Me molesta el desperdició de una historia que tiene tanto fondo, que debería impactar no sólo a la sociedad regiomontana, si no a los mexicanos en general.
Armando Enríquez
Vázquez
Acabo de ver en Netflix el mal llamado documental Hasta
los dientes. Dirigido por Alberto Arnaut y que se estrenó en cines en 2018.
¿Por qué me refiero a él como mal llamado? Porque sin importar la relevancia
temática del video, lo cierto es que el rigor como documental es nulo y ni que
decir en lo que se refiere a una investigación periodística.
Hablar de cómo el gobierno federal se ha encargado de cubrir
sus errores en los casos de la llamada Guerra contra el narcotráfico cuando
ha asesinado a civiles inocentes generalizando y haciendo una serie de
afirmaciones sin sustento es irresponsable, sobre todo cuando se tienen todos
los elementos para narrar una de esas historias de una manera extraordinaria.
Un trabajo bien hecho puede ayudar a mostrar errores y crímenes de estado que
se han cometido durante una guerra que si bien parece injusta también es
necesaria e inevitable, de una forma alejada al mocudrama que crea Arnaut.
A lo largo de los últimos tres sexenios, incluyendo lo que
va de este, el gobierno no ha sido claro en sus acciones y sus resultados. En
las víctimas del “Fuego Amigo” ni presidentes y mucho menos los mandos militares
han querido explicar, sólo se han limitado a maquillar de manera grotesca sus
errores. Lo más indignante es que tampoco han podido crear estrategias que
terminen en excelentes resultados, al menos medianamente aceptables.
Me molesta el desperdició de una historia que tiene tanto
fondo, que debería impactar no sólo a la sociedad regiomontana, si no a los
mexicanos en general, los grandes temas están sólodibujados en esta pieza de
video, pero de una manera superficial y sin las agallas que tendría un buen documentalista
de investigación. El resultado final es sólo un collage de imágenes de la
fachada del Tecnológico de Monterrey y un melodrama muy mexicano, donde lo que
yace en esa historia es una tragedia. Lo importante de un documental es el
poder ver a los que hablan para que esas palabras sean verosímiles, algo que el
joven Arnaut no permite ver. Se agradece que los testimoniales de la familia,
no estén llenos de lágrimas y sin embargo creo que a pesar de lo tremendo de la
historia, Arnaut sesgó algo que no era posible sesgar al poner estas voces casi
todo el video y faltaron voces. Creo que la única secuencia que está muy bien
armada es la de la reconstrucción de los hechos. Hacen falta testimoniales de
los militares, los transcritos del juicio a los militares, la explicación de un
crimen cometido por miembros de su institución, sobrando los testimoniales
largos y sin fuerza del twittero o de la chica del Oxxo, porque no fueron dos
los testigos o lleno de voces o busco otro tipo de besos. Lo que es más indignante
del documental es que la narración es mala y esta mal contada. Existen muchas
historias y cosas que no están explicadas y que Arnaut supone que todos sabemos
porque el las sabe, que lo jóvenes erano vivían en un principio el Saltillo, es
algo que uno sólo entiende cuando los padres se trasladan a Monterrey. ¿Por qué
y cuándo los padres de uno de ellos viven en Todos los Santos? ¿Cuál es la
importancia y el impacto de la asociación formada al interior del Tec para
preservar la memoria de los jóvenes?
Faltan más voces de autoridades, tanto locales como de la
institución educativa, de esta última sólo aparecen dos funcionarios, uno al
que los padres pintan como prepotente y el realizador en lugar de enfrentarlo
con estos testimoniales prefiere pintarlo de una manera muy benévola, lo mismo
sucede con la funcionaria de la empresa educativa. La única imagen del entonces
presidente del sistema del Tecnológico de Monterrey Rafael Rangel Sostman como un
verdadero cobarde y un servil del estado y tibio hombre, a diferencia de otros
históricos rectores y directores de universidades que han enfrentado al poder y
sus abusos en contra de sus estudiantes, el primer y más claro ejemplo es claro
Javier Barros Sierra rector de la UNAM en 1968.
Da la impresión que Arnaut entrevistó sólo al grupo de
personas que encontró la primera vez y lo hizo sin ningún rigor. La aparición
del ex procurador neolonés es realmente un ejemplo de cómo desperdiciar la
fuente y los encuadres que se hacen del personaje son muy malos.
Arnaut está más preocupado con crear encuadres y secuencias
que parezcan poéticas y que gracias a la pésima fotografía y la poca
preocupación por unificar la calidad de las imágenes resultan totalmente
triviales y aburridas, hasta repetidas, aunque no lo sean. No basta con tener
una buena idea, hay que trabajarla de la mejor manera y a fondo.
Es triste que una plataforma como Netflix ponga a sus
audiencias un documental tan mediocre como Hasta los dientes, habiendo
documentales estremecedores sobre la guerra del Gobierno Mexicano en contra del
crimen organizado, uno de los ejemplos más claros y exitosos es La libertad
del diablo de Everardo González, sin duda nuestro mejor documentalista, o
Tempestad de Tatiana Huezo. No existe comparación entre un trabajo de la fuerza
de Presunto Culpable de Roberto Negrete y Layda Negrete y el blandengue
trabajo de Arnaut. Sería muy interesante que Netflix o Amazon Prime rescataran
estos trabajos y otros que realmente son parte de la gran tradfición documental
mexicana que nació desde hace décadas con cintas tan brillantes como Torero de
Carlos Velo de 1957.
publicado en roastbrief.com,mx el 10 de septiembre de 2019
imagen: cecut.gob.mx
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