La falta de visión y de conocimiento está por enfrentar al gobierno de la 4T con su mayor pesadilla la Cuarta Revolución Industrial.
Armando Enríquez Vázquez
Mucho se ha dicho ya sobre la visión premoderna del
presidente López Obrador y de cómo sus minions en el gabinete y el poder
legislativo únicamente son capaces de replicar las órdenes que nuestro
“democrático” mandatario les da demostrando la nulidad de su volición y libre
albedrío. El mundo se encuentra inmerso en lo que muchos han dado en llamar la
cuarta revolución industrial y que implica un cambio radical en la forma en que
funciona el mundo. Eso para la cuarta transformación no existe.
Estamos como en muchas otras ocasiones; gobiernos de la
república cerrando los ojos y negándose a ver que el mundo ancho y ajeno cambia
sin importarle las miradas ombliguistas y proteccionistas de los gobernantes, cambios
que no se detienen frente a la demagogia, el populismo o la falta de
conocimiento de la actualidad de aquellos que pretenden dirigir a México.
Un ejemplo claro y vergonzoso es la famosa y mal llamada
antes y ahora reforma educativa que solo ha sido, tanto para Peña Nieto, como
para López Obrador, un arma para administrativamente manipular a su favor a
líderes sindicales y el dinero del presupuesto educativo a su favor, sin que
nada, absolutamente nada en ambas propuestas tenga que ver con una reforma
educativa. En la visión de los dos gobiernos lo que menos ha importado es la
educación y los educandos. Mientras en universidades como el Tecnológico de
Monterrey se habla de preparar a los alumnos para carreras que aún no existen,
el presidente y sus allegados se coluden con la peor parte del magisterio en
nuestro país; los sindicatos tradicionales de líderes caciquiles para crear
clientelas electorales.
En China una nación de izquierda verdadera se planea incluir
la Inteligencia Artificial como parte de los programas de certificación para
los ingenieros. En México la universidad creada por Morena deshizo de un
plumazo la carrera de ingeniería mecatrónica dejando a los alumnos en la nada. En
el mundo se estudia el uso cada vez en mayores casos de las impresoras 3D algo
que sin ninguna duda creará en los próximos años, en algunos casos ya sucede,
un gran desempleo, una producción más barata y sin duda más eficiente. Si se
puede construir una casa de concreto con una impresora ¿Dónde quedan los
albañiles una de las profesiones que más se han promovido en los gobiernos de
este siglo en México con el auge de la construcción? Cada día más productos se
cran a partir de impresoras 3D, ya existen enormes galerones en China
fabricando diferentes productos impresos, trabajando 24/7 utilizando un mínimo
de seres humanos. ¿Qué se puede esperar en las ciudades mexicanas que dependen
económicamente en gran parte de la Maquila? La marca de esta nueva revolución
es la llegada de las maquinas que suplantan a los seres humanos. Pero una de
las partes más importantes para ser parte del cambio es implementar políticas públicas
que generen patentes, implementar la educación para desarrollar un conocimiento
creativo y propositivo, preparar a los jóvenes a realidades que parecen
fantásticas hoy, la conquista espacial, una mayor longevidad, la posibilidad y
obligación de prepararse para surfear por los cambios desconocidos que se presentaran
a lo largo de su vida.
Hoy que en el mundo se discute formas modulares e
interdisciplinarias de educación en todos sus niveles, el poco conocimiento del
presidente acerca del asunto y su forma anquilosada de ver la política, el
mundo y el ejercicio del poder, tienen a México al borde de perder toda
oportunidad de sumarse al cambio. El gobierno mexicano aun piensa de manera
preindustrial creando candidatos impresentables en el mundo como el mismo López
Obrador que tiene la estúpida idea, en sus propias palabras, que, “la mejor
política exterior es la política interior.”
En 2017, El gobierno finlandés, lanzó un programa
experimental pensando en el panorama de desempleo que implica esta Cuarta
Revolución Industrial, dos mil personas desempleadas recibieron a lo largo de
dos años una cantidad de dinero aproximadamente de $13,300.00 mensuales, con
los que se pretendía que estos desempleados tuvieran un nivel de vida
aceptable, mientras se preparaban y buscaban nuevos empleos. El experimentó
fracasó y fue suspendido a principios de este año porque lo único que fomentó
fue la haraganería de los beneficiados que sin sufrir ya del estrés de no tener
trabajo se dedicaron a esperar su cheque mensual. Esta actitud quiebra a
cualquier estado. Ahora en un país como México donde las políticas de Andrés
Manuel López Obrador están encaminadas a dar dinero a diestra y siniestra ¿cuál
es el futuro que espera a jóvenes y niños cuando en algún momento, muy
probablemente en cinco años con el cambio de gobierno, esto cambie? López
Obrador llevará sobre su conciencia el haber creado a una generación de
mexicanos carentes de la disposición para esforzarse a lograr metas y
objetivos, los padres ya hemos hecho demasiado en ese sentido para que ahora
sea una visión desde el gobierno y el país seguirá siendo el mismo o peor.
El mundo se enfrenta a nuevos retos y visiones tecnológicos,
la desaparición en la próxima década del uso de los combustibles fósiles, algo
que no se va a poder impedir por el decreto de un hombre anacrónico y los
dinosaurios que lo acompañan. Carbón y petróleo no son soluciones a futuro. En
un país que tiene zonas como la rumorosa o la ventosa, que esta ya siendo
utilizada, o con un territorio árido de más del 70% y una exposición solar
altísima, ¿Por qué el gobierno no plantea la obtención de energías limpias? ¿Por
qué no está CONACYT creando nuevas investigaciones para eficientar la
producción de esta energía limpia y desarrollando vehículos que no contaminen?
Respuesta sencilla porque a este gobierno el futuro y la ciencia no le
importan, ni siquiera por seguir el modelo cubano, donde la medicina es punta
de lanza en muchas de las investigaciones mundiales.
Otro ejemplo de la falta de visión del presidente radica en
el hecho de tratar de implementar una jornada laboral de 48 horas, cuando la
tendencia mundial es la reducción de la misma, en gran medida debido a nuevas
formas de trabajo como el Home Office,
lo impacta de manera importante y benéfica en el bienestar de la población.
Algo que en teoría es una de las metas de López Obrador.
Es cierto nadie sabe donde terminará esta nueva revolución
industrial, ni que pasará con producción y servicios, lo cierto es que muchos
países se están preparando para “montarse en la ola”. Los ejemplos, las
propuestas, los experimentos de los gobiernos que habrán de enfrentar a las
grandes corporaciones internacionales en los próximos años, no parecen
preocupar al hombre que tiene como obligación y responsabilidad, por haber sido
electo por la mayoría de los mexicanos, de llevar al país de la mejor manera y
no de la forma mezquina y vulgar que ha planteado comprando voluntades y
haciendo clientela como cualquier político ramplón de los años setenta que es
donde él se quedó.
publicado en blureport.com.mx el 24 de mayo de 2019
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