La NASA acaba de
otorgar una jugosa beca a un ingeniero para que a partir de las nuevas
tecnologías alimente a los futuros colonizadores del espacio.
Armando Enríquez Vázquez
Cuando hablamos de
que todo se puede hacer con una impresora 3D, realmente nos referimos a todo.
Desde prótesis, piezas mecánicas, armas de fuego, tejidos, automóviles y ahora
hasta comida y es en este campo donde se comienza a ver una gran posibilidad de
aplicaciones.
De acuerdo con el Ingeniero Anjan Contractor, residente de
Austin, Texas. Poder imprimir comida puede ser una respuesta a los problemas de
hambruna mundial. Contractor propone una impresora que trabaje a partir de
polvos y aceites para construir la comida que el impresor quiera. Los polvos, que
pueden ser azúcares, carbohidratos, vegetales, frutas y carnes pulverizadas, proteínas
o cualquier elemento comestible que ayude a construir el alimento, se
almacenarán en cartuchos como lo hacemos hoy con las tintas y predice Anjan que
pueden durar en el cartucho hasta treinta años, por lo que Contractor asegura
que se combatirá también el desperdicio de alimentos.
La idea que parece sacada de una serie de ciencia ficción,
acaba de ser apoyada por la NASA. La Agencia Espacial de los Estados Unidos, a
través de su programa de apoyo para la investigación para nuevas pequeñas empresas,
le otorgó al ingeniero mecánico, especialista en impresoras 3D, una beca de
ciento veinticinco mil dólares para que desarrolle alimentos impresos para
misiones espaciales de larga duración. Y lo primero que Contractor está
esperando imprimir es una pizza. Según Contractor un alimento ideal para
imprimirse pues se construye a partir de capas.
La primera capa se elabora con un polvo de harina que se
mezcla al inyectarse con agua sobre una plancha caliente que le da la cocción a
la masa, después a través de otros polvos que contienen el jitomate y que se
mezcla con especias en polvo, agua y aceite se crea la capa de la base de salsa
de tomate, para finalmente ser cubierta por una capa de proteínas que pueden
ser de origen animal o vegetal, con una nota muy importante al ser un polvo que
al final adoptará la caprichosa forma que el diseñador (Cocinero) de la pizza
le quiera dar, esta proteína puede provenir de insectos sin que nadie le haga
cara de fuchi al comerse una o varias lombrices pulverizadas.
La impresora se encuentra aún en una etapa conceptual, pero
Contractor se propone comenzar la construcción de los primeros prototipos en
las próximas semanas. Uno de los detalles que tendrá que tomar en cuenta el ingeniero
es que la impresora debe funcionar de manera correcta en condiciones de
gravedad cero.
Si logra su objetivo los astronautas no deberán nunca más
preocuparse por comer esas cosas que comen y que por lo menos las que nos daban
a conocer como comida de astronauta hace unos años parecían ladrillos de
poliuretano y sabían igual pero con acentos de vainilla y frutas del bosque.
Aunque en misiones muy largas y si no se descubre rápido otra comida fácil de
imprimir, tal vez los futuros habitantes humanos de otros planetas tengan a la
Pizza como una especie de comida maldita.
Por otro lado, en el más terrestre y sibarita de los planos,
que pensaran los defensores de las cocinas de autor y molecular, los amigos del
fast food y los del slow food, cuando
crear platos en forma y capas se convierta en algo tan sencillo como apretar el
botón de print.
Desde luego que hay que ir pensando en una franquicia así
como la de Build a Bear que se llame Build your Food.
Publicado en blureport.com.mx el 5 de Jumio de 2013.
Imagen: frenchtribune.com
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