La ciencia de
bacterias que atacan a otras bacterias llegó a una nueva etapa donde las
bacterias se pueden administrar vía píldoras.
Armando Enríquez Vázquez
Hace poco escribí de lo exitoso de algunas terapias
alternativas como los trasplantes fecales, los cuales se han utilizado en
algunos hospitales de la unión americana para acabar con las infecciones
intestinales producidas por la bacteria Clostridium
difficile a la que se le atribuyen
alrededor de 14,000 muertes anuales solamente en los Estados Unidos. La bacteria
que ha desarrollado una alta resistencia a los antibióticos puede causar
infecciones a los pacientes a pesar de que en un individuo normal hasta en un
3% de la flora intestinal puede estar compuesta por la C. difficile.
El pasado 3 de octubre el doctor Thomas Louie de la
Universidad de Calgary en Canadá, reveló que ha estado trabajando en una
píldora que contiene las mismas bacterias de un microbioma intestinal sano y
que ataca a la C. difficile. El
tratamiento fue suministrado por Louie a 31 personas con la enfermedad, de las
cuales solamente una no se curó. La idea se le ocurrió al investigador cuando
comenzó a tratar a un paciente que era intolerante a los enemas y por lo tanto
a las terapias de trasplante fecales más utilizadas en la actualidad.
Cada uno de los pacientes del Doctor Louie tomo dosis de
entre 24 y 34 píldoras con las bacterias, las cuales se encontraban bajo una
cubierta de gelatina que les ayudó a sobrevivir a los ácidos gástricos del
estómago. Tras el tratamiento los
pacientes fueron evaluados durante un año y los descubrimientos fueron que C. difficile había desaparecido de su microbioma intestinal.
Las bacterias con las que se elabora la píldora provienen de un donador, lo más
recomendable; un familiar del paciente, tal y como sucede en el caso de los
trasplantes.
La ventaja principal de la píldora es que elimina la
agresividad del trasplante fecal.
A principios de año la doctora Elaine Petrof y un equipo de investigadores de la
Universidad de Queen en Kingston, Canadá dieron a conocer una materia fecal
producida en el laboratorio a partir de reproducir la flora intestinal de una
paciente sana. El estricto proceso de selección terminó en una muestra de una
mujer de cuarenta años, sin infecciones, ni parásitos, sin enfermedades crónicas,
que nunca había consumido ningún tipo de drogas y que sólo una vez en su vida
había tomado antibióticos, hacía ya más de una década.
Con este microbioma creado en el laboratorio la doctora
Petrof curó a dos pacientes y se encuentra actualmente realizando estudios en
otros pacientes. De tener éxito, esto significaría que la elaboración de las
píldoras podría también prescindir del donador y crear un proceso industrial
con el que se pudiera producir una píldora de manera masiva en contra de la C. difficile.
- No queda ningún residuo de material fecal en la píldora. –
Afirmó el Doctopr Louie en la conferencia. – solo las bacteria que encontramos
en el excremento, y tampoco existe la posibilidad de eructos malolientes porque
el contenido de la píldora es liberado mucho después de que ha pasado el
estómago.
Para muchos médicos que practican trasplantes fecales la
píldora es un gran avance, así como una promesa de una solución universal y más
sencilla que la forma de atacar la enfermedad en la actualidad.
Los experimentos de la doctora Petrof tomaron más de dos
años en dar fruto y fueron muy costosos por lo que existe otra parte de médicos
que son escépticos a una solución universal, por lo costosa que resulta en
contra de lo simple y sencillo de tener ya una muestra que se puede utilizar en
el paciente de un donador cercano a él.
publicado por blureport.com.mx el 9 de Octubre de 2013.
imagen: medicalobserver.com.au
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