En cuestión de
almacenar energía Ray-O-Vac, hoy la tercera en el mercado de pilas para
juguetes y aparatos caseros, se mantiene líder en otras ramas del mercado y
tiene más de 100 años de existir.
Armando Enríquez
Vázquez
Para los que pasamos de los cincuenta años y vivimos parte
de nuestra infancia y juventud en un México proteccionista donde pocas marcas
innovadoras existían en el país, seguramente recordamos las pilas Ray-O-Vac, de
color amarillo y azul y con el nombre de la marca al centro, incluso en
Internet se pueden ver toda una serie de anuncios de los años setenta y ochenta
de animación en los que los personajes principales eran un rey, su hija la
princesa, ocasionalmente un león, entre los que más recuerdo de esos días está
el del desfile donde aparece el batallón de la energía. Hay otro de un
concierto de rock donde el vocalista de la banda pregunta a la concurrencia: “¿Cuál
es la Pila?” y otro de un personaje en gabardina que pregunta entre cuchicheos
a diferentes personas en un ambiente urbano, la respuesta de los interrogados
la escuchamos en voz clara: “Esa pregunta
ni se pregunta.” Ambas frases se contestaban con “Ray-O-Vac es la pila.” Y el clásico: “La princesa está triste porque su radio ya no suena.”
Ray-O-Vac era una de las pilas favoritas en México y
desconozco cual era su participación en el mercado. Dos marcas están mi mente
en cuanto a esos años; Ray-O-Vac y Eveready que tenía impreso en el cuerpo de
la pila un gato negro saltando a través de un número nueve con fondo rojo y el
Eveready enmarcado debajo del nueve. Ray-O-Vac llegó a México en los años 50 y
construyó una planta de manufactura en nuestro país.
Ray-O-Vac nació en 1906 en Madison Wisconsin cuando un
entrepreneur local de nombre James B. Ramsay de 35 años fue invitado por un
amigo P.W. Strong a invertir en el negocio de las pilas secas. Aunque Ramsay no
sabía nada acerca de pilas, investigó el mercado y su potencial, una vez
entusiasmado por el proyecto de Strong los amigos y socios se dirigieron a Chicago
donde se encontraba la tercera y más importante parte de la ecuación un francés
de nombre Alfred Landau, un hombre que fabricaba pilas secas en casa con
utensilios de cocina en una operación artesanal que vendía a ciertos tiendas en
Chicago, la oferta de Ramsay y Strong le interesó, pero como poseedor de lo más
importante para la empresa, la formula y el conocimiento para hacer las pilas
secas impuso sus condiciones; ser el presidente de la empresa y un sueldo de 50
dólares semanales por los próximos 25 años.
Los otros dos aceptaron y así ese mismo año se fundó la French Battery
Company en Madison.
En 1907, la empresa enfrentó una crisis que terminó en el
despido de Landau y en Ramsay haciéndose cargo de la presidencia de la empresa.
Landau ordenó materiales en exceso, importados y sin que estuvieran
presupuestados. Claro Ramsay podía atacar el problema financiero y el de
organización, desgraciadamente no podía resolver el problema de la fabricación
de la pila pues la mezcla “secreta” había salido por la puerta junto con Landau
en el momento de ser despedido. Ramsay entonces acudió al fundador de la
facultad de ingeniería química en la Universidad de Wisconsin, un hombre
llamado Charles Frederick Burgess quien antes de soltar cualquier información
pidió una participación en la empresa, que se le concedió. Tres años después la
empresa generaba utilidades. Pero el gran negocio de llegó, como para muchas
empresas norteamericanas con la I Guerra Mundial y parte de ese éxito fue el
desarrollo e invención de Burgess de una batería pequeña para las linternas de
mano. En 1915 un incendió destruyó la planta, así como la relación entre Ramsay
y Burgess que se culpaban uno al otro por la catástrofe, como resultado no solo
se rompió la relación laboral, si no que se crearon dos compañías de pilas.
Ramsay construyó una enorme planta para su empresa y fue entonces cuando le
llego el enorme contrato del ejército norteamericano para producir las pilas
necesarias para las linternas de las fuerzas en combate en Europa. Terminada la
guerra el siguiente reto para Ramsay y su empresa fue el desarrollar baterías
para el nuevo furor tecnológico: La Radio.
La turbulencia económica de 1929 que mandó a la quiebra a
muchas empresas, lo único que logró en The French Battery Company fue que
Ramsay decidiera renunciar para dar paso a las nuevas generaciones su puesto
como presidente fue asignado Bill Cargill. Ramsay se mantuvo en la junta de
directores de la empresa hasta su muerte en 1959 cuando tenía 83 años.
Las linternas fabricadas por The French Battery Company,
llevaban por nombre Ray-O-Lite y las baterías de ignición el de Ray-O-Spark.
Cambiar el nombre de la empresa en 1930 fue sencillo la empresa paso a llamarse
Ray-O-Vac. La empresa se dedico al desarrollo y la investigación de diferentes
artefactos como radios portátiles, además de innovadoras pilas, como la primera
batería sellada en acero y a prueba de escurrimientos. Esta nueva pila fue el
gran éxito de la empresa para la II Guerra Mundial que llevó a Ray-O-Vac a
construir la planta más grande de manufactura de pilas en el mundo en esos años
en la ciudad de Milwaukee. Tras la guerra la empresa continuó su crecimiento y
en 1950 Bill Cargill renunció, fue sustituido por Don Tyrrell y en 1957 Elmer
Ott reemplazó a Tyrrell. La tecnología también cambio y los bulbos fueron
sustituidos por transistores. En los cincuentas inició también la expansión de
la empresa fuera de Estados Unidos. Ray-O-Vac tiene plantas en diferentes
partes del mundo.
Aunque en la actualidad Ray-O-Vac no es ya líder en el
mercado de las pilas caseras, sigue siendo un importante fabricante de baterías
especiales, baterías recargables, baterías para computadora.
Cuando Burgess decidió separarse de la French Battery
Company fundó en 1917 The Burgess Battery Company, que con el tiempo fue
adquirida por Mallory Battery, y más tarde se convirtió en Duracell.
publicado en thepoint.conm.mx el 2 de agosto de 2018
imagen rayovac.com
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