Hay muchos lugares comunes que han funcionado y siguen funcionando en la comedia y el poner a disfuncionales actuando en una sociedad realista funciona muy bien.
Armando Enríquez
Vázquez
La gran cantidad de series de corte policiaco y Noir que se han producido en el norte de
Europa durante esta década y la popularidad de la novela policiaca en esa parte
del continente europeo en los últimos 25 años ha hecho que se acuñe el término Nordic Noir, como un nuevo género en el
que las novelas las Henning Mankell con su entrañable Kurt Wallander y las de Stieg Larsson y su rebelde Lisbeth
Salander, han sido la base para el surgimiento de otros escritores como Jo
Nesbo, Camilla Lackberg o Assa Larsson, en la televisión; Broen / Bron y
Forbrydelsen son las series fundacionales. A pesar del surgimiento de un gran
número de series noir provenientes del norte de Europa ambas series, que ya
terminaron, continúan siendo las dos mejores en su planteamiento y sus
personajes entrañables sin importar, o tal vez por eso, lo desquiciado que son.
La mayoría de estas series han sido producidas directamente
por las televisoras danesa, sueca, islandesa, noruega o finlandesa, eso no
impide a Netflix contar con un buen catálogo de ellas. En esta ocasión quiero hablar
de una serie que, si bien puede entrar dentro del género, ha decidido darle un
giro muy divertido, no muy acertado, al género.
¿Qué pasa cuando dos de los peores policías de sus
respectivos países son reunidos alrededor de otros que resultan peor de incompetentes
y obsesivos que “protegen a una pequeña estación regional en el centro de
Suecia en el poblado de Norrbacka? Ese es el planteamiento de Fallet (Que en
español significa “caso” “Investigación”).
Tom Brown (Adam Godley) es un patético inspector inglés
incapaz de resolver un caso; apocado y reprimido, pero consciente de los buenos
modales. Sophie Borg (Lisa Henni) una policía sueca con dificultades para
confiar en los demás, terca y que piensa que ella tiene siempre la razón y que
todos están en su contra, lista para argumentar para demostrar que lo demás son
imbéciles o no tienen la razón. Los dos son enviados como la mejor manera que
tienen sus jefes de deshacerse de ellos, con el fin de no entorpecer el trabajo
de los demás, al ya mencionado poblado sueco llamado Norrbacka donde se ha
cometido un homicidio. Un hombre originario de St Ives, el poblado inglés en el
que vive y trabaja Brown, ha sido asesinado, mutilado y colgado de un árbol. La
policía de Norrbacka está dirigida por Klas Wall (Tomas von Brömssen) un servil
un hombre mayor de edad a punto de jubilarse y dispuesto a no dar un solo
disgusto a su jefe o a los miembros del poder local, Bill Wall (Christoffer
Nordenrot) su hijastro y asesor del cuerpo policiacio, quien se distingue por
su comportamiento obsesivo compulsivo y la forense finlandesa Sonia Mustanaamio
(Stina Rautelin) quien carece del menor tacto para platicar, comentar o anunciar
algo, pero que además no es tan conocedora de su especialidad como presume.
No es la primera vez que un grupo de desubicados y
perdedores son retratados para contar una historia que resulte una comedia de
errores donde se logren de manera fortuita el objetivo; resolver un crimen. En
la literatura y recuerdo las divertidísimas novelas de Tom Sharpe y sus
personajes en muchas ocasiones menos funcionales que los que protagonizan
Fallet. En el caso de las series lo más reciente es la serie norteamericana Brooklyn Nine-Nine, estelarizada por
Andy Samberg y Melissa Fumero. Pero en caso del Fallet algo le faltó a la
formación del caso.
Fallet está construida a partir de una premisa que
curiosamente se desmorona conforme avanza la serie, Al final de la corta temporada
de 8 capítulos el giro de tuerca final lejos de resultar gracioso o sorpresivo
parece un chiste de mal gusto. Aunque se entiende que la farsa quiere llegar al
máximo de lo improbable, en este caso ese poquito extra desvirtúa el resto del
trabajo.
Las actuaciones son bastante buenas y la desesperación y
repulsión que el actuar de Tom, Sophie o Bill producen el espectador también se
compensan con las risas que producen cosas como ver a Tom en cama con el
presencia omnipresente de su madre, Sophie insistiendo en su capacidad para
disparar con puntería o Bill tratando de imaginarse siendo el asesino que
interpreta Javier Bardem en No country
for old men la película de los hermanos Coen, basada en la extraordinaria
novela de Cormac McCarthy.
Hay muchos lugares comunes que han funcionado y siguen
funcionando en la comedia y el poner a disfuncionales actuando en una sociedad
realista funciona muy bien, lo que no funciona en el caso de Fallet son los
personajes secundarios, demasiado secundarios para ser siquiera notados y la
aparición de los mismos para resolver los nudos narrativos, resulta forzada por
decir lo menos. La farsa también se permite malvados exagerados, pero en Fallet
al centrarse en este equipo de detectives disfuncionales, se olvidan los antagónicos,
pero lo que es más preocupante es que por momentos parece que los escritores
olvidaron que era una serie policiaca con una serie de asesinatos por resolver.
Fallet es una producción de 2017 de la televisión sueca SVT
en coproducción con una empresa inglesa, que tiene la ventaja de ser una serie
muy corta donde la desilusión llega en los dos últimos capítulos por la
resolución simplona del asunto pero que en general es dominguera y provoca
algunas buenas carcajadas.
Siempre he pensado que cuando un genero comienza a pasar de
moda es el momento en que la comedia o la farsa irrumpen en él, en ocasiones sirve
para revitalizar al género, otras veces sólo para darle la puntilla que lo
desaparece por un tiempo. En caso de Fallet no pasa ni lo uno, ni lo otro,
porque afortunadamente las series Nordic Noir gozan de cabal salud.
publicado en roastbrief.com.mx el 13 de mayo de 2019
imagen Netflix
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