Se puede combatir el
efecto invernadero creando alimentos y objetos de consumo animal en fábricas. Fabricando
órganos para trasplantes. ¿Es un avance o un retroceso?
Armando Enríquez Vázquez
Es un hecho que la crianza de animales para consumo humano
se ha convertido en uno de los temas que se discuten en diferentes ambientes
hoy en día, desde científicos, grupos en defensa de los animales y hasta esos radicales llamados veganos. Se
calcula que en el mundo se crían alrededor de 60 mil millones de animales
únicamente para consumo humano. Esta cifra crecerá a 100 mil millones para el
año 2050. Hoy en día los rumiantes domésticos; vacas, ovejas y cabras, entre
los más consumidos y por tanto criados por el hombre, presentan un problema
para el medio ambiente. El complejo proceso de digestión de los rumiantes se
lleva a cabo en cuatro estómagos y en la fermentación de lo que podríamos
llamar bolo alimenticio intervienen bacterias que habitan en el estas cavidades
estomacales, lo que da como resultado grandes cantidades de gas metano que el
animal despide en la atmosfera. Se calcula que hoy en día el 18 por ciento del
metano emitido a la atmosfera para contribuir en el efecto invernadero proviene
del ganado doméstico y hay quienes aseguran que una vaca contamina más que un
automóvil.
Entre los procesos humanos solamente el cultivo de arroz
libera más gas metano en la atmósfera que el ganado. El metano es el segundo
gas en importancia en las emisiones que producen el efecto invernadero causante
del cambio climático.
Pero además se encuentra el problema del espacio que ocupan
los animales, se calcula que el 33 por ciento de las tierras que no están
cubiertas por hielo se dedican a la ganadería y esta actividad utiliza un 8 por
ciento del agua del planeta para llevarse a cabo. Por estas razones los
científicos y empresarios del mundo están buscando soluciones al problema.
A principios de agosto del año pasado se dio a conocer una
hamburguesa hecha con carne cultivada en un laboratorio. Escépticos, críticos y
detractores se burlaron de esta investigación y antes que nada antepusieron el
precio de la hamburguesa ante cualquier otra cosa. La carne de 142 gramos de
peso que se utilizó para la hamburguesa tuvo un costo mayor a un cuarto de
millón de euros. La investigación fue desarrollada por la Universidad de
Maastricht en Holanda y fue encabezada por el profesor Mark Post, además la
investigación contó con el apoyo financiero del empresario cofundador de
Google, Sergey Brin. Obtener la cantidad adecuada para de carne para la
hamburguesa llevó tres meses de cultivo, lo que significa un proceso más rápido
que el de criar una vaca para después sacrificarla y venderla en el mercado y
aunque al parecer el sabor era bastante bueno, la realidad es que esta investigación
de continuar no verá pronto aplicación en la vida cotidiana de los seres
humanos.
Una empresa llamada Modern Meadow, fundada en 2008 y cuyas
oficinas se encuentran en Missouri en los Estados Unidos cree que la
investigación holandesa es correcta, pero además la carne no es lo único que se
puede crear en un laboratorio. Lo que se está desarrollando en las
instalaciones de Modern Meadow es piel animal, en pocas palabras cuero. A
partir de cultivo de células de de la piel de una vaca, pero puede hacerse con
cualquier animal, y de una impresora 3D se crea piel para diferentes artículos
de cuero. Lo interesante de acuerdo con Andras Forgacs uno de los fundadores de
la empresa, es que la piel que se obtiene no tiene desperdicio pues se puede
imprimir en la forma en la que se va a utilizar por caprichosa que esta sea, de
la misma manera la manipulación de las capas unicelulares le permite crea
productos de piel del grosor que ellos quieran y a través de ingeniería
genética se le pueden dar también características especificas de elasticidad,
durabilidad y hasta un patrón.
La mayor ventaja de este proceso de acuerdo con Forgacs es
el hecho de no tener que criar animales para después matarlos.
En la actualidad los procesos de biomanufactura no sólo
están enfocados al desarrollo de opciones para sustituir animales, de hecho el
mayor campo de investigación se encuentra en la medicina. Hoy en día y con
técnicas similares a las planteadas por Modern Meadow, se ha podido obtener en
laboratorios a través de impresoras 3D vasos sanguíneos, traqueas, como la que
le fue implantada de manera exitosa a un bebe de seis semanas de edad en
febrero de 2012 por investigadores de la Universidad de Michigan.
También se han logrado excelentes resultados con válvulas
del corazón, vejigas, orejas y se acaba de anunciar esta misma semana que
investigadores de la Universidad de Cambridge han logrado imprimir células
oculares de la retina que retienen sus propiedades, lo cual puede significar un
avance en tratamientos contra la ceguera. En cuanto a los avances en el sistema
de salud ya hablaré con más detalle en una futura ocasión. Lo importante es que
estos adelantos que pueden beneficiar a los miles millones de habitantes del
planeta pueden convertirse en un mediano plazo en una realidad.
Estos avances científicos son impresionantes e imprescindibles en un planeta en el que la
población crece y los problemas de hambrunas y de salud son mayores día con
día, solo será cuestión como siempre de quien los administra y cómo.
Parece que la biomanufactura, o biofabrication como es conocida en inglés, será una de las
tendencias en el futuro industrial del planeta, causando una nueva revolución
en la humanidad, lo que me lleva a una pregunta independiente de las
implicaciones éticas que cada quien quiera darle a estos grandes avances de la
humanidad. ¿Serán enormes corporaciones o empresas las que decidan quienes
comen y lo que comen? ¿Formaran parte de los programas públicos de salud y
alimentación? ¿Quiénes merecerán ser curados y quienes no?
publicado en blureport el 10 de enero de 2014
imagen: stemcellcite.com
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