Empieza el año en que
veremos si las reformas estructurales permiten que el país despegue. Que el
sexenio inicie y que los mexicanos estemos tranquilos de nuevo.
Armando Enríquez Vázquez
Me da la impresión que el lobbying en el extranjero ha sido
exhaustivo, que la mercadotecnia y las relaciones públicas han sido trabajadas
hasta el cansancio fuera de nuestras fronteras, para lograr muy poco, que como
acostumbran nuestros gobiernos se exageran las visiones extranjeras para
nuestra calmar la conciencia colectiva en algo que al resto del mundo ni le entusiasma
tanto, ni le compete: La reforma energética, que como el resto de las reformas
estructurales, está aquí a pesar de lo que muchos mexicanos piensen, a pesar de
no haber sido discutida, explicada, ni valorada por especialistas,
investigadores y mucho menos la sociedad.
Desgraciadamente, ni siquiera está clara y se puede
decir que es una especie de ente
materializándose, porque las leyes secundarias están por escribirse, que tiene
graves omisiones en tanto al futuro de la energía en México y la utilización de
recursos renovables para la generación de la misma es cierto, como si lo que
les urgiera es crear las reglas para el moribundo negocio del petróleo.
Desgraciadamente las reformas, tan cacareadas y vitales para
un crecimiento que proyecte a México a un futuro próspero, apenas son enmiendas
que solucionan problemas inmediatos, pero que olvidan ver hacía adelante. Resultado
de las serviles cámaras de legislativas de nuestro país, acostumbradas a
trabajar como títeres, manipulados diputados y senadores por sus amos, ya sean políticos
o empresariales, son incapaces de cuestionar y analizar a titulo representantes
del pueblo aquello que votan, y levantan la mano con la inercia que un borrego
sigue al resto de la manada. Diputados y senadores se consuelan cobrando su
dieta y al final del día produciendo los vergonzantes spots con los que
pretenden hacernos creer a los mexicanos no sólo que su escasa labor y
productividad tienen un sentido, sino que además piensan que los mexicanos
debemos estarles agradecidos por discriminarnos.
A pesar del poder legislativo, espero que las reformas
funcionen, que sean un inicio, que queden lo menos peor hechas posible, para
poder ver el sexenio de regreso del PRI al frente de la nación despegar, para
que los mexicanos que votaron por el PRI y los que no lo hicimos podamos estar
tranquilos de que el país comienza a
caminar en beneficio de la mayoría y no de la oligarquía que pretende
beneficiarse de las reformas.
En teoría podremos pronto ver nuevas cadenas nacionales de
televisión que acaben con ese poder factico que durante muchas décadas ha
representado Televisa y en menor medida TV Azteca. Claro que Internet, con su
pluralidad y gama de voces se encargará de hacer desaparecer a la prensa parcial
y servil del país, si es que la baja en sus ventas no lo hace primero, y tras
un poco de tiempo con la misma televisión abierta.
Nuestra educación deberá ser mejor para no estar en los
niveles de ignominia en los que nos encontramos a nivel mundial y para ello
necesitamos seriedad por parte del gobierno federal al enfrentar a los grupos
de choque que hoy forman ciertas secciones del magisterio reacias a ser
evaluadas y demostrar que tiene la capacidad de fomentar la lectura y las
ciencias a los niños y adolescentes mexicanos. La reforma educativa ha olvidado
hasta el momento la necesidad de dar un mayor presupuesto y apoyo a las
universidades públicas del país y al desarrollo por parte de las mismas de
sistemas de educación a distancia que ayuden a aliviar el problema de la
saturación de los campus.
La reforma hacendaria que muy lejos de serlo se conforma con
ser otra de esas misceláneas fiscales anuales, tiene que ser revisada y
evaluada para que al final sea un motor que mueva a los grandes contribuyentes
a seguir invirtiendo en el país, a los pequeños a ahorrar. Una reforma que
ponga en movimiento el dinero en el país y no un extraño monstruo que intenta
atacar problemas de salud a través de los impuestos.
No todo debe partir de los políticos y esos castillos de
poder en los que se han convertido los partidos políticos, que desprecian e
ignoran a los votantes y el bienestar del país anteponiendo los intereses de
ese clan que conforman y que tienen como árbitro parcial al antiguo IFE hoy
INE. Con un poco más de esfuerzo y trabajo por parte de la ciudadanía se puede
lograr una reforma política que elimine las elitistas reglas con las que un
legislador pretende hacer del resto de la ciudadanía mexicanos de segunda, así
como a esas rémoras del sistema político mexicano llamada legisladores
plurinominales. La reforma política no puede ser hecha a modo de aquellos que
desde hace más de 60 años se han dedicado a saquear al país, tanto gobiernos en
el poder como partidos de oposición todos puestos con la mira en el erario
público y las prebendas que les da el ejercicio del poder. Se necesita que
funcione la consulta ciudadana y que la voz de la mayoría pueda opacar los
intereses de las minorías.
2014 representa un reto para esa seguridad cada día más
minada y a las políticas que de acuerdo con los organismos internacionales
sigue siendo la misma, y por lo tanto ineficaz e ineficiente, que en los dos
sexenios pasados. Lo que pasa es que hoy los medios parecen estar “convenientemente”
más callados al respecto, pero la verdad sea dicha con la aparición y control
de grupos de autodefensa en ciertas zonas de Michoacán y Guerrero es claro que
estamos peor que hace un año.
Quedan en el tintero una reforma al campo y a la producción
alimentaria que asegure la autosuficiencia en la materia para nuestro país. Una
reforma que promueva la investigación científica a todos los niveles para poder
crear patentes y productos que vender al mundo, que haga de miles de jóvenes
mexicanos deseosos por estudiar investigadores en lugar de burócratas del
sistema. Una reforma en materia promoción interna de nuestra cultura, historia
y arte que tan menospreciada ha sido por los dos sexenios panistas y los
canales de televisión abierta en general. Una reforma en salud que fortalezca
los beneficios y acabe con la fallas del sistema de salud pública y desaliente
a los monopolios hospitalarios dedicados a lucrar con la enfermedad.
En 2014 debemos exigir a los gobernantes y sobre todo a los
legisladores que se pongan a trabajar en el futuro de nuestro país y que no se
vayan a dormir medio año esperando el milagro de que los ratones verdes hagan
un papel digno en el mundial, ni cualquiera otra tarugada que nos pretenda
vender Televisa que para eso creo a un presidente y que están muy por debajo de lo que son los actos de gobierno
y gestión de un país.
publicado por blureport el 6 de enero de 2014
imagen: ch-vere.com
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