El gobierno de la 4T
tiene la noble y buena intención de que los mexicanos lean, ¿quién nos asegura
que tengan la estrategia correcta?, otros gobiernos han fracasado en el intento.
Armando Enríquez Vázquez
Nada mas alentador que las palabras de Paco Ignacio Taibo II
al iniciar el programa de fomento a la lectura del gobierno de López Obrador,
hacer que México no este en el 107 lugar de 108 en lectura entre los países miembros
de la UNESCO y romper con la concepción elitista del libro.
Recuerdo a finales del siglo pasado o a principios de este
el zócalo lleno de mexicanos haciendo filas para conseguir los libros gratuitos
que el gobierno perredista del entonces Distrito Federal imprimía y distribuía
entre la población. Yo recuerdo haber tenido en mis manos “Sin Novedad en el Frente” de Erich María Remarque. La idea y su
realización fue obra de Paco Ignacio Taibo II. Después esto se convirtió en una
idea elitista que en su momento patrocinó el PRD y hoy Morena y que se llama
Brigada Cultural para Leer en libertad y que pone a disposición de lectores
textos en PDF de novelas que ya no tienen derecho de autor o de obras escritas
y donadas a la empresa de Taibo II y digo elitista con sarcasmo pues sólo apela
a los que tienen acceso a Internet y por extensión el grupo fifí de la sociedad
a los ojos de un presidente demagogo y falaz pues hoy la mayoría de los
mexicanos tienen acceso a Internet.
Como encargado del despacho de la dirección del Fondo de
Cultura Económica y próximo director de la editorial más importante de América
Latina y subvalorada por el presidente López Obrador quién le restó importancia
y la metió en la burocracia de la Secretaria de Cultura, Paco Ignacio Taibo II
anunció el programa federal de fomento a la lectura que incluye distribución
gratuita de libros, impresión de textos a bajo costo para el lector. Acercar al
lector a los libros y romper el mito del elitismo del libro. Todo suena muy
bien, la verdad es que más allá de las buenas intenciones, debemos recordar que
en otras ocasiones el decidir que es hora de poner a leer a los mexicanos ha
resultado un fracaso. No dudo del entusiasmo de Taibo II, lo que sé de cierto
es que; “cuando sueñes utopías recuerda que lo que para unos es paraíso para
otros no”, utilizando idea de una frase de Bioy Casares el brillante escritor
argentino. José Vasconcelos en los años veinte del siglo pasado y como
secretario de educación tuvo una idea muy similar a la que presumen hoy el
presidente y el escritor. El resultado un estruendoso fracaso; los mexicanos
continuaron evitando la lectura. Desgraciadamente nadie puede imponer a nadie
que debe de leer.
Hace ya más de diez años en una entrevista que produje y que
tenía como objetivo crear un programa cultural para un proyecto de televisión
privada que resultó un engendro de la televisión privada llamado Cadena 3, y
que fue el primer experimento de Grupo Imagen en Televisión. Paco Ignacio Taibo
aseguraba tener la necesidad de hacer un programa para promocionar libros porque
en este país se nos inocula en contra de la lectura desde las aulas de clase. Y
tiene razón, pero uno de los motivos poderosos que los jóvenes tienen para
abstenerse de leer es el que los maestros los fuerzan a leer textos que a cierta
edad resultan áridos y vetustos. La otra es la propia ignorancia y
analfabetismo funcional de los propios profesores. Taibo II en ese sentido,
como Vasconcelos hace casi cien años, ha decidido cuales son los textos que
deben interesar a los mexicanos y lo
peor en un acto discriminatorio y autoritario, aunque puedo entender el trasfondo
de ofrecer textos que teóricamente apelen a regionalismos, ha decidido que a
los sinaloenses le interesan los textos de Rafael Buelna nativo y escritor
ilustre de Mocorito donde inicio el programa federal y que vivió entre 1891 y 1924.
A los habitantes de Tixtla Guerrero les regalará un texto de José Mancisidor
sobre Vicente Guerrero (1894 -1956) y a los oaxaqueños de Nochixtlán uno de
Samuel Kaplan, norteamericano de 83 años de edad. No creo que esos sean los textos
que atraigan a los jóvenes mexicanos y tal vez Taibo II debería pensar en los
textos que lo hicieron amar la literatura en su infancia y juventud, esos
personajes que retrató después en sus primeros libros y que nos encantaban a
muchos niños en los setenta y creo que no han perdido vigencia; Salgari, Verne
y si de autores nacionales se trata a los sinaloenses de hoy seguramente los
atraerían los libros de Elmer Mendoza, y a los mexicanos en general los textos
de BEF, Francisco Hinojosa, Fabrizio Mejía Madrid, ¿Por qué no pedirles a estos
escritores sumarse a la promoción regalando textos? Estoy seguro que no dudarían
en hacerlo, ayudando a promover la lectura con textos que causen más empatía en
los mexicanos que textos antiguos a los que pueden acceder los lectores
conforme se despierte su curiosidad gracias a los primeros libros.
A Taibo II, como a muchos en esta 4T el triunfo político les
llega muy tarde para encontrarlos intransigentes, arrogantes, condescendientes por
lo que de no ser más flexible a Taibo II y todas sus buenas intenciones le
anticipo el mismo rotundo fracaso que tuvo el proyecto vasconcelista, por
basarse en esos mismos aires de superioridad, una nazi y el otro
stalinista-castrista, que lo hace erigirse en los pilares de lo que es bueno
para los mexicanos. Uno de los grandes méritos de las brigadas de lectura de Taibo
II es la variedad de textos que el internauta puede descargar de manera
gratuita, nada le es impuesto al lector porque si se trata de Internet Taibo II
entiende la libertad, pero desde una oficina burocrática parece que no. Taibo
II también debería de estar pensando en una estrategia popular de hacer llegar
lo libros de manera electrónica a los universitarios y jóvenes que se interesan
por diferentes temas y no pueden acceder a los costos de ensayos y textos científicos
y sociales que les son indispensables en sus actividades educativas y no sólo
en la literatura.
“De la vista nace el amor” dice un viejo dicho. Y en la
lectura más. Otro punto que debe tomar el programa de promoción de lectura del
gobierno federal debe incluir la invitación a los libreros a ayudar a poner el
libro en las manos del futuro lector. En muchas partes del mundo al entrar a una
librería una de las primeras cosas que llama la atención es la existencia de
lugares para que los consumidores se sienten a ver los libros a leer un poco o
todo el libro y compran libros porque los hojean, les son familiares, les son
accesibles en todos los sentidos.
Desde hace años me pregunto ¿Por qué el librero mexicano
envuelve el libro en celofán? Así jamás se comprarán libros, se le pone otra
barrera al lector para acceder al libro en el lugar más importante el punto de
venta. Para aquel que quiere darse una idea del tipo de narrativa que puede comprar
en un país donde leer es caro y que no se conforma con los elogios de las
contratapas el celofán del libro es una imposición. No nos hagamos las librerías
tienen seguros para la mercancía, cámaras en los pasillos y la seguridad
necesaria que quien quiere burla y se roba un libro. Habría que dejar al lector
decidir si la traducción vale la pena, porque luego esas ciertas traducciones
españolas son insufribles, ininteligibles y chauvinistas. Son las librerías
quienes más necesitan acercar a los lectores a sus establecimientos, las
editoriales mismas deberían impedir esa envoltura transparente del libro que lo
vuelve un objeto de deseo inasequible hasta la compra, para después, muchas veces
desilusionarse por lo adquirido. Son las librerías a las que amenaza una
empresa como Amazon, no lo posibles clientes.
A México en más de una ocasión se le ha intentado hacer leer
por decreto y siempre ha fracasado, las buenas intenciones de Taibo II, no son
suficientes se necesita una estrategia que realmente se adecue a México del
siglo XXI, a las tecnologías disponibles y al diversidad en gustos, todos válidos,
de los mexicanos.
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