La política, la corrupción y un personaje extremo en la cinta que Netflix y actuada por el excepcional Gary Oldman.
Armando Enríquez
Vázquez
EEl Ciudadano Kane es considerada por muchos una de las tres mejores películas en la historia del cine. Su director el polémico y genial Orson Welles, que en el momento de su debut cinematográfico tenía tan sólo 24 años, es en sí mismo una leyenda en la historia de la cinematografía y de la radio en Estados Unidos. La película es una reflexión y un retrato sobre el poder desmedido representado por uno de los personajes más destacados y despreciables de los medios escritos de Estados Unidos y cuyo imperio ha llegado hasta nuestros días; William Randolph Hearst.
Mucho se ha dicho y escrito acerca de la película y de
Welles, pero poco acerca de quién junto con el gigante de Kenosha, Wisconsin
escribió el guion de El ciudadano Kane; Herman Mankiewicz. Netflix
estrenó a finales de 2020 Mank una extraordinaria película sobre esta
parte del génesis de la cinta y acerca del hombre clave para el clásico del
cine mundial. Mank es protagonizada por Gary Oldman en el papel de
Herman Mankiewicz.
La cinta fue dirigida por David Fincher, el director
estrella de Netflix quien en 2013 inauguró la explosión de la producción propia
de la plataforma con House of Cards, lo que revolucionó a las
plataformas de video en Internet, terminó con el mito de la duración de los
contenidos de video en línea y precipitó la caída de la televisión.
La película narra el momento de la vida de Herman Mankiewicz,
al que sus amigos y conocidos llamaban Mank, en que escribió el guion de
la cinta. confinado en un rancho con una fractura en la cadera, obligado a la
sobriedad por su agente y después de haber perdido su empleo en MGM por
burlarse de Louis B. Mayer uno de los creadores de Hollywood, Mank se enfrenta
a escribir contra tiempo la historia para la primera cinta de Welles a quien
RKO contrató intentando levantar las ganancias y audiencias del estudio.
Mankiewicz fue todo un personaje, aparte de ser un escritor exitoso
en los inicios de Hollywood, fue alcohólico, ludópata, irreverente y necio. Su
vicio contribuyó a que muchos se formaran una imagen del guionista como bufón.
Mankiewicz era visto como un miembro divertido en la corte de William R. Hearst,
siempre rodeado de lambiscones o empleados, incluido el mismo Mayer, quién de
acuerdo con la cinta fue un simple testaferro del magnate de medios impresos. El
guion de El Ciudadano Kane de acuerdo con la cinta de Fincher sería una versión
muy personal de Mankiewicz de un hombre al que el guionista ha decidido
condenar al infierno, como en su momento han hecho otros artistas con sus
críticos y enemigos. Mankiewicz intentó condenar a Hearst a la soledad y la
amargura con el guión, después de narrar su prepotencia, arrogancia y el poder que
imponía a todos aquellos cercanos a él. Y sin quererlo, Mank, acaba con la
amante de Hearst, Marion Davies (Amanda Seyfried) a la que el magnate de la
prensa convirtió en estrella de cine, convenciendo a Mayer de incluirla durante
algunos años en MGM y que fue buena amiga de Mank. En la película queda como
simplona arribista. El estreno de El ciudadano Kane marginó aún más a
Mankiewicz y así vivó durante la última década de su vida
En tiempos de política y cuando Hollywwod presume de ser un
centro de liberales, Mank cuenta la forma en que MGM y Mayer se
involucraron en la campaña por la gobernatura de California en 1934. El
productor apoyó al candidato republicano Frank Merriam y orquestó una campaña
de propaganda a través de documentales ficticios que querían pasar por
reportajes en contra del escritor Upton Sinclair, candidato demócrata al que se
consideraba comunista en los círculos más reaccionarios de los dueños de los
estudios de Hollywood. Mayer intentó obligar a los empleados de MGM a votar por
el republicano. La influencia del cine en aquellos años y por extensión de los
medios en la actualidad en el comportamiento y la forma de pensar de las
audiencias es así uno de los temas que pone sobre la mesa la cinta. De la misma
manera la capacidad del público para entender la narrativa y los temas
expuestos en películas, programas de radio o televisión, más allá de las
sencillas y simples líneas argumentales del melodrama.
Mank tiene diferentes capas y niveles de lectura.
Pero su lectura más superficial es impecable, los personajes y la manera de
contar la anécdota son perfectos. La extraordinaria actuación de Oldman quien
lleva de principio a fin toda la película, otro paralelo con la película de
Welles, hace a todos los personajes, incluido Orson Welles, bailar al ritmo que
Oldman los obliga. Las escenas entre el Mank y Marion Davies, interpretada por
Amanda Seyfried son de lo mejor de la película. Oldman, Seyfreid y la cinta estuvieron
nominados al Oscar en la entrega pasada.
La historia filmada en blanco y negro, algo que le gusta a
Netflix para sus más ambiciosas películas, con grandes referencias visuales y
artísticas al cine de los años treinta iniciando con la secuencia de créditos. Las
escenas en la famosa residencia, hoy museo, de San Simeón que construyó Hearst
a partir de un castillo medieval que importó de Europa piedra por piedra y
reconstruyó de la misma manera en California muestran la espectacularidad y el
obsceno estilo de vida que llevaba Hearst y los festines que se organizaban en
su enorme propiedad y que contrastan con la vivienda modesta donde Mank escribe
y dicta su guion.
Como en el caso de El ciudadano Kane, el guion de Mank
es la columna vertebral de una extraordinaria película y es producto de la
mente del padre de Fincher, Jack Fincher guionista y periodista que murió en
2003 y que también escribió un guion que propuso a Martin Scorsese sobre la
vida de Howard Hughes y que al final no fue el utilizado para El Aviador. Como
en el caso de El ciudadano Kane, el guion es una reflexión sobre el poder,
la soledad y además, sobre un sistema arbitrario de trabajo y un hombre que
hace lo único que sabe hacer; escribir historias.
publicado originalmente en roastbrief.com.mx
imagen Netflix
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