martes, 27 de agosto de 2019

Hannie Schaft, la ráfaga roja de la resistencia.




Una de las mujeres más importantes de la resistencia holandesa durante la II Guerra Mundial fue una joven de apenas 24 años.

Armando Enríquez Vázquez

Jannetje Johana Schaft nació el 16 de septiembre de 1920 en Haarlem, Holanda. Era hija de un miembro del Partido Socialdemócrata de los Trabajadores y su madre era de origen menonita. Su única hermana murió cuando Jannetje tenía siete años. Lo que volvió a sus padres y en especial a la madre en sobreprotectora de Jo como cariñosamente la llamaban y a ella como una niña introvertida.
Una pequeña dedicada a estudiar, tímida, lectora voraz, obtenía siempre buenas calificaciones, de esa manera, tenaz y sin amigos, llegó el momento de decidir sus estudios universitarios. Con el pesar de su padre y el temor de su madre Schaft decidió dejar su ciudad natal para estudiar derecho en la Universidad de Ámsterdam, se especializó en derecho internacional. Una vez en la capital holandesa la joven compartía un departamento con otras dos jóvenes de origen judío que habrían de convertirse en las mejores amigas de Schaft: Philine Polak y Sonjia Frenk.
El 10 de mayo de 1940 las fuerzas Nazi invadieron Holanda y con el paso de la ocupación Hannie comenzó a ver su mundo alterado por la presencia de los alemanes que iniciaron con su política de arrestos y limitaciones a los judíos holandeses. Desde el inició del conflicto Hannie se involucró enviando paquetes de ayuda a Polonia a través de la Cruz Roja Internacional. Schaft tenía una posición política clara y se oponía a los Nazis como a su símil holandés el NSB.
El 18 de mayo apareció el famoso panfleto de firmado por Bernard IJzerdraat, conocidos como Geuzenbericht, que llamaba a la resistencia holandesa contra las fuerzas Nazis. Hannie se mantenía un poco al margen de estas acciones, pero llegó a conseguir algunas publicaciones prohibidas. Poco a poco a partir del otoño de 1940, los judíos comenzaron a ser marcados socialmente por los alemanes, al ver a sus amigas discriminadas por estas medidas racistas, Hannie comenzó a tomar acciones pequeñas y personales, en un principio, como dejar de caminar en los lugares públicos prohibidos a los judíos, pero en 1942 comenzó a robar carnets de identidad en las albercas públicas para que fueran utilizados para ocultar y ayudar a salir a judíos de Holanda.
En 1943 la reglas alemanas se endurecieron y en perjuicio de los estudiantes de las universidades holandesas obligaron a los jóvenes a firmar una declaración de lealtad con los Nazis y de esta manera comprometerse no sólo a obedecer las reglas de las tropas invasoras, si no a trabajar un año en Alemania como muestra de su compromiso con la nación que invadió su patria, alrededor del 85% de los estudiante se negaron a firmar la declaración de lealtad entre ellos Hannie, quien al no poder entrar a la universidad, regresó a casa de sus padres en Haarlem donde las condiciones no eran mejores. Tras las diferentes muestras de la represión por parte de las fuerzas alemanas ante las diferentes acciones de resistencia de los holandeses,  Annie buscó la manera de contactar a los líderes de la resistencia local, por fin en el verano de 1943, trabajó con las hermanas Truus y Freddie Oversteegen, de quienes habrá que hablar en otra ocasión, y junto con Truus se iba a nadar a las albercas públicas para coquetear con los soldados alemanes y obtener información de los mismos acerca de los movimientos de los alemanes. Su cabellera roja ataría a los alemanes. Esta información sirvió a los miembros de la resistencia para atacar a los invasores y para poder pasar judíos a través de las fronteras holandesas a tierras seguras. Las dos jóvenes además lograron robar pistolas a los soldados y municiones que pasaron a la resistencia. Participó en el atentado en contra de la planta eléctrica de Velsen-Noord al norte de Holanda.
Además, junto con Truus, Hannie se encargó de ejecutar a diferentes traidores holandeses. Trabajó con Jan Bonekamp, en junio de 1944, en el atentado contra el comandante Willem Ragut que era un colaboracionista que había asesinado y entregado a los alemanes a miembros de la resistencia. El atentado resulto un torpe éxito y Bonekamp fue herido por Ragut y murió ese mismo día, mientras que Hannie logró huir, pero comenzó a cobrar notoriedad, sobre todo por su roja cabellera.
Delatada por un traidor, tuvo que pintarse el cabello de negro y utilizar lentes falsos, así mismo se le proporcionó una nueva identidad y papeles que la identificaban como la suiza Johanna Elderkamp lo que la convirtió en Hannie. Sus padres fueron detenidos por los alemanes y mantenidos como rehenes por unas semanas esperando que Hannie se entregara, algo que no sucedió. Hannie siguió trabajando con Truus, incluso existe una serie de fotografías donde se muestra a las dos mujeres preparándose para entrar en acción; Trus esta disfrazada de hombre, para que las dos participantes de la resistencia pudieran pasar como una pareja frente a los ojos de sus objetivos.
El 21 de marzo de 1945, Hannie fue detenida durante un cateo en el que se descubrieron papeles de la resistencia en su bolsa de la bicicleta y peor aún al descubrírsele una pistola. Detenida en una casa de seguridad de Amsterdam donde fue torturada e interrogada, los alemanes no lograron sacar ninguna información de la joven. El 17 de abril de 1945 fue llevada a las dunas cercanas a la ciudad de Overveen y fue ejecutada por un oficial alemán y por un colaboracionista holandés de nombre Marteen Kuiper y fue enterrada en la arena.
Un mes después Holanda fue liberada, el 27 de noviembre de 1945 Hannie recibió un funeral de Estado presidido por la Princesa Juliana y fue nombrada como Símbolo de la Resistencia. Un monumento en el parque Kenau en su natal Haarlem.
Marteen Kuiper fue detenido juzgado por sus crímenes contra sus connacionales y ejecutado el 30 de agosto de 1948.


imagen wikipedia.org

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