La nueva entrega de Preacher resulta espectacular y lleva a los personajes a la ciudad de Nueva Orleans, decadente y llena de Jazz, donde Dios, en teoría, se oculta escuchando música.
Armando Enríquez Vázquez
Con uno de los cliffhangers más fuerte en las actuales
series y varias líneas dramáticas sueltas para crear una tercera temporada
igual de interesante, terminó la segunda temporada de Preacher, la irreverente y provocativa producción de AMC, basada en
el comic creado por Garth Ennis y dibujado por Steve Dillon en la década de los
noventa del siglo pasado.
Al final de la primera temporada Dios abandonó su creación y
Jesse Custer (Dominic Cooper) un sacerdote con un poder muy especial, resultado
de la posesión que sufre por un ente llamado Genesis, hijo de un demonio y un
ángel, en compañía de sus inseparables Tulip (Ruth Negga) y el vampiro Cassidy
(Joseph Gilgun) deciden ir a buscar a Dios, mientras que un asesino implacable
conocido como el Santo de los Asesinos (Graham McTavish) contratado por dos
ángeles que buscan recuperar a Genesis, sale del Infierno buscando al ser
sobrenatural sin importar a quien tenga que matar, o sea a Jesse. Ahí terminó
la primera temporada y es ahí donde inicia la segunda; En una persecución
delirante llena de violencia y destrucción.
La nueva entrega de la serie resulta espectacular y lleva a
los personajes a la ciudad de Nueva Orleans, decadente y llena de Jazz, donde
Dios, en teoría, se oculta escuchando música, pero nuevos y extraños personajes
aparecerán en escena. Una ciudad no sólo famosa por su música, sino por su
decadencia y el submundo de sexo y perversiones propio de una ciudad que goza
la fama de ser parrandera. Jesse busca a Dios y encuentra una corporación
japonesa encargada de comprar almas a los seres humanos, así como una
apocalíptica empresa digna de todas las teorías de la conspiración conocidas
llamada El Grial, dirigida por un supremacista blanco llamado Herr Starr, que
presenta a Jesse con El Mesías, heredero directo de la muy directa y endogámica
línea de descendencia de Jesús.
También esta Eugene Root, conocido también como Arseface y a
quien por error Jesse Custer envió en la primera temporada al Infierno, que
mantiene a lo largo de la segunda temporada una línea narrativa paralela que
habrá de terminar con su salida del Infierno de la mano de un personaje
histórico odiado por haber sido uno de los mayores promotores de los crímenes de
odio en la historia. Pero lo más desconcertante es que a pesar de que para el
resto del mundo la vida continua inalterada, los inquietantes sucesos se dan
con toda normalidad. Los primeros estragos de la falta de Dios y del orden
divino comienzan a manifestarse en el mismo mundo del Cielo e Infierno.
A diferencia de
American Gods, otra exitosa serie acerca de los dioses y la modernidad, Preacher, mantiene su fidelidad al
comic, casi pasquín de pulp fiction que le dio origen, con personajes
totalmente marginales sin importar su status social, que sólo aspiran a
sobrevivir en un mundo. Con una propuesta visual en tonos y encuadres que
resaltan la decadencia y el encierro de la vida de nuestros personajes en Nueva
Orleans, limitándose a contar de manera atractiva la historia de personajes
triviales pero humanos, muy humanos, Preacher
carece de la pretensión histórica y cosmogónica de los personajes de la serie
basada en la novela de Neil Gaiman acerca de una batalla entre dioses antiguos
y modernos. Los personajes de Preacher se
conforman con buscar a Dios para no quedar desamparados en el universo. Otros
intentan enmascarar su huida y buscar soluciones reales y ficticias a un mundo
que amenaza con volverse un verdadero caos si se descubre que Dios, a pesar de
lo confuso y perturbado que es el mundo en sí, ya lo ha abandonado.
Cada quién con su misión, cargando pecados de diferente
magnitud: El Santo de los Asesinos con el interminable y creciente número de
muertes a su espalda se va asegurando su lugar privilegiado en el Infierno.
Mientras que Cassidy habrá de encontrarse con un antiguo pecado y la carga que
este le provoca lo lleva a tomar decisiones erróneas que tendrá que corregir
con un mayor dolor en su corazón.
Tulip tendrá que confesar y Jesse hacer uno de los
sacrificios más personales que un ser humano pueda hacer. Preacher, se centra en la búsqueda de Dios, pero sin duda habla de
la expiación de culpas y del autoflagelo. De los miedos y de intentar corregir
errores humanos. Es una historia de humanos en busca de la Divinidad y
descubriendo su divinidad. De las trampas de la fe y de lo tramposo que es el
negocio de la fe.
Dice Baudelaire que la mejor de las tretas del Diablo es
hacernos creer que no existe. Aquí Dios ha decidido en uso de su libre albedrio
abandonar su creación, a sus huestes de seguidores y de opositores. La
desesperanza no se da en Jesse que descubre lo infructuoso de su búsqueda y
sigue adelante con ella, sino en Fiore el ángel inmortal que decide morir, tras
fallar en su misión por recuperar a Genesis, la pérdida de su compañero y
convertirse en el más solitario showman
de Las Vegas.
Preacher es una de
esas series que va creciendo en el corazón mientras más avanza la trama y los
personajes se desarrollan en su mundo de manera lógica y correcta, por sórdida
y escatológica que esta sea. Si la primera temporada es muy recomendable,
sucede lo mismo con la segunda y esperamos ya la tercera para ver lo que parece
ser el regreso de Dios.
publicado en roastbrief.com.mx el 18 de septiembre de 2017
imagen AMC.com
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