Una de las empresas más importantes del siglo XIX y principios del siglo XX en nuestro país. Que supo hacer publicidad de maneras innovadoras y creativas.
Armando Enríquez
Vázquez
Dentro de los anales perdidos de la cotidianidad mexicana,
ya sea porque las empresas desaparecen y nadie se preocupa por documentar este
tipo de historias o porque creemos aquello de que son los movimientos políticos
y los personajes ideológicos los que forman un país y su historia, olvidándonos
de la importancia de sucesos y costumbres de la vida diaria que llevaban a cabo
nuestros antepasados, muchas veces no existe un registro ni de la más reciente
parte de esa Historia de México. Finalmente porque la historia oficial no
incluye a los que forjaron a nuestro país desde las diferentes trincheras;
cultural, empresarial, científica, deportiva y social.
La historia que van a leer a continuación no sólo tiene que
ver con la historia de una empresa, que fue la mayor tabacalera en nuestro
país, sino está relacionada con el crecimiento y desarrollo de nuestro país y
de disciplinas tan diversas como la publicidad, las telecomunicaciones y la
historieta.
La empresa se llamó El Buen Tono y se dedicó desde finales
del siglo XIX hasta 1961 fecha en que fue adquirida por CIGATAM a la
fabricación de puros y especialmente de cigarrillos. Hoy en día CIGATAM tiene
como accionista principal a la multinacional Philip Morris. El Buen Tono llegó
a ser una empresa de importancia mundial y obtuvo diversos premios
internacionales por la calidad de sus cigarrillos.
El fundador de la empresa del Buen Tono fue un empresario
francés de nombre Ernesto Pugibet. Nacido en Francia el 12 de mayo de 1853. La
ciudad de México lo recuerda con una calle en el centro histórico de la ciudad, el famoso mercado de San Juan lleva
también el nombre del empresario francés y un busto develado en 1921 en la
calle de Ayuntamiento, donde aún se encuentra.
A los 15 años Pugibet emigró a Cuba. En la isla aprendió
todo sobre el cultivo del tabaco y la fabricación de cigarros. En 1879 emigró a
nuestro país. Aquí conoció a la hija de un magnate textil, Guadalupe Portilla
Garaicoechea, con la que contrajo matrimonio y a la cariñosamente llamaba Mascota. En la década de los ochenta sin
que exista una seguridad en cuanto a la fecha, Pugibet fundó una pequeña
fábrica para hacer cigarrillos a la que llamó El Buen Tono, en un principio la
fábrica se ubicó en la calle de Puente Quebrado, hoy República del Salvador, de
ahí y gracias a la aceptación del producto la empresa fue creciendo, haciéndose
de mayores capitales y de nuevos socios, lo que le permitió crecer las
instalaciones de la empresa. Entre los miembros del consejo de Administración
en 1909 se encontraba el hijo del presidente Porfirio Díaz. Pugibet fue un
empresario visionario y no tardó en implementar la mejor y más eficiente
tecnología en la fábrica, lo que le permitió no sólo una mayor producción, sino
también implementar procesos modernos en beneficio del consumidor, como cuando
compró unas máquinas que enrollaban los cigarrillos sin utilizar el pegamento
que se utilizaba en la época y que resultaba tóxico para el fumador. Otra de
las razones del gran éxito de la empresa fue la forma innovadora y directa en
la que Pugibet utilizó la publicidad para promover los productos de su fábrica.
En 1907 Pugibet trajo
a México el primer dirigible con la intención de anunciar desde los cielos de la
Ciudad de México la marca de Alfonso XIII de cigarros. En otras ocasiones
utilizó globos aerostáticos y con el
paso de los años aeroplanos. La marca estaba presente en verbenas y por
supuesto Pugibet contribuyó con un carro alegórico en las Fiestas del
Centenario de la Independencia. Siempre buscando llegar a las masas, el Buen
Tono estuvo presente en todo aquello que se ponía de moda. Pugibet patrocinó
funciones de cine durante la primera década del siglo XX en diversas ciudades
de la República en las que aprovechaba para promocionar los cigarros del Buen
Tono. Se dice que él mismo caminaba por las calles regalando muestras de sus
diferentes cigarros y hablando a los futuros clientes sobre las bondades de los
cigarros de El Buen Tono.
En cuanto a la publicidad en la prensa Pugibet tenía a su
servicio a un talentoso litógrafo de nombre Juan Bautista Urrutia que trabajaba
en los talleres litográficos de la empresa en los que se diseñaban entre otras
cosas las cajetillas de los cigarros. A partir de 1904 Bautista Urrutia se
dedicó a crear las Historietas del Buen
Tono que también se publicaban en
periódicos de la época como El Imparcial.
Con una manera sencilla y directa las historietas estaban dirigidas a las
clases populares y promocionaban marcas como Chorritos, Congresistas, Canela Pura, Elegantes. Incluso en 1922 Bautista
Urrutia crea a un personaje que se vuelve el primer personaje de historieta
popular en México al que llama Ranilla. Juan Bautista Urrutia es reconocido
como uno de los precursores de la historieta en México. Ya antes, a finales del
siglo XIX, Urrutia había creado una serie de juegos llamados logogrifos en los
que a partir de figuras, signos fonéticos y palabras el lector era capaz de
crear mensajes comerciales de la cigarrera y que eran muy populares.
El Buen Tono atacó a diferentes sectores de la población y
no solo por nivel socioeconómico, creó marcas de cigarros para mujeres; Margaritas y Caprichos que eran más
delgados y tenían una boquilla de corcho. También introdujo productos en el
mercado infantil, pensando en los futuros fumadores, fabricando cigarros de
chocolate con frutas. La empresa sobrevivió a la Revolución y creció en los
años más caóticos de la lucha armada, incluso por un breve tiempo tuvo una
marca llamada ¡Viva Huerta!
En 1915 Ernesto
Pugibet murió en Paris.
En 1923 El Buen Tono se lanzó a la aventura de los nuevos
medios de comunicación y obtuvo una concesión para hacerse de su propia
estación de radio. Con las siglas CYB, la estación de El Buen Tono inició
transmisiones el 14 de Septiembre de 1923 con un concierto de gaita y las
palabras grabadas en un disco fonográfico del Rey Español Alfonso XII, que
también era el nombre como ya hemos visto, de una de las marcas de cigarrillos
de la empresa.
En 1929 las siglas de la estación cambiaron por XEB. Actualmente
forma parte de las estaciones que maneja el Instituto Mexicano de la Radio,
pero es la estación de radio más longeva en México.
publicado en thepoint.com.mx el 26 de enero de 2015
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