Existen bebidas que
nacieron o se hicieron populares en diferentes conflictos locales o mundiales y
que hasta la fecha siguen existiendo.
Armando Enríquez
Vázquez.
Hace poco hizo aparición una campaña de publicidad bastante
mala y si hubiera sido contra homosexuales, negros o mujeres se hubiera
considerado como políticamente incorrecta e insultante, pero como es en contra
de la revolución cubana parece haber pasado sin comentario alguno, aunque por
otro lado, es tan mala como ya he dicho que no valía la pena ni siquiera
indignarse, se trata de una campaña de Bacardí, esa compañía cuyo éxito
principal en el mundo se lo debe a haber sido un ron, de precio accesible, con
el que se preparaban las cubas en los tiempos en que beber ron en México, era
identificado con la izquierda, y los grupos progresistas que hablaban a favor
de Fidel Castro y el régimen cubano las bebían como un declaración política más
que por su sabor. En el fondo todo mundo anhelaba beber, con un placer culposo
pequeño burgués, Havana Club que es el verdadero ron cubano tras la revolución, u
otros como el Don Q, que es
puertorriqueño o el Matusalen que como el Bacardí con la revolución sacó sus instalaciones de Cuba y se fue a
producir a otro lado, pero ambos de mayor calidad que el Bacardí. La campaña puede ser fácilmente confundida con carteles y
anuncios publicitarios de una película serie B de acción. Y en ella se intenta hacer de la marca de ron
una especie de víctima y héroe a la vez.
Esta campaña tan deslucida del ron gusano me llevó a pensar si en
realidad existen bebidas que se identifiquen con una ideología.
Recuerdo que muchos de los españoles exiliados en nuestro
país por la Guerra Civil Española evitaban cierta marca de anís, pero no
recordaba cual, resulta que durante el curso de la guerra la marca La Castellana se promocionó como el anís
del ejército franquista, incluso llegó a usar el slogan: Anís La Castellana, el anís de España. Mientras que el anís
elaborado en Chinchón era el del
bando republicano. Creo que el tiempo ha puesto a cada uno en su lugar y es más
famoso el Chinchón a nivel mundial
que el de La Castellana.
En las guerras no sólo existen claros ganadores en el lado de
los bandos ideológicos, existen ot ros ganadores que se esconden en oscuros
intereses comerciales, empresas carentes de ideología, nacionalidad y sobre
todo respeto por la vida humana, y en ese caso los ejemplos más claros se
encuentran en las corporaciones americanas que siguieron haciendo negocios con
la Alemania Nazi a pesar de las reglas y sanciones impuestas por el gobierno de
Estados Unidos para los negocios de sus nacionales con el gobierno de Hitler.
Uno de los casos más claros es el de la famosa refresquera
Coca Cola. Cuando estalló la II Guerra Mundial y el gobierno estadounidense
pidió a los empresarios americanos dejar de hacer negocios en Alemania, la
empresa rápidamente abrió una filial alemana, que claramente ya no era una
empresa americana y por lo tanto continuó con el negocio como si nada. La
filial de la refresquera en Suiza era la encargada de surtir a la planta
alemana con la famosa fórmula secreta. Al frente de la planta de Coca Cola
Alemania se encontraba un alemán de nombre Max Keith. Sin embargo, una vez que
los Estados Unidos entraron de lleno en la Guerra en 1941, los alemanes
comenzaron a tomar control de las plantas productoras de origen norteamericano
establecidas en Alemania. Coca Cola decidió no enviar más la fórmula secreta a
Alemania, según algunos temiendo que los administradores alemanes descubrieran
los componentes de la fórmula secreta y crearan una bebida exitosa pero Nazi.
Al verse privados del jarabe esencial para producir el refresco, Keith creó un
nuevo refresco al que llamó Fanta y
como ingredientes utilizó lo que tenía a la mano, el bagazo de la manzana que
sobraba de los procesos de fabricar cidra. Suero de queso y cualquier fruta que
pudiera conseguir. Los Nazis nombraron a Keith el director de todas las plantas
de Coca Cola no sólo en Alemania, si no en todos los territorios ocupados por
el ejército Nazi.
Al final de la Guerra, Coca Cola retomó el control de sus
plantas, Keith les informó de la actividad comercial de la empresa en los años
de la guerra, les dio alguna parte de los dividendo y les vendió la fórmula de Fanta y para que la historia tuviera un
final feliz se dice que está comprobado que Keith jamás se unió al partido
Nazi.
Otra Bebida que tuvo gran auge durante la II Guerra Mundial
en la Alemania Nazi fue Jägermeister, el
licor de especias, creado en 1934 por Curt Mast y al cual se aficionó Hermann
Göring, que lo bebía durante las cacerías que organizaba, por lo que se popularizó entre la tropa Nazi.
Para terminar con unos de los protagonistas de la II Guerra
Mundial, se ha escrito en muchas ocasiones acerca de la afición de Winston
Churchill por las bebidas alcohólicas, sin que nunca nadie lo haya tachado de alcohólico
o se registren anécdotas acerca de haberlo visto borracho, pero se sabe que
desayunaba acompañando sus alimentos con hock, una especie de vino blanco y que diariamente bebía algo que
sus hijos llamaban el cocktail de papá,
que consistía en agua con Johnnie Walker
etiqueta negra. Su champagne favorita era de la marca Pol Roger. Al morir
Churchill en 1965 la marca imprimió etiquetas con una banda negra en señal de
luto.
Publicado en thepoint.com.mx el 7 de enero de2014
imagenes: presseportal.de
todocoleccion.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario