En el siglo XIX, luchando en contra el machismo y dejando
su país para poder ejercer su profesión la historia de Sofía Kovalevskaya es
una de éxito y conocer su lugar en el mundo.
Armando Enríquez
Vázquez
En la Rusia machista de los Romanov, en una sociedad de
feudal nació, se desarrolló durante su infancia y adolescencia una
extraordinaria mujer, matemática de profesión y vocación. Sofia, también
conocida por el nombre de Sonia, Kovalevskaya nació el 15 de enero de 1850 en
Moscú. Su padre Vasili Vasiliévitch Korvin-Kroukovski un militar y la madre era
una alemana llamada Elizaveta Fyodorovna Schubert, la familia gozaba de una
posición económica desahogada. Desde temprana edad Sofía aprendió a escribir y
a tocar el piano.
Su gusto por las matemáticas surgió cuando le fueron
explicando el papel tapiz de la casa a la que una vez retirado su padre del
ejército ocuparon en una finca en Palibino en lo que es hoy Bielorrusia, que
eran fórmulas del físico y matemático ucraniano Mijaíl Ostrogradski, ese nuevo
lenguaje que estaba descubriendo y aprendiendo a hablar la maravilló a tal
grado que se imaginó dedicándose a las matemáticas, otro de los catalizadores
en esta idea que comenzó a rondar la mente de la niña fue su tío Piotr
Wasiliewitch Korvin- Kroukovski, hermano mayor de su padre que la alentó a
dedicarse a las matemáticas, un pensamiento muy osado en un país con una
posición discriminatoria de las mujeres y sus capacidades.
En Rusia, como en muchos otros países del mundo a mediados
del siglo XIX, las mujeres tenían prohibido asistir a las universidades. La
única solución posible era estudiar en el extranjero en Suiza, donde las
condiciones eran un poco mejores, de cualquier manera, una mujer soltera, sin
un marido que autorizara su ingreso a la universidad no tenía posibilidades de
ser admitida. Sofía se casó entonces únicamente con el objetivo de cumplir con
el trámite de ingreso. Sus estudios se llevaron a cabo en las universidades de
Gotinga de la que recibió su titulo de doctorado, en la Heildeberg y con el
profesor Karl Weiestrass, profesor de la Universidad de Berlín, la cual Sofia
como cualquiera otra mujer del mundo tenía prohibido pisar. Por lo que
Weiestrass debió dar sus clases a Kovalevskaya a domicilio. La tesis de
doctorado de la estudiante rusa fue extraordinaria y planteó tres asuntos; el
problema matemático llamado el Teorema de Cauchy-Kovalevskaya, así como una
tesis acerca de los anillos de Saturno y otra más sobre la rotación de un
cuerpo sólido en un punto, todo esto le valió el doctorado que le fue otorgado,
por las razones antes explicadas, en ausencia.
El matrimonio por conveniencia se llevó a cabo en San
Petersburgo en 1869. El marido Vladimir Kovalevski, era paleontólogo, traductor
de la obra de Darwin al ruso. Una vez terminados los estudios y obtenido el
título de doctora, lo que la convirtió en la primera mujer científica de
profesión en Rusia, el matrimonio regresó a Rusia en 1874, a San Petersburgo. Donde
llevaron una vida común alejados de la ciencia tuvieron una hija y en 1878
Sofía Kovalevskaya junto con su hija se mudó a Moscú donde intentó sin éxito no
solo obtener los grados académicos equivalentes a los que tenía, si no
practicar su profesión. Desesperada en 1881 se muda Berlin y trabajando con
Weiestrass se dedica a la investigación de la refracción de la luz en un medio
cristalino.
En 1883, Vladimir Kovalevski se suicidó en Moscú. El
matemático sueco Gösta Mittag-Leffler le consiguió a Sofía una catedra en la
Universidad de Estocolmo que se fundó en 1878. Los primeros cursos que Sofía
impartió fueron de manera gratuita y a los cinco meses en mayo de 1884 se le
otorgó un contrato por cinco años en la Universidad, en su segundo año, ya daba
su clase en sueco, en 1889 se le ofreció un contrato permanente. Sofía
Kovalevskaya se convirtió de esta manera en la primera mujer rusa en ser
profesora en una universidad impartiendo una materia de ciencias exactas.
En 1886 recibió el Premio Bordin de la Academia de Ciencia
de Paris y en 1890 es nombrada miembro de la Academia de Ciencias de San
Petersburgo. Conoció al sociólogo ruso Maxim Kovalevski, primo de su esposo y
con quien tuvo un affaire. Víctima de una neumonía Sofía Kovalevskaya murió
el 10 de febrero de 1891 a la edad de 41 años.
Además de su actividad científica, Sofía
Kovalevskaya, fue una mujer de claras ideas políticas, su hermana Aniuta cuya
belleza cautivó al gradan Fiodor Dostoievsky quien le propuso matrimonio y ella
rechazó. Aniuta viajó en 1869 con su hermana y su esposo a Suiza, pero ella
prosiguió a Paris donde formo parte de la comuna, ese año Sofía también viajó a
Paris para unirse a su hermana en el movimiento social. Sofía escribió un libro
titulado Una Joven Anarquista que tiene mucho de autobiográfico y otro
llamado Una Infancia Rusa. Gösta Mittag-Leffler la nombró editora de la
revista Acta Matemática fundada por el sueco. Su historia es sin duda
una de las más extraordinarias porque sin importarle todas las convenciones
sociales de su patria logró conseguir su sueño y sus ideas sin importar los
medios.imagen: wikimedia.commons
No hay comentarios:
Publicar un comentario