el sesgo político y moral que estos medios tienen y que se
reflejan en las agendas que manejan en su información. Muchos de los llamados influencers, a quienes, en tiempos de
los medios tradicionales, llamábamos líderes de opinión, se han convertido en
periodistas con o sin formación periodista, pero con la credibilidad y los
seguidores necesarios para hacer que la gente y los mismos medios habituales
volteen a verlos e intenten contratarlos, sin éxito en la mayoría de los casos.
Un gran número de medios que originalmente eran impresos, hoy en sus portales
de noticias, incluyen a blogueros o han creado blogs para responder de una
manera que apela de manera directa a los nuevos usos y costumbres creados por
Internet.
Los nuevos informadores, no están acostumbrados y no toleran
la censura de ningún tipo; de expresión, ideológica y mucho menos temática. Hoy
son los medios los que se ven obligados a entender esta nueva regla que, a muchos,
en México, les sienta fatal; El Universal
y El Excélsior son claro ejemplo de
esta falta de comprensión de los nuevos tiempos.
Los portales informativos surgidos con Internet como Animal Político o Eje Central, basan buena parte de su información en periodistas que
son cercanos, al menos en su manera de ejercer el periodismo, al periodismo
ciudadano.
El periodismo público, ciudadano, democrático, se preocupa
no sólo por problemas globales, también se ha volcado a crear medios efectivos
para comunidades que pueden estar alejados de las grandes ciudades o dentro de
las grandes ciudades atacando los problemas y difundiendo la cultura de las diferentes
zonas que componen a las metrópolis.
En la Ciudad de México, por ejemplo, este periodismo público
o ciudadano se practica en sitios de internet como TlatelolcoTV, el grupo de
personas que dirige este sitio promueve la cultura, los eventos culturales, y
también incidentes y aspectos que impactan o afectan a la población de la zona.
Los periodistas ciudadanos no sólo informan de la forma
tradicional en zonas o áreas geográficas, grandes o pequeñas, también lo hacen
específicamente sobre diferentes áreas del quehacer humano y en diferentes
tonos y matices que rompen para molestia de algunos con los patrones ortodoxos
del periodismo. La ironía, la burla descarada, el sarcasmo, la crítica dura y
sin compasión son parte de este nuevo lenguaje periodístico que gusta a las
audiencias, dejando atrás la solemnidad y la falsa forma casual en que lectores
de noticias como Yuriria Sierra o Javier Alatorre se quieren presentar frente a
las pantallas de televisión.
Existen millones de páginas dedicadas únicamente a deportes,
ciencia, publicidad, mercadotecnia, finanzas, autos, relojes, autoestima,
esoteria, literatura, fotografía, arte gráfico, ensayo político, incluso cuando
un periodista de formación tradicional ya no encuentra espacio en televisión
por la razón que sea, se mueve a Internet. Los ejemplos están ahí; Ferriz de
Con, Aristegui, Brozo.
Muchas marcas han encontrado en este periodismo la
posibilidad de dar a conocer sus lanzamientos y novedades llegando a audiencias
mucho mayores a las que los tienen acostumbrados las notas pagadas de los
medios tradicionales o a las que pueden llegar hoy en la televisión o la prensa
escrita.
La evolución en la forma de informar, no tiene nada que ver
con los antiguos métodos de las falacias y de una maquinaria que estaba
dispuesta a disfrazar la verdad, creando las historias que tanto los
gobernantes querían oír, como los dueños de las concesiones sabían que
representaban la llegada de dinero a sus negocios.
El periodismo, como muchas otras profesiones, exitosas y con
demanda en el siglo XX, enfrentan grandes cambios y retos. El mayor de todos es
que no se necesita ser ya un periodista, para realmente ser o ejercer dar a
conocer la verdad a un gran número de personas y eso en sí mismo plantea un
cambio radical en como asimilamos y demandamos que se nos de la información.
publicado en roastbrief.com.mx el 15 de mayo de 2017
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