La experimentación de temáticas adultos en animación no es algo nuevo; películas como El Planeta Fantástico de René Laloux, Fritz el gato de Ralph Bakshi, Heavy Metal, son claros ejemplos.
Armando Enríquez
Vázquez
Acabo de terminar la segunda temporada de Desencanto,
me pasó lo mismo que con la primera, me siento desconcertado. Hay muchas cosas
que me parecen lugar común, que hacen a la serie predecible, pero ya espero la
tercera temporada.
La experimentación en temáticas no infantiles con la
animación no es algo nuevo, de películas como El Planeta Fantástico de
René Laloux en 1973, Fritz el gato de Ralph Bakshi un año antes, Heavy
Metal en 1981, son claros ejemplos de cómo en el cine se ha intentado abrir
un mercado que muchos incluidos productores y estudios pensaron en un momento
exclusivo de niños y conforme se han popularizado las novelas gráficas, los
universos de Marvel y DC y los consumidores de animación han crecido en edad se
podría esperar una popularidad en series animadas similares. En el caso de
superhéroes al parecer las audiencias prefieren personajes de carne y hueso,
aunque existen historias que se producen en animación. Además, en contra el
discurso de superhéroes, otros tipos de narración en animación se topan con
argumentos poco atractivos.
Los grandes éxitos a veces nada tienen que ver con
superhéroes si no con una realidad tan poco atractiva que son personajes como
los de South Park o los Simpsons quienes validan la crítica
social y la sátira sobre la sociedad.
En Desencanto un problema continúa siendo esa
construcción de estereotipos y de situaciones que tienen que ver con lugares
comunes, algo que a Matt Groening le es conocido y ha explotado a lo largo de
30 temporadas de los Simpson y las 7 temporadas de Futurama.
El capítulo final de la segunda temporada entra en esta
lógica de repetición, con un cliffhanger tal vez predecible, suficiente para desarrollar
un interés en la tercera temporada, pero el antepenúltimo capítulo es el
verdaderamente desconcertante, el rompimiento con la línea argumental y visual,
la influencia y homenaje al gran Moebius es innegable, sin embargo hasta ahora
no sabemos cómo ayuda en el desarrollo de la trama, lo que logra es dejar en el
desamparo al espectador de la serie al abrir la posibilidad de una línea
argumental nueva, que hasta el final de la temporada sólo logra ser un absurdo en
lo visto a lo largo de diecinueve episodios, un capítulo que tal vez tenga que
ver con algo que a los productores de Netflix les gusta mucho y son los
universos paralelos y diferentes, se agradece pero desconcierta porque nada se
nos dice de este mundo.
La serie y los personajes son desiguales; El desarrollo de
Bean, es interesante y contrasta con el nulo progreso en los personajes patiño
que la acompañan; Elfo y Lucy. El trabajo de Groening al atacar sus personajes
como individuos y no como los estereotipos sobre los que ha desarrollado su
carrera, va mejorando poco a poco, la soledad de Zog y la independencia de las
reinas Oona y Dagmar que por diferentes razones dejan al rey solo con sus hijos,
le dan un valor humano y pro equidad de género a los personajes de la serie, aunque
algunas veces y en algunas situaciones se deja ir por la salida fácil y común
de resolver la situación. El destino Zog y las siniestras intenciones de Odval
y la sacerdotisa seguramente se resolverán de una manera muy sencilla al inicio
de la tercera temporada.
La manera de Groening de manejar la comedia de errores es
mucho mejor que en la primera temporada, aunque siguen ahí situaciones que ya
hemos visto en los Simpson como el asunto de engordar a fuerza. Desencanto me
desconcierta
Por su parte Amazon Prime lanzó Undone, una serie
animada también desconcertante, con una premisa que es clara e intrincada. Undone
fue creada por Raphael Bob-Waksberg, creador Bo Jack Horseman, otra
serie animada exitosa que duró cuatro temporadas, y Kate Purdy que fue la
productora de Bo Jack Horseman y escribió capítulos de Cougar Town.
Undone cuenta la historia de Alma Winograd-Díaz una joven con un pasado
de esquizofrenia en su familia, un padre que muere en condiciones misteriosas y
la idea de que es a través de la conciencia cósmica como puede lograr el
equilibrio de su vida y recuperar lo que ha perdido. Alma, tiene una hermana
menor que esta a punto de casarse, una madre dominante y omnipresente que habla
a Alma al parecer desde su preocupación por la salud mental de su hija y un
novio que mantiene la relación a pesar de que ella ha terminado.
La historia comienza con Alma teniendo un accidente en su
auto que deja a Alma en coma, a partir de ese momento que es un lugar común de
tantas historias, Alma en un estado en el que parece salir del coma percibe la
presencia de su padre, quien le pide ayude a descubrir los motivos de su muerte,
que él sospecha fue un asesinato conclusión de sus investigaciones en el
terreno de viajar en el tiempo sin tener una máquina o aparato y sus peleas con
sus patrocinadores. De acuerdo con el padre de Alma se puede viajar en el
tiempo a partir de la realización de que el presente es únicamente una realidad
diferente que puede ser manipulada y esa manipulación puede permitir alterar el
presente. Lo interesante de la serie es otro lugar común la posibilidad de que
la realidad no lo sea o que la enfermedad se haya manifestado ya en la mente de
Alma, incluso que como en Life in Mars, la extraña serie inglesa de
2006, ella se encuentre imaginando todo desde su coma.
La historia que se mueve torpemente entre un thriller, una
serie de ciencia ficción, en el marco del empoderamiento de los méxico-americanos
en Estados Unidos, con los lugares comunes del día de muertos y las danzas
aztecas, nos deja en el último capítulo ante un muy débil y previsible
cliffhanger.
El gran éxito de la animación este año sin duda a sido Love,
Death + Robots de Netflix. Netflix tiene un gran catalogo de series
animadas con un público muy específico, pero no todas son llamativas. Amazon
Prime comienza a experimentar con ellas.
En el caso de Desencanto, básicamente el nombre de su
creador es lo que atrae a las audiencias, pero es claro que Desencanto
aún necesita más contundencia y claridad en sus personajes para en tan sólo
diez episodios por temporada llamar atrapar al público. Mientras que Undone
a pesar de tener una animación más propositiva que pretende ser realista y es
atractiva, necesita alejarse los lugares comunes que la hacen una serie menor.
publicado en roastbrief.com.mx el 28 de octubre de 2019
imágenes Netflix
Amazon Prime
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