Se cumplió un año del
regreso del PRI al poder, así como de la llegada del primer jefe de la cuidad,
en teoría, sin partido. Un año donde lo que menos importa son los ciudadanos.
Armando Enríquez Vázquez
Yo soy de la mayoría que no votó por Enrique Peña Nieto, en
las pasadas elecciones. Soy de los que cree que por lo mismo se debe instaurar
la segunda vuelta en las elecciones de nuestro país. Soy de esa mayoría que no
aprueba lo que se ha hecho en materia de gobierno en este año. Soy de los que
cree que se necesita una segunda vuelta electoral y una reforma política mayor,
si queremos algún día ver al país avanzar. Soy de los que cree que la
democracia es más que imperfecta pero que en México es una utopía.
Hace un año tampoco había reformas y sin embargo, estábamos
mucho mejor que hoy. Muchas veces se ha hablado y escrito de los años de Fox y
Calderón como años perdidos, incluso hay quienes ven doce años perdidos en
México, sin embargo en un año se ha perdido más de lo que se pudo ganar en
doce. Pero desde hace un año, salvo valiosísimas excepciones, los medios en
general y sobretodo la televisión ha comenzado a callar y retornar al
servilismo ante el poder.
El crecimiento casi nulo de nuestro país durante el primer
año de gobierno de Enrique Peña Nieto y la amenaza de quienes hoy dirigen la
nación en tanto a la aprobación de las reformas estructurales y el fracaso o
éxito del país. Por lo que al menos tres de estas reformas se han aprobado y
estamos por conocer otras dos. Pero hasta el momento los firmantes del pacto
por México, encabezados por el gobierno federal, se han mostrado incapaces o
tramposos a la hora de ponerlas en acción. En el caso de la de
Telecomunicaciones que se encuentra casi congelada por así interesar al
gobierno y sus compinches de Televisa, o es al revés. Bien sabemos de la
existencias dentro de las cámaras de bancadas de Televisa o de TV Azteca,
dispuestos a bloquear la reforma. La de educación tan cacareada, pero que
justifica el delito como forma de protesta y la incapacidad de un gobierno para
gobernar en beneficio de las mayorías. Una reforma que pretendió acabar con los
privilegios de SNTE para negociar y dárselos a la CNTE. Y una reforma
hacendaria que castiga el consumo en lugar de promoverlo. Lo aberrante es que
se legisla al vapor el futuro de un país, que se legisla detrás de vallas, para
que el pueblo no intervenga, no se escuche y quede muy claro qué todo se hace
en las cámaras en “lo oscurito”.
Un país más inseguro que nunca, donde se ha trazado una
delgada línea entre la guerrilla, el narco y las alianzas de estos con los
gobiernos locales y federales cada vez se hace cada día más tenue. Pero los
secuestros están al alza y el cerco informativo en cuanto a lo que pasa en
Michoacán, Guerrero, Tamaulipas o Veracruz es mayor que lo que lo fue en los
sexenios pasados.
De las cosas buenas que han sucedido este primer año de
gobierno de Peña Nieto es el apoyo en el sector salud para combatir la
obesidad, pero nada se ha hecho para combatir la corrupción.
Basta con leer el discurso del Presidente Peña Nieto para
darnos cuenta que estamos regresando a la época en que como decía López
Portillo: Cuando se es Presidente se le
olvida a uno hasta como se abren las puertas, le están pintando al
Presidente el país que él quiere ver. Pero las encuestas de popularidad
demuestran todo lo contrario. Se ha puesto la escenografía de las reformas pero
detrás aún no hay nada. Ya no se puede otorgar el beneficio de la duda al
Gobierno Federal, es hora de exigir resultados, de pedir que las reformas vean
no sólo el presente si no el futuro, No solo es importante hacer una
explotación racional del petróleo, hay que crear las normas para las fuentes de
energía del futuro, los nuevos modelos educativos y poner los candados
necesarios en las telecomunicaciones para no volver a caer en poderes facticos
fuera de la ley y el gobierno que tanto daño hagan a los ciudadanos, como lo ha
sido Televisa desde su fundación.
Hace también un año cambió el gobierno de la Capital del
país y en el caso del Gobierno del Distrito Federal la situación creo que es
peor. Miguel Ángel Mancera a demostrado no solamente estar dividido por dos
amores el PRD y Morena, sino además despreciar de manera indignante a la
ciudadanía y a la ciudad de que Gobierna. Mancera se ha preocupado más en un
año por negar obvio, como el caso de la violencia y el narcomenudeo en la
Ciudad y por otro complacer a Morena, el PRD y sus intereses antes que rendir
cuentas a la ciudadanía.
Tanto de manera Federal como de la Ciudad de México, como de
todo el país la tendencia en el 2013 es la minimización de la ciudadanía. Los
partidos políticos parecen haber olvidado su razón de existir que es
representar a la ciudadanía para pasar a ser los representantes de sí mismos,
de sus intereses y del sistema que han creado para eternizarse en la
corrupción, la opacidad y el sistema de prebendas.
En 1910 Porfirio Díaz declaró en la famosa entrevista con el
periodista James Creelman, que los mexicanos estábamos listos para votar.
Parece que cien años después ningún líder de las cámaras, pero en especial los
del PRI, están dispuestos a afirmar todo lo contrario. Pero la ciudadanía está
ahí aunque no la quieran ver.
Publicado en blureport.com.mx el 2 de diciembre de 2013
Imagen; bbc.co.uk
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