Red Grange fue uno de
los primeros ídolos del Futbol americano, su poder de convocatoria no sólo
lleno estadios como nuca antes, ayudó a consolidar la naciente NFL en la mente
de aficionados y medios de comunicación. Se le conoció como el Fantasma Galopante.
Armando Enríquez
Vázquez.
En la década de los setenta del siglo pasado, Chris Berman,
un periodista deportivo, entrevistó a la leyenda de la NFL y dueño de los Osos
de Chicago George Halas, y le preguntó quién era el mejor corredor que él había
visto jugar futbol americano. Halas sin chistar contestó: Red Grange.
- ¿Sí Grange jugara ahora cuantas yardas cree que lograría
en una temporada? – preguntó Berman.
-Unas setecientas cincuenta, ochocientas.
- Bueno, ochocientas no está mal, pero…
Halas se acercó al
periodista.
- Recuerda una cosa
muchacho. Red debe tener unos 75 años de edad ahora.
En Octubre de 1924, La Universidad de Michigan invicta por
tres años se enfrentaba a la Universidad de Illinois. El año anterior las dos
universidades habían quedado invictas y no se habían enfrentado entre ellas a
pesar de pertenecer a la misma conferencia, la de los diez grandes, pero la
poderosa escuadra de Michigan menospreció a su enemigo, sin embargo a la hora
del juego frente a sesenta y cinco mil espectadores acudieron al estadio de la
Universidad de Illinois para ver jugar al número 77 un muchacho llamado Harold
“Red” Grange. Grange recibió la patada del Kick Off inicial y la regresó 95
yardas para touchdown. En los siguientes diez minutos Grange anotó en tres
ocasiones más y durante la segunda mitad del juego anotó una quinta vez y lanzó
un pase de anotación. Esa tarde la Universidad de Illinois ganó 39 a 14 a su
similar de Michigan y Red Grange se ganó el apodo del Fantasma Galopante; una
vez que Grange comenzaba a correr no habían manos que lo taclearan. Ese día Red
ganó 402 yardas combinadas, 212 por tierra, 64 por aire y 126 en regresos de
patadas.
Grange nació en Forksville, Pensilvania en 1903. A los cinco
años quedó huérfano. Su padre decidió entonces trasladarse con sus hijos a la
ciudad de Wheaton en Illinois, Grange creció allí y jugó para la preparatoria
local donde anotó 75 touchdowns y en los dos últimos dos años sólo perdió un
juego, en el cual fue sacado del terreno de juego inconsciente. Grange
permaneció en coma 2 días y cuando
despertó del coma tenía dificultades para hablar. Al terminar la preparatoria
Grange eligió estudiar en la Universidad de Illinois pero nunca pensó en jugar
futbol, el había pensado en el basquetbol, el beisbol y la pista. Pero terminó
jugando futbol americano. Muchos años después en una entrevista confesaría que
a pesar de haber jugado, haber sido entrenador asistente y de haber sido
cronista de los programas de radio de los Osos de Chicago por más trece años,
no le encontraba ningún gusto a ver a dos equipos de futbol americano
enfrentarse, él prefería el beisbol y sus grandes ídolos eran Ty Cobb y Babe
Ruth, nadie del futbol americano. Para Grange el futbol americano había sido un
trabajo, una forma de ganarse la vida, una manera divertida y entretenida
muchas veces, muy lucrativa ante todo, pero al fin de cuentas un trabajo nada
más.
Un día, mientras aun era estudiante, conoció a Charles Pyle,
un empresario que le ofreció un sueldo de cien mil dólares para jugar futbol
americano. Grange cerró el trato con un apretón de manos y mucha incredulidad.
A las pocas semanas Pyle lo llamó y lo puso a jugar en los Osos de Chicago. Esa
primera temporada de 1925, Grange no tenía contrato con los Osos, ni con su
legendario dueño George Halas, todo había sido negociado con Pyle y tal vez por
eso Red Grange, el fantasma galopante,
se convirtió en el primer jugador de la historia en ganar un salario de cien
mil dólares.
La gente seguía al jugador y sus hazañas, durante muchos
años un juego de los Osos de Chicago contra los Gigantes de nueva York en la casa de los Gigantes,
efectuado en 1925 mantuvo el record de espectadores en un juego de futbol
americano profesional. Cerca de 66,000 aficionados se presentaron a ver el
partido y los Gigantes de Nueva York fueron salvados de la bancarrota, aunque
perdieron el juego 19 – 7. Pero lo más
importante fue que la NFL cobró una importancia que no tenía hasta entonces y
aficionados y periodistas comenzaron a seguirla. El poder de convocatoria de
Grange lleno estadios. Se hicieron muñecos, sweaters y hasta una marca de
pastel carne con su nombre. El fenómeno de Red Grange fue de tal magnitud que
aprovechando un juego de los Osos en Washington un senador de Illinois,
contactó al fantasma y le preguntó si le gustaría conocer al Presidente de los
Estados Unidos, el joven contestó: ¡Por supuesto! Grange estaba muy emocionado. Finalmente. Grange fue
presentado al Presidente Calvin Coolidge como Red Grange de los Osos de
Chicago, el mandatario lo saludó y le confesó que a él le encantaban todos los
actos con animales.
Al año siguiente Pyle se peleó con Halas y sus socios pues
no le permitieron ser parte de los dueños de la franquicia de Chicago, entonces
el empresario decidió formar su propia
liga e invitó a Grange a ser parte de la misma y dueño del equipo de los
Yankees de Nueva York, una franquicia de futbol americano de la nueva liga, que
nada tiene que ver con el equipo de beisbol. Pero el sueño sólo duró una temporada
y la liga desapareció, la franquicia de Nueva York fue absorbida por la NFL y
en 1927 en un juego en contra de los Osos de Chicago Grange sufrió una fuerte
lesión en la rodilla que lo mantuvo inactivo y en muletas por varios meses. El
fantasma pensó que su carrera había terminado. Grange no jugó en la temporada
de 1928. Sin embargo en 1929, Halas le ofreció un puesto en los Osos de Chicago
y Grange jugó en la franquicia hasta 1934.
Tres años Grange, fungió también como entrenador del equipo.
El último año como jugador de los Osos, el equipo tuvo una temporada invicta
cosa que ningún equipo repetiría hasta 1972 con la temporada perfecta de los
Delfines de Miami. El juego por el
campeonato de la NFL, lo disputaron los Osos de Chicago y los Gigantes de Nueva
York y según recordaba Grange en una entrevista años después, el clima de ese
juego era terrible y el campo de juego era un verdadero lodazal congelado. El
juego se conoce como el juegos de los Sneakers o de los tenis pues, según
Grange a medio tiempo los Gigantes tomaron prestados los zapatos tenis del
equipo de basquetbol de una preparatoria cercana, así que en la segunda parte
del encuentro mientras los Osos se hundían en el terreno de campo con sus
zapatos con tacos, los Gigantes podían correr o algo similar sobre la
superficie congelada del terreno de juego, haciendo de este partido una de las
cosas más divertidas en la que Grange hubiera participado según sus propias
palabras. Los Gigantes ganaron el juego 30 -13.
Durante sus años con los Osos y al terminar su carrera, Grange,
hizo películas y se convirtió en cronista deportivo para los Osos de Chicago y
más tarde de partido sabatino de futbol colegial que transmitía la NBC. Fue la
primera persona en lanzar un bolado en un Superbowl que no fuera un árbitro y
lo hizo en 1978 en el Superbowl XII en el que se enfrentaron los Vaqueros de
Dallas y los Broncos de Denver.
Grange murió de pulmonía en 1991 a los 87 años de edad.
publicado en thepoint.com.mx el 30 de octubre de 2012
foto: wikipedia.org
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