A unos días de que supuestamente inicie la
contienda electoral, es nuestra obligación como ciudadanos dictarles agenda a
los candidatos, no ellos, ni su fiel aliado los medios a nosotros.
Armando Enríquez Vázquez.
El día 30 de marzo, esto es dentro de tres días, habrán de
iniciar oficialmente las campañas de los cuatro candidatos que aspiran a ser
presidentes de México y nosotros los electores y ciudadanos debemos no sólo reflexionar
acerca de la oferta de estos cuatro personajes, sino debemos exigir que
contesten a preocupaciones legítimas que tenemos todos los ciudadanos en cuanto
a lo que piensan hacer con temas que son de gran importancia para todos nosotros.
Ya sea preocupaciones grupales o individuales.
Como ciudadanos de una democracia más que fallida y endeble
no podemos pretender que los medios corruptos y serviles a las diferentes
visiones de la partidocracia sean los que avalen y pongan en la mesa de la
discusión los discursos y propuestas de los cuatro personajes que aspiran a
gobernarnos pongan sobre la mesa sin cuestionar, ni analizarlos.
Es el momento de no permitirle ni a Meade, ni a Anaya sus
discursos triunfalistas y vacuos, es el momento en que ambos presenten a los
mexicanos que pretenden gobernar las pruebas que los limpian de las acusaciones
de corrupción que se han hecho entre ellos. Esas mismas sospechas que tenemos
muchos mexicanos del actuar de ambos, y aunque podríamos pensar que los fraudes
y desvíos de dinero por parte de Meade son mucho mayores y más fraudulentos por
involucrar recursos públicos que los de Anaya, lo del panista representa, de
ser cierto, también un delito.
Tampoco podemos permitirle a López Obrador que siga con la
misma política estúpida que tiene desde que fue Jefe de Gobierno de la Ciudad
de México de no contestar a lo que se le pregunta y salir con sus
contestaciones supuestamente graciosas y sin sentido. Obsesionado con el poder,
actúa de la misma manera que sus adversarios políticos. López Obrador no ha
escatimado en sus alianzas con grupos criminales, ni con políticos deshonestos,
algo que desde su ejercicio como mandatario local de la CDMX quedó demostrado
con sus nexos con personajes como René Bejarano, Carlos Imaz o Gustavo Ponce su
tesorero a quienes López Obrador no juzgó en su momento o apenas castigó como
Bejarano que pasó apenas 7 meses en prisión gracias a AMLO.
Ni que decir de Margarita Zavala a la que nada puede legitimar
si desde la carrera por su candidatura falsificó casi la mitad de las firmas
que presentó ante el INE. Zavala que es sólo un títere del grupo de panistas
que representa su esposo y que como hemos visto en el caso del Senador Javier
Lozano no les importa a que partido pertenecen con tal de no perder las canonjías
de las que gozan. Zavala tiene que demostrar su independencia de este grupo de
poder y ante todo de su esposo.
Los cuatro candidatos aún nos deben a los ciudadanos un plan
de gobierno que no se base en ocurrencias diarias que les celebran los
periódicos, estaciones de radio y canales de televisión.
El Universal, El Heraldo, Excélsior son medios que lamen las
botas del poder Priísta, La Jornada y Carmen Aristeguí lamen las de Morena y su
líder espiritual y mientras La Jornada casi como doctrina ataca a la derecha,
con excepción del caricaturista Magú, de una manera ciega y arcaíca. El
Universal está centrado en desprestigiar a AMLO y Anaya de igual manera,
mientras celebra al candidato oficial. Aristegui está obsesionada con denunciar
al gobierno de Peña Nieto como si no existieran otras notas y se calla las
incongruencias del líder de Morena para no perder a su audiencia. Grupo Imagen
no dejan de hacer genuflexiones a sus amos del PRI que los mantienen los medios
al aire con su inversión publicitaria. Los medios en México no son reflexivos,
salvo en muy contadas excepciones y muy contadas plumas. Por lo tanto, no
podemos fiarnos de ninguno y debemos consultar varios de ellos para formarnos
de una opinión propia.
La prensa mexicana parece que jamás logrará ser libre en
tanto no se modifique de manera radical la ley de inversión pública, algo que
la SCJN ordenó resolver al legislativo y este como siempre en cuestiones
trascendentales para México que permitan crear los cimientos de la democracia, únicamente
le hace al tío Lolo.
Meade debe ser responsable en lo que propone y estar seguro
qué, de llegar a la presidencia realmente eliminará el fuero que ofende y
divide la calidad de ciudadano entre los mexicanos y de la misma manera Anaya,
López Obrador y Zavala deben aprobar esta idea.
México ha sido agraviado por la forma en que Peña Nieto y miembros
de su gabinete como Gerardo Ruiz Esparza, Rosario Robles, Alfredo Castillo, José
Antonio González Anaya, Luis Videgaray y las sospechas del mal uso de recursos públicos
que estos políticos han hecho a lo largo del más corrupto de los sexenios que
ha sufrido México y hemos sufrido a muchos pillos de este partido y a otros de los
partidos de oposición. Por lo que una propuesta de perdón general como propone
López Obrador sólo es una excusa para continuar con políticos corruptos, no se
puede prometer un cambio, sin tener la intensión de demostrar que el cambio va
en serio. Visto de la mejor manera la propuesta de López Obrador lo convierte en
uno más de los miembros de la mafia del poder. En ese sentido y con todas las
reservas de que existen cargos de corrupción en su contra que no han sido
aclarados por el candidato del frente, Ricardo Anaya, su propuesta de
encarcelar a los que se necesite encarcelar mostraría una verdadera voluntad de
cambio, espero y no una venganza únicamente.
Tras lo que se ha demostrado de la forma maquiavélica
de actuar de consultoras como Cambridge Analytica y Facebook, no podemos
permitir que alguien más de manera subliminal o directa dicte la agenda, somos
nosotros quienes debemos exigir a los candidatos definiciones específicas sobre
el México que proponen. Nadie sólo nosotros y nuestro voto somos los
responsables de elegir que queremos para el país.
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