La reina de
Castilla es sin duda una de las mujeres más importantes en la historia del
mundo, si su reinado hubiera sucedido en nuestros días su importancia sería sin
duda mucho mayor a la de Angela Merkel o cualquier líder o empresaria.
Armando Enríquez
Vázquez
Entre el grupo de poderosas mujeres europeas a lo largo de
la historia destacan aquellas que han conducido los destinos de sus naciones.
Entre las reinas europeas de mayor tradición están Isabel I de Inglaterra,
Catalina II, La Grande, de Rusia, Tamara de Georgia, pero ninguna tan
importante por lo que su labor significó en la construcción de uno de los
mayores imperios que haya visto la humanidad como Isabel I de Castilla conocida
por una bula papal como Isabel La Católica.
Isabel nació el 22 de abril de 1451 en Madrigal de las
Altas Torres, su padre fue el rey Juan II de Castilla y su segunda mujer Isabel
de Portugal.
Tras la muerte de su padre, el sucesor Enrique IV medio
hermano de Isabel, mandó a esta y su hermano menor a la población de Arévalo.
Los supuestos rumores de homosexualidad del rey, así como su falta de carácter
y el nacimiento de la heredera real, de la que siempre se arguyó que era una
bastarda producto de las relaciones de la reina con uno de los nobles y
capitanes de Enrique IV de nombre Beltrán de la Cueva, llevaron a Alfonso y su
hermana a levantarse en contra de su medio hermano. A la hija de Enrique IV de
nombre Juana de Castilla, la historia la conoce con el apodo despectivo que le
impusieron los enemigos de su padre y más de tarde de ella; La Beltraneja, por
el supuesto origen de su paternidad.
El levantamiento de Alfonso el hermano de Isabel fue
exitoso y Alfonso rodeado de un número importante de nobles derrotó a Enrique
IV. Unos años después de su victoria Alfonso murió, lo que reinstauró a Enrique
IV en el poder. Esta vez, Isabel fue la que firmó un tratado que se conoce como
Concordia de Guisando, donde el rey nombró y reconoció como su heredera a
Isabel y le otorgó el título de Princesa de Asturias, título con el que quedó
confirmada su legitimidad a heredar el trono.
Los allegados a Enrique IV, tramposamente, incluyeron en
el tratado una clausula con la que el rey podía proponer pretendientes a la Princesa de
Asturias, esto con la idea de alejar a la heredera del trono del reino de
Castilla y de sus aspiraciones a suceder al rey. Isabel se negó en varias
ocasiones a aceptar a los diferentes candidatos que le presentó Enrique IV.
Finalmente y a escondidas del rey y de los miembros de su corte, Isabel se casó
con Fernando de Aragón. El 19 de octubre de 1469. Isabel tenía 18 años de edad.
Cinco años después y tras la muerte de Enrique IV, Isabel
se proclamó reina legitima de acuerdo a los tratados de Guisando, pero un grupo
de nobles la desconoció y proclamó como reina a Juana de Castilla, La
Beltraneja. En 1479 finalizó la guerra con un tratado en el que se reconoció a
Isabel y Fernando como los reyes de Castilla.
En esos diez años de matrimonio nacieron los dos primeros
hijos de la pareja real. Isabel en 1470 y Juan en 1478. Tras asegurar el trono, la siguiente campaña
de Isabel y Fernando se centró en la expulsión de los moros del territorio
español. Los árabes habían llegado a lo que hoy es España a través del norte de
África ocho siglos antes y se habían consolidado en el sur de la península a
partir del año 726. En nombre de la religión católica, los reyes de Castilla y
Aragón iniciaron sus esfuerzos por acabar con la presencia musulmana en la
península. Isabel acompañó siempre a Fernando en las campañas bélicas y con
ella viajaban sus hijos a los que la reina educó en la misma rigidez de la fe
católica que ella profesó a lo largo de su vida y para los cuales siempre
encontró tiempo que dedicar en su educación.
La reina además se hacía acompañar siempre de médicos para
atender a los heridos con lo que fue precursora de los hospitales de campaña.
La tercera de sus hijos nació en 1479, su nombre Juana,
pasó a la historia por ser aunque fuera sólo en título la primera reina de lo
que es hoy el territorio español. Pues sus dos hermanos mayores y un sobrino
murieron antes que sus padres, los reyes católicos, lo que la convirtió en la
heredera de los reinos de Castilla, León, Aragón y Navarra. La historia la
conoce como Juana La Loca por supuestamente haber enfermado de celos por su
esposo, el también celebre Felipe El Hermoso, así como su muerte a los 28 años
en 1506.
En 1482 Isabel dio a luz a su hija María y finalmente en
1485 nació Catalina.
Isabel fue de acuerdo con cronistas de la época, una mujer
extraordinaria. De una oratoria perfecta y reacia a demostrar dolor aun en sus
partos. Devota a más no poder, pero al mismo tiempo de mano dura y firme de
carácter.
Los hechos con los
que consolidó en su reinado el poder de Castilla y la prosperidad del reino así
lo confirman. Los moros fueron derrotados en 1492 con la caída del Reino de
Granada y la dinastía Nazarí que había gobernado desde 1238. Ese mismo año
Isabel decidió apoyar a un marino genovés que quería llegar a Las Indias
navegando hacía el Oeste. Cristóbal Colón prometió a la reina nuevas tierras,
riquezas y miles de almas por evangelizar. El rey de Portugal había rechazado
financiar la aventura del marinero.
El descubrimiento de América fue el inicio para lo que en
las décadas siguientes se convertiría en uno de los mayores imperios que hayan
existido y sin duda el mayor que se había constituido hasta el siglo XVI.
Carlos I de España, nieto de Isabel e hijo de Juana La Loca presumía que en su
imperio jamás se ocultaba el Sol.
Pero además Isabel decidida a servir a su fe, no sólo
expulsó a los musulmanes de España, hizo lo mismo con todos aquellos judíos que
no acogieron el cristianismo como su religión. El éxodo de judíos españoles de
esa época terminó en ciudades como Tesalónica en Grecia, en el otro extremo de
Europa. Isabel creó la Santa Inquisición.
Isabel de Castilla fue una mujer preocupada siempre por el
bienestar de sus súbditos, pero ante todo de su familia. La muerte temprana de
Juan en 1497, seguida por la de Isabel en 1498 y de su nieto Miguel de la Paz
hijo de Isabel y Manuel I de Portugal conocido como El Afortunado, la sumieron
en una profunda depresión que la hizo vestir un luto perpetuó, más tarde la
supuesta locura de su hija Juana y la viudez de su hija Catalina, la abrumaron
aún más.
En 1504 se le diagnosticó hidropesía y murió el 26 de
noviembre de ese año en Medina del Campo. Tenía 53 años de edad pero las
simientes del imperio español habían sido ya sentadas.
publicado en Mamaejecutiva.ner el 1 de diciembre de 2014
imagen: educarchile.cl
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