Durante los últimos años Barack Obama ha demostrado ser uno más de los enemigos de la comunidad latina, dentro y fuera de los Estados Unidos.
Armando Enríquez Vázquez.
Enemigo de la migración e incluso impulsor de la violencia
relacionada con el crimen organizado en nuestro país. Durante los últimos años
Barack Obama ha demostrado ser uno más de los enemigos de la comunidad latina,
dentro y fuera de los Estados Unidos. El martes pasado la comunidad latina le
dio la espalda al presidente negro.
Por lo general al hablar de racismo e intolerancia racial
nuestro referente común es la manera en que occidente ve principalmente a los negros. Para los europeos y para sus
descendientes, los negros fueron durante cientos de años, menos que animales y
el trato que recibieron fue denigrante e inhumano. A los miembros de los pueblos nativos de América al menos la
iglesia católica les reconocía poseer un alma, pequeña, como la de un niño,
pero un alma a fin de cuentas que impidió en algunos casos que se les tratara
como se hizo con la población negra de África.
En Estados Unidos, el racismo condujo a una guerra civil en el siglo XIX. Los estados del Norte y el
presidente del país Abraham Lincoln intentaron reconocer los derechos y
establecer la equidad para la población negra de ese país. Cosa que nunca se ha
logrado al 100%. Hasta la década de los sesenta esta equidad fue una utopía en
nuestro vecino del norte.
Cuando en 2008 Barack Obama se convirtió en el primer
residente negro de Estados Unidos, el asunto del color de su piel lo convirtió
desde el primer día de su mandato en el blanco preferido de la derecha, la
ultraderecha y los medios conservadores de la unión americana. La crisis
económica que marcó el inicio de la presidencia de Obama, su reforma en el
sistema de salud en los Estados Unidos, en un principio su intento por mostrar
una política pacifista, o al menos aligerar la promoción de la violencia de su
antecesor en la región de Medio Oriente. Todo esto aderezado por la demagógica
promesa de revisar las leyes migratorias de la Unión Americana, provocaron que
los exagerados conservadores norteamericanos lo acusaran de comunista, de
extranjero y todo los epítetos que de una manera políticamente correcta
pudieran ocultar el verdadero motivo del rechazo de la sociedad WASP (Blancos,
Anglosajones y Protestantes, por las siglas en inglés): El color de la piel del
presidente.
La mayoría de los miembros de la comunidad afroamericana y
de otras minorías, incluyendo a los descendientes de hispanoamericanos,
mexicanos en una gran mayoría, que son hoy en día la primera minoría en Estados
Unidos, pensaron que Obama se convertiría en el defensor de sus derechos. Seis
años en la presidencia de Estados Unidos han puesto en claro que Obama es igual
de racista que los blancos, que ataca a todos aquellos que no son negros. Sus
roces con los medios conservadores blancos son igual de violentos que su
política en contra de los habitantes al sur de la frontera norteamericana.
Esta vez, la ciudadanía norteamericana, sobretodo la
población blanca decidió quitarles al presidente y al Partido Demócrata la
mayoría del senado para que la oposición, en este caso el Partido Republicano,
controle los dos órganos legislativos de la nación vecina. La sorpresa es que
el gran aliado de los demócratas; la población de origen latinoamericano, se
abstuvo en muchos casos de votar y en otros votó por los republicanos. A
diferencia de las elecciones pasadas el Partido Demócrata no contó con el apoyo
de la población de origen latinoamericano gracias al nulo interés que el
gobierno federal, encabezado por Barack Obam, ha puesto en las demandas de este
sector de la población que en las elecciones electorales de 2012 voto en 71% a
favor de la relección del presidente.
Las razones de este descalabró se encuentran en las nulas
acciones del presidente por implementar una reforma migratoria, sus claras
declaraciones en contra de los migrantes centroamericanos, así como el
deslindarse del problema acusando al gobierno mexicano, que es cierto no está
libre de culpa, en casos como el del tren conocido como La Bestia. Las acciones claramente del mandatario norteamericano
racistas incluyen el permitir a su gobierno
y altos personajes como el ex procurador Eric Holder el armar a los
cárteles del narcotráfico lo que convierte al gobierno de este presidente
racista en cómplice de las muertes de miles de mexicanos.
Hoy cuando el niño ya se ahogó el presidente afroamericano
pretende tapar el pozo emitiendo una orden ejecutiva presidencial que facilita
los procesos migratorios.
Estas elecciones de 2014, implican una lección para quien
quiera en 2016 ser presidente de Estados Unidos; no se puede ignorar o pretender
dar atole con el dedo a la población de origen latino. La reforma migratoria
tendrá que reconsiderarse en los próximos años, porque en unas cuantas décadas
será la población de origen latino, la que mande en Estados Unidos.
Publicado en blureport el 11 de noviembre de 2014 en blureport.mx
imagen: westernjournalism.com
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