Jugar en la NFL es un
sueño de muchos chicos, pero a veces esos sueños se convierten en pesadillas.
Armando Enríquez
Vázquez.
En 1968, la AFL incorporó a un nuevo equipo a la liga. La
décima franquicia en la liga fueron los Bengalíes de Cincinnati, a la cabeza de
los inversionistas que obtuvieron la franquicia de la AFL se encontraba el
legendario Paul Brown, en cuyo honor el equipo de Cleveland lleva se apellido,
Brown recordó a otro equipo profesional de futbol americano que había jugado en
la ciudad, y bautizó a la nueva franquicia como Bengalíes de Cinncinati.
El predecesor había jugado en una liga alterna a la NFL de
1937 a 1941. Brown adquirió la franquicia únicamente cuando estuvo seguro que
se convertiría en un equipo de la NFL, no era partidario de la AFL, pero ya se
hablaba de la fusión de ambas ligas, lo que le interesaba a Brown, porque creía
no podría obtener un equipo de manera directa de los directivos de la NFL.
Así surgieron los Bengalíes. Su primera temporada fue una
temporada perdedora y los Bengalíes ganaron 3 juegos y perdieron 11 perdidos,
quedaron en el último lugar de su división pero no fueron los peores de la liga.
Ese ignominioso lugar correspondió a los Bills de Búfalo que sólo ganaron un
encuentro.
Entre todas las anécdotas de aquella primera temporada la
que me llama la atención es la siguiente. El primero de diciembre los Bengalíes
se enfrentaron a los Patriotas de Boston. En el Fenway Park, en ese entonces
casa de los Patriotas. Los Bengalíes habían tenido un problema con su principal
pateador y Paul Brown decidió llamar a un joven que había entrenado durante el
verano con los Bengalíes.
Rex Keeling, nació en Dallas, Texas el 9 de Septiembre de
1943, se graduó de la Universidad de Samford y a los 25 años de edad recibió la
llamada de los Bengalíes. El futbol, quizás, ya no figuraba en su plan de vida
y se dedicaba a vender carros en la concesionaria de su padre. Los Bengalíes
perdieron ese día por un marcador de 33-14. Rex Keeling despejó en seis
ocasiones durante la primera mitad del encuentro para un penoso promedio de
28.3 yardas por patada.
Incluso en un momento dado Brown, ya desconfiado por la
actuación de Keeling, decidió hacer un engaño de patada en la mitad del campo,
pero Rex falló al momento de recibir el centro y malabareó el ovoide,
terminando por lanzar un pase que los oficiales determinaron como fumble, el
cual fue recuperado por los Patriotas y que terminó con una ofensiva que anotó
a favor de la escuadra de Boston.
Al medio tiempo el marcador era de 26-0 a favor de Boston y
Paul Brown entró al vestidor enfurecido por la actuación de sus jugadores,
comenzó a reprender a Keeling y le dijo, palabras más, palabras menos:
-¡Este juego te queda
demasiado grande! ¡No tienes ni la menor idea de cómo se juega! ¡Estás
despedido!
Paul Brown se volteó y le dijo a su hijo Mike que se
encargaba de las finanzas del equipo:
- ¡Hazle al chico un
cheque por lo que se le debe!
Y por si la humillación no hubiera sido poca, Paul dijo en
voz alta.
-¡Eso me pasa por
tratar de hacer un pateador de un vendedor de coches!
Keeling no volvió a jugar futbol americano profesional en el
resto de su vida, murió el 10 de junio de 2010.
Existen carreras que duraron aun menos que la de Keeling dentro
del futbol americano de la NFL y tal es el caso de Ryan Sutter, que egresó de
la Universidad de Colorado y fue seleccionado por los Cuervos de Baltimore,
pero fue cortado antes de iniciar la temporada en 1998, unos días después firmó
con las Panteras de Carolina, su primer y único juego, de hecho su única jugada
dentro de la NFL sucedió en noviembre de ese año al entrar con los equipos
especiales durante una patada de despeje frente a los Jets de Nueva York. Al
Intentar bloquear a uno de los tacles de los Jets, Sutter se lesionó el hombro
y fue puesto en la lista de jugadores lastimados, sin embargo fue despedido al
final de la temporada. El verano siguiente firmó con los Halcones Marinos de
Saettle pero no sobrevivió a los recortes de los entrenamientos de verano.
Eventualmente jugó una temporada en la liga internacional con los Dragones de
Barcelona. En 2005 lo volvió a intentar, esta vez con los Santos de Nueva
Orleans pero una vez más se lastimó y no pasó de los entrenamientos de verano.
Sutter se volvió reconocido cuando ganó un reality de la
televisión norteamericana y se casó con la soltera que protagonizaba el
programa. Actualmente siguen casados y viven en Colorado.
Imagen: weaponsman.com
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