El tercer encuentro lleno
de perogrulladas y acusaciones entre los candidatos de los tres partidos
principales que se vieron opacadas por las propuestas de los más pequeños.
Armando Enríquez
Vázquez
En esta ocasión ni noventa días aguantaron los candidatos a
la jefatura de la Ciudad de México para desgastarse y mostrar que ninguno de
los representantes de los tres partidos principales; Mikel Arriola, Claudia Scheinbaum
y Alejandra Barrales son incapaces de refrescar su discurso y su posición. Los
tres arrancaron en un lugar y de ahí no se han movido, mostrando su incapacidad
para reinventarse con el paso de los días de campaña. Sí hacemos una burda
comparación con los candidatos a la presidencia, los cuatro aspirantes
presidenciales se han reinventado con el paso de los días, aunque sólo sea un
maquillaje y un vestido de seda que deja a la esencia de la mona inalterada. Arriola,
Barrales y sobre todo la falsa Claudia Scheinbaum, no se han movido de su
postura de arrogancia, y para muestra la forma en que se sentaron. Su lenguaje corporal
lo dijo todo.
Las candidatas del Frente y de Morena se mostraron como
enemigas acérrimas incapaces de evitar las acusaciones mutuas en cada
intervención, lo único cierto es que Claudia Scheinbaum demostró ser lo suficientemente
cobarde para atacar y no probar los dichos y lo suficientemente ladina para no
contestar las acusaciones.
Barrales tampoco tiene propuestas nuevas, pero sí esta
segura que no es tan corrupta como Scheinbaum, o al menos quiere darnos a
entender que no se hace tanto de la vista gorda como la ex delegada en Tlalpan
que enmudece ante las críticas y no puede, ni sabe contestar.
Si por un lado las propuestas de Mariana Boy en materia de
administración suenan plausibles, asi como en materia ambiental. Da la impresión
de que tampoco es una mujer que sepa concertar pues le aclaró de manera muy
seca a Mikel que no estaba con él y eso era algo muy bueno para ella como
candidata y para el Partido Verde, al que representa, como partido, pues se ha
separado del PRI de Enrique Peña Nieto. Marian Boy clara y firme demostró que
ella tiene propuestas, algo que ni Barrales, ni Scheinbaum.
Marco Rascón demostró ser el más centrado, el mejor conocedor
de la Ciudad de México y de los corruptos teje y manejes políticos de los
partidos políticos. No en vano formó parte del PRD en su momento al que
renunció cuando a principios del siglo las pugnas monetarias entre las tribus iniciaron.
Rascón desenmascaró a Scheinbaum y sus propuestas demagógicas que hablan de
doce festivales, uno mensual, en una Ciudad que tiene ya actualmente una oferta
de más de cien festivales al año. También señaló el desden de López Obrador y
su empleada por los pueblos originales en la Ciudad, pero aún más señaló algo
que ningún analistga ha resaltado y es el hecho de que Tlalpan la delegación
que malgobernó Scheinbaum hasta el día que acepto la candidatura a jefe de
gobierno, no la va a ganar Morena de acuerdo con las encuestas. Scheinbaum no
contestó y lo cierto es que sí el río suena es por qué lleva piedras. Seguramente
los doce festivales de Scheinbaum ya tienen contratos con amigos de Morena y de
Korrodi.
Conforme fue avanzando el debate el candidato del PRI se fue
haciendo chiquito en su asiento mientras todos le tupían de una manera u otra y
de manera directa Mariana Boy, quien como mencione, se deslindó del priísta, como
muestra clara de una alianza que se desquebraja día a día a nivel nacional,
pero fue Marco Rascón el que lo hizo pedazos, hasta Claudia Scheinbaum con esa
doble moral que es negar la responsabilidad en las tragedias de Tlalpan y
endilgarle a un pobre hombre que se apretaba las manos en su asiento la matanza
del 68 por ser parte del PRI. Mikel Arriola no es político, pero tampoco es un
hombre de argumentos y dialogo, no sabe debatir y todos hasta Lorena Osornio lo
tundieron. El sólo acertó a dar un catalogo de dádivas que no de acciones de
gobierno con los que desde el debate intentó de una manera burda y de
abarrotero comprar el voto ciudadano. A veces no puedo sentir más que una
especie de solidaridad por el más débil pero cuando escucho a este burocrata hablar
de cómo gobernar, lo único que siento es una gran indignación. Hasta Lorena
Osornio intimidada, cada vez menos, por los reflectores y dubitativa tiene más
presencia que Arriola. Al momento de cerrar su participación Arriola pidió como
quien esta acostumbrado a comprar votos, que todos los demás candidatos a
excepción de Scheinbaum que le den sus votos para derrotar a la candidata
Morena. La petición sonó más a la de un niño que pide dulces, que al
desesperado candidato que es Arriola.
La otra más atacada fue Claudia Scheinbaum pero la arrogante
candidata de Morena demostró su ignorancia en muchas materias que Marco Rascón
le restregó en la cara; la manera en que opera su partido en alianza con el PRI
engañan a la ciudadanía y argumentó de manera precisa como el lopezobradorismo nada
tiene que ver con una cuarta república y sí todo con una quinta columna de la
derecha y del estado. Una vez más Scheinbaum permaneció con la mirada perdida y
la boca cerrada. Como tampoco se atevió o supo contestar a Barrales, Arriola o
a Purificación Carpynteiro quien en un desplante histriónico que la colcaba
entre mala de telenovela Y chucky esquizofrénica retó a la morenista a demostrar
su conocimiento en materia de telecomunicaciones. Claudia Scheinbaum que desde
el primer debate demostró que no sabe responder si no le dicta las respuestas
su jefecito santo, fue incapaz de contestar las graves acusaciones del Mikel
Arriola en contra del coordinador de campaña de la candidata de Morena, Alfonso
Suárez del Real por trata de personas. Arriola citó testimonios y personas, así
como los montos que el morenista cobró por prostituir jóvenes mujeres.
Scheinbaum con esa estulticia disfrazada de arrogancia no supo que contestar.
En ese sentido espero que Arriola presente la demanda correspondiente ante las
autoridades, y el personaje en cuestión sea destituido por López Obrador, pero
esto último no va a pasar. ¿Verdad? Lo peor es que al revisar lo smedios nacionales
a la mañana siguiente ninguno menciona las acusaciones del Priísta lo que
muestra que poco importa la dignidad humana para los medios de izquierda y
derecha, así como lo insignificante que es Mikel Arriola para la prensa nacional.
Al final del debate
Claudia Scheinbaum demostró que poco o nada sabe de la Ciudad, de sus
competencias y problemas, pero es la arrogancia la que la marca.
Lúcido y propositivo, Rascón, se mostró conocedor de las
leyes de la nueva Constitución y de la Ciudad y su problemática. Marco Rascón
es consciente de que no va a ganar, por lo que al final del debate llamó a
votar por Marychuy, tras declararse comunista.
Marco Rascón, Mariana Boy y Lorena Osornio fueron quienes
salieron mejor librados y sin lugar a dudas los ganadores en este último bufete
de mentiras y ataques entre Morena, PRI y Frente que nada nuevo aportaron, pero
sí mostraron una vez más el cobre y la calaña de la que están hechos.
Una vez más el formato del debate resultó acartonado y más
por que los moderadores permitieron que los candidatos contestaran lo que
quisieran evadiendo así las preguntas planteadas por Eliza Alanís y Juan Manuel
Jiménez, este último aún muy verde para un reto del tamaño de un debate
electoral.
Apunte al margen al que tampoco le sale nada bien es al
tramposo gobernador de Morelos, quien organizó un debate a modo para su
hijastro, aprovechando que el candidato puntero Cuauhtémoc Blanco anunció que
no se presentaría al debate. Lo que nunca tomó en cuenta Graco Ramírez fue que
el candidato y ex rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos
Alejandro Vera, a quien Graco encarceló en su momento por denunciar las
corruptelas del perredista, se levantó de la mesa de debate y acusó a las
autoridades organizadoras de mañosamente trabajar a modo del gobernador. Obviamente
esto tuvo más importancias que las declaraciones que haya hecho el junior perredista
frente a los otros perdedores de la contienda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario