Fernanda Familiar tiene como lema que en México somos más los buenos, y sin duda tiene la razón, eso quiero creer.
Armando Enríquez Vázquez
Este fin de semana pude comprobarlo al encontrar la ayuda y solidaridad de muchos familiares amigos, conocidos y personas que no tengo el gusto de conocer que se preocuparon y me ayudaron a compartir una información de vital importancia para mí y mi familia.
Desgraciadamente a pesar de que los buenos seamos más, el problema en nuestro país pareciera ser cualitativo y no cuantitativo.
Los malos por pocos que sean están infiltrados tanto en el gobierno federal, como en los estatales y municipales, en los órganos legislativos y judiciales del país. Al frente y entre todos los partidos políticos. Encabezando algunos de los poderes fácticos en los medios de comunicación; interesados en vender notas rojas antes que proponer un mejor país. Empresarios que han decidido interponer su mezquindad, su ambición a las metas comunes, aquellos que se niegan a crear los empleos que nuestro país necesita.
Pero más allá de mi experiencia personal, tenemos que tener como el mayor ejemplo de la fuerza de la sociedad civil. En las recientes marchas en favor de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, o las manifestaciones de los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, donde los participantes no han permitido la intromisión de ningún partido político, o de los políticos tradicionales que únicamente han desprestigiado esa actividad en México. A pesar de los denostados esfuerzos de Andrés Manuel López Obrador y su achichincles, en especial de Martí Bartres por hacerse presentes en uno y desmarcarse de su conocimiento del alcalde de Iguala.
“En este país hay muchos hijos de la chingada que se levantan muy temprano y estiran las esquina” escuché decir en cierta ocasión a Paco Ignacio Taibo II, refiriéndose a todos aquellos que se interesan en que los mexicanos no alcancemos nuestras metas. Que seamos incapaces de lograr algo mejor para todos. Y muchos de esos hijos de la chingada se disfrazan de ovejas o de galanes de telenovela.
¿Cómo podemos aspirar a la justicia y a la no violencia? Si el partido al que pertenece el presidente es el principal protector de proxenetas y pederastas. Cuándo históricamente el PRI es reconocido como el baluarte de la corrupción y la inequidad. ¿No es acaso en el PRI, sus miembros y funcionarios desde donde se han forjado frases como: El que transa no avanza, el año de Hidalgo y finalmente en este sexenio, La corrupción es un factor cultural de los mexicanos.
Poco ayuda a l equidad de la ciudadanía un poder legislativo que parte de la idea de que los miembros del Congreso de Unión; senadores y diputados, son mexicanos de primera y que gozan de un fuero que se vuelve su escudo de impunidad a sus fechorías, el cual muchos de ellos ejercen de manera que nos afrenta a todos los demás mexicanos. Ni que decir o del PAN o del PRD, émulos fallidos del PRI, hoy convertidos en partidos satélite del PRI, títeres de la voluntad y los pactos con los que el presidente legitima ignorar la verdad. Véase la publicidad que en los medios ha tenido esta semana un pacto por la seguridad, que ni siquiera está definido, con tal de olvidar aquello que no podemos ignorar; Ayotzinapa, Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Tlataya, Puebla, Estado de México, de donde acorde con una gran cantidad de spots del gobierno federal es presidente Peña Nieto, antes que de México.
Ahora que el alcalde de Iguala y su esposa están detenidos, no debemos creer que el mal ha sido erradicado, no podemos permitirle al estado que comience a olvidar a los desaparecidos o a desaparecer a todos los que fueron hallados en fosas y sobre los cuales sólo tenemos la certeza, de acuerdo a las autoridades, de que no son los estudiantes normalistas.
No podemos permitirle al gobierno federal que nos oculte Michoacán, Chihuahua o Veracruz en aras de crear sus negocios corruptos como el tren rápido a Querètaro.
Esa misma fuerza de la sociedad civil debe servirnos para acabar con los periódicos y todos los desinformativos de radio y televisión que intentan a toda costa de mantenernos viviendo en el miedo.
Es cierto, la situación del país es crítica. Y es precisamente en el miedo y la inacción frente a la inseguridad que el PRI gobierno y sus aliados políticos, empresarios y medios de comunicación intentan a diario fragmentar la fuerza social que nosotros mismos menospreciamos. Somos más los buenos y no necesitamos a nadie que nos diga a donde queremos ir, ni cómo lograrlo. No necesitamos instituciones decimonónicas que intenten aniquilar la participación ciudadana como la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como tampoco necesitamos mesías tropicales con teorías políticas totalitarias.
Los mexicanos nos merecemos el progreso, el bienestar y todos los satisfactores que un país como el nuestro puede darnos a sus habitantes.
Somos más los buenos y necesitamos que los malos lo sepan, lo entiendan y se hagan a un lado porque ellos son el primer obstáculo para nuestra felicidad.
Publicado en blureport.com.mx el 5 de noviembre de 2014
Imagen:thebarking.com
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