La llegada de Isaac Lee a la vicepresidencia de contenidos de Televisa, y la salida de José Bastón de esa empresa marcó el inicio de lo que hoy sabemos es el fin de un monstruo del sistema.
Armando Enríquez
Vázquez
El más breve y famoso cuento el escritor guatemalteco
Augusto Monterroso titulado El dinosaurio,
dice así: “Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí”
El pequeño cuento, que podría sin problema ser el
antecedente directo del cuentuit, nuevo género literario que cuenta una
historia en 140 caracteres o menos, se utilizó en su momento para hablar
también, en ciertos círculos políticos, para hablar de los viejos políticos del
sistema priísta y su supervivencia a los neoliberales y a los panistas.
También por extensión, se han hecho metáforas a aquellos que
los han acompañado en su régimen de autoritarismo y opacidad y uno de esos
enormes dinosaurios, sin duda, es Televisa, a diferencia del partido político y
con más similitud a los enormes saurios que en algún momento habitaron el
planeta la empresa televisora más icónica de México podría estar a punto de
desaparecer.
La noticia de la compra de una gran parte de Televisa por
Univisión, el rumor creciente la semana pasada de que la empresa de televisión
está a punto de deshacerse de uno de sus más importantes bienes: el equipo de
futbol soccer América, Los despidos masivos a todos los niveles, la
desaparición de las famosas exclusividades, en algún momento una de las armas
de presión y represión de la empresa, y la cada día más baja inversión
publicitaria en el medio son claros indicativos de que un meteorito ya cayó en
San Ángel y Chapultepec anunciado la extinción del dinosaurio.
De acuerdo con diferentes portales informativos, incluyendo
SDP en el que Televisa tiene participación, anunciaron el interés de un grupo
de inversionistas chinos por adquirir al equipo de futbol. No sólo es importante la llegada de grupos
extranjeros al futbol nacional, lo que sin duda repercutirá a futuro en una
liga más competitiva por la cantidad de dinero que llegaría al futbol nacional,
sino porque muestra el tamaño de problema financiero en el que se encuentra
Televisa.
También desde principio de año con la llegada de Isaac Lee a
la vicepresidencia de contenidos de Televisa, y la salida de José Bastón, el
rumor sobre la venta de gran parte de Televisa a Univisión ha tenido eco en
diferentes medios nacionales de comunicación.
Hay que aunar también el fracaso de su plataforma en Internet,
el desesperado movimiento de la renta de sus foros para ingresar dinero a sus
arcas y la nula calidad de sus contenidos o la mejora de la misma, ya no son
síntomas de una crisis, sino de la total decadencia de la empresa.
Frente a estas noticias y especulaciones Televisa ha
guardado silencio incómodo para trabajadores e inversionistas de la empresa,
pero lo que resulta realmente sospechoso es que no ha desmentido ninguna.
El desmoronamiento de una empresa del tamaño de Televisa, de
la importancia dentro de los medios de comunicación de México, implica muy
probablemente cambios en el modelo de negocio de los medios nacionales, muestra
como la arrogancia, la prepotencia y la falta de visión acaba hasta con la
empresa más sólida. Sin duda también representa retos y oportunidades en el
modelo del negocio publicitario y puede también significar una menor producción
de comerciales y promocionales para televisión
La evolución o desaparición de Televisa, sin duda marcará un
parteaguas en la forma en que hasta ahora se viene haciendo televisión en México,
pues queda demostrado que los contenidos insulsos, vulgares y tontos, así como
la manipulación de la información que han sido el sello de la empresa ya no resultan
atractivo para los jodidos, mucho menos para las clases socioeconómicas que
interesan a los anunciantes. El sólo ver los promocionales de la nueva barra de
Las Estrellas es de pena ajena, este tipo de contenidos persisten es porque no
necesariamente son puestos a competir por la televisora, surgen de la
burocracia de Televisa y de una empresa que subsiste de la inversión del Estado
en ella y no por su creatividad, ni por sus propuestas.
Para nadie es novedad que ni Denise Maerker levanta los ratings
de la empresa, ni que foro TV es sólo la manera de evitar comprar o producir
programas que pueden ser más caros que tener un estudio prendido con puras
cabezas parlantes, aunque nadie los vea y a nadie les importe lo que dicen. El
formato de telenovela mala y barata se ha anuncia ahora como serie cuando
temáticamente, estéticamente, en cuestión de actuación, dirección, edición o
fotografía siguen siendo la misma burra con nuevo nombre. Nada, absolutamente nada
nuevo hay en San Ángel, ni que pueda competir con otras producciones nacionales
o internacionales.
Después de más de cincuenta años de una empresa que dominó
el mercado a fuerza de ser la única y un regalo presidencial a un empresario
soldado del sistema, por no decir a uno de los generales del sistema, México
podría estar cerca de vivir una utopía difícil de creer hace no más de cinco
años. Un México sin Televisa. Todo parece indicar que un día podríamos
despertarnos y el enorme dinosaurio anaranjado con amarillo, ya no estará ahí.
El reciente anuncio por parte de Emilio Azcárraga Jean de
abandonar la presidencia de Televisa, no hace sino confirmar todo esto. Los dos
nuevos copresidentes de la empresa que entraran en funciones no harán sino
disputarse la mayor parte del pastel y así en uno años, no muchos tal vez
estaremos hablando de nuevas empresas de televisión con cadenas nacionales o
simplemente como en un pueblo fantasma ese absurdo llamado Las Estrellas
continuara repitiendo sus estúpidos programas de comedia y telenovela.
Una primera versión de este texto se publico en roastbrief.com.mx el 10 de julio de 2017
Imagen: DeathtoStock.com
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