En abril de 1811 en
las calles de la Ciudad de México se gestó una conspiración para acabar con el
gobierno virreinal. Una de las cabezas fue una valerosa mujer.
Armando Enríquez Vázquez.
Los historiadores de nuestro país a lo largo de la vida de
la nación han sido ante todo misóginos. Amantes de las mujeres monjas, sumisas
y encerradas, por ello las han hecho pasar desapercibidas en la medida de lo
posible a muchas mexicanas que con gran valentía y una gran inteligencia han
destacado en diferentes ámbitos del quehacer nacional. Claro en ocasiones ni
los historiadores mismos pueden contra la fama o la importancia del quehacer de
las mujeres mexicanas.
Cuando hablamos de las mujeres en la guerra de Independencia
siempre nos queda la historia de Doña Josefa Ortiz de Domínguez que encerrada
en su casa por el timorato de su marido decidió emprender la acción y avisar a
Hidalgo que la conspiración ha sido descubierta. La otra gran luchadora de la
Independencia Oficial es Leona Vicario que como ni siquiera ganó retrato en el
las monedas nacionales, su papel en la causa es para todos los mexicanos más
enigmático e indescifrable.
A pesar de esto, existieron mujeres que jugaron un papel preponderante
en la guerra de la Independencia, como en el caso de la Revolución, en la que
sólo pretenden vendernos a las abnegadas Adelitas
que acompañaban a los soldados. Pero en el caso de la Independencia es todavía
más curioso. En el muro del honor de la cámara de diputados antes de la lista
de próceres oficiales, encabezan el muro las palabras de Juárez, seguidas por
la Escuela Naval, el Colegio Militar, los defensores de Veracruz en 1914 y el
Constituyente de 1917 y después el nombre de 5 ilustres mexicanas cuatro
mujeres de la guerra de Independencia y una de la Revolución.
Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario y Carmen Serdán son
nombres que al menos como estudiantes nos obligan a aprender aunque no sepamos
nada de tan distinguidas y valerosas mujeres, los otros podrían ser inventados
pues nadie nos enseña acerca de ellas, ni recuerda sus heroicas acciones. La
primera de estas dos mujeres es Antonia Nava, una mujer que comandó fuerzas
rebeldes en lo que es hoy el estado de Guerrero. La segunda es de la que nos
ocuparemos en esta columna: Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín.
Se desconoce la fecha exacta del Nacimiento de Mariana y se
cree que aconteció alrededor de 1775, en la Ciudad de México. La familia de Mariana pertenecía a la
aristocracia virreinal. En 1795 Mariana contrajó matrimonio con un hombre
treinta años mayor que ella y rico empresario de nombre Miguel Lazarín y Lazo
de la Vega, uno de los dueños de la mina La Valenciana, una de las más
productivas en el país en ese entonces.
En casa de los Lazarín y Lazo de la Vega se celebraban
constantemente tertulias, como era costumbre de la época, pero a diferencia de
muchas de la gran mayoría, en ellas se hablaba de la necesidad de separarse de
la corona en especial al momento de la invasión napoleónica en España. La
independencia de la Nueva España parace haber sido algo en lo que el matrimonio
creía a pies juntillas pues su relación con diferentes conspiraciones así lo
demuestra.
En 1808, el matrimonio formó parte de los conspiradores que
susurraron al oído del Virrey José de Iturrigaray encabezar un gobierno
autónomo en México. Cuando los peninsulares se enteraron de los planes de
Iturrigaray lo apresaron y lo acusaron de traición a España, Mariana y su
marido mantuvieron la discreción necesaria. La represión por parte de los
peninsulares en nuestra tierra no se hizo esperar. Miguel y Mariana lograron
mantener un perfil bajo y no despertaron sospecha alguna. Al año siguiente en
las tertulias presididas por Mariana Rodríguez del Toro, era el mejor lugar
para tener noticias sobre la conspiración que en Michoacán encabezada por
Mariano Michelena, la cual también fue descubierta. En 1810, la tertulia en el
palacio que tenían en la calle de Donceles de los Lazarín y Lazo de la Vega se
vio engalanada por Ignacio Allende a quienes los anfitriones invitaron
conociendo ya de la conspiración que se fraguaba en Querétaro.
Mariana que era la Anfitriona de esta tertulia, promovía
además entre otras mujeres, y entre diferentes clases sociales las ideas de la
independencia. Finalmente cuando la conjura fue descubierta en septiembre de
1810 y el levantamiento en armas tuvo que adelantarse, Mariana Apoyo a la causa
insurgente además de con ayuda económica, con información de los realistas que
conseguía a través de esa red de mujeres humildes que había logrado crear y que
se infiltraba incluso en casas de los más poderosos adversarios de la causa
independentista.
A pesar de todo, el 8 de abril de 1811, lunes santo, la
tertulia de Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín y Lazo de la Vega se
ensombreció cuando llegaron las noticias de la traición de Elizondo y la
captura de Hidalgo y los demás caudillos en Acatita de Baján en Coahuila. El
desánimo y tal vez un poco de miedo comenzó a hacerse presente entre la
concurrencia. Mariana, se levantó e increpó a sus invitados, preguntando si ya
no había hombres en América. La caída de Hidalgo era sin duda una tragedia,
pero no podía ser el único hombre que quedara en estos territorios y alguien
tendría que continuar la labor iniciada por el clérigo.
Las palabras resultaron emotivas y Mariana fue aún más
lejos, propuso crear un plan para detener al Virrey Venegas y ahorcarlo
proclamando la independencia de nuestro país. Incrédulos a lo que escuchaban
algunos de los participantes en la tertulia decidieron abandonar la casa, por
lo que Mariana les pidió que la dejaran explicar su plan. Al final de la
exposición, la valiente mujer, había conseguido ya los adeptos necesarios para
llevar a cabo su plan y de esta manera continuar la lucha de Hidalgo.
Sin embargo la conjura se vio descubierta por culpa de uno
de los conspiradores de nombre José María Gallardo, que un día antes de
ejecutarse el plan, decidió ir a confesarse por si moría al día siguiente. El
cura que lo confesó uno de esos sacerdotes pusilánimes y serviles al poder como
la mayoría, decidió violar el secreto de confesión y corrió a ver al Virrey.
Gallardo fue detenido y obligado mediante tortura a confesar el nombre de los
demás implicados. El 29 de abril de ese año fueron detenidos Mariana y su
esposo.
Durante meses trataron de sacar más información a Mariana
por medio de tortura, pero ella sólo se limitó a confirmar lo que otros ya
habían confesado y jamás delató a nadie más.
Se dice que cuando vio las confesiones de los demás se
limitó a decir, y me imagino que con cierto aire de dignidad:
- Pues ya que los
señores o mejor dicho, los nenes, no han tenido carácter, es inútil que guarde
más silencio.
Durante los siguientes nueve años, la pareja permaneció
presa y fue liberada en 1820. Las penurias de la prisión minaron la salud de la patriota y a principios de 1821, meses
antes de consumarse la independencia, Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín y
Lazo de la Vega murió.
Hoy casi nadie la recuerda y mucho menos sabe cuáles fueron
sus contribuciones para lograr nuestra Independencia.
publicado en thepinkpoint.com.mx el 4 de julio de 2011
imagen mexicomaxico.org
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