El valor del ciudadano es nulo. Lo único que importa es la demagogia y los intereses partidistas.
Armando Enríquez Vazquez
A menos de un mes de que se realice ese supuesto acto
democrático llamado elecciones, ese día en el que los ciudadanos nos formamos,
tomamos una boleta y estamos en teoría obligados a escoger entre Guatemala o
Guatepeor, el radio y la televisión están llenas de spots que cubren todas las
gamas de tonos que tiene el cinismo.
Un PRI que asegura saber gobernar con un país a la deriva;
sin estado de derecho, sin estabilidad económica, sin libertad de expresión y
sin seguridad alguna. Un país que durante doce años no pudo crecer por la
postura revanchista y partidista de los senadores y diputados priístas que se
opusieron a todo lo propuesto por los presidentes panistas, para que al llegar
un presidente de su partido las propuestas panistas se volvieran las reformas
de Peña Nieto.
Amarillos, azules, verdes, turquesas, anaranjados, toda una
gama de colores que creen que la política se limita a una propuesta cromática
antes que a una propuesta ideológica; ideas que vayan más allá de los lugares
comunes.
A menos de un mes de ejercer la obligación y derechos de
votar y ser votado y teniendo las pistas del circo mediático y partidista
trabajando en un despliegue de esquizofrenia de colores, debemos tener muy en
claro que lo que menos le importa a los políticos en el poder y a los partidos
contendientes somos los ciudadanos.
El fin de semana pasada en la comunidad de La Pimienta, en
Simojovel Chiapas dos niños murieron y otros treinta y siete resultaron
afectados por vacunas aplicadas en el IMSS. Hasta hoy la respuesta por parte de
las autoridades han sido torpes y chapuceras por no decir indignante. José
Antonio González Anaya director del Instituto Mexicano de Seguro Social tiene
el descaro y cinismo de declarar que el culpable es una bacteria que contaminó
la vacuna al momento de aplicarse. ¿Alguien tiene que ser responsable del
procedimiento? ¿Alguien tendría que responder de manera jurídica ante los
padres que viven en angustia o en duelo? Pero el director de Instituto declara
ni siquiera saber qué empresa surtió las vacunas, incluso llegó a minimizar la
muerte de dos personas comparando el número de vacunas que aplica el Instituto
con el mínimo porcentaje que estas muertes y niños víctimas representan. El
Ciudadano para el IMSS no importa.
Cómo tampoco parece importarle al Gobernador de Chiapas,
Manuel Velasco Coello, el estandarte del Partido Verde para contender por la
presidencia en 2018 y del que tenemos tres años escuchando en cortes dizque
informativos la efectividad de su gobierno, pero el gobernador no parece capaz
de pedir un informe al IMSS o a la Secretaria de Salud, como tampoco de
levantar el acta para la investigación en contra de la muerte de dos menores
chiapanecos.
También la semana pasada conocimos las descaradas
maquinaciones entre el directivo de una empresa española OHL de nombre Pablo
Wallentin y el secretario de
comunicaciones y transportes del Estado de México, Apolinar Mena, donde la
única realidad existente en nuestro país es para esta empresa y este
funcionario es ese “factor cultural” como lo llama con la mayor desfachatez el
presidente Peña Nieto; la corrupción. La víctima clara de las maniobras de
soborno y fraude es el ciudadano que utiliza las obras que realizó esta empresa
a los que se pretende cobrar por obras que no están realizadas y que no se van
a realizar. Ninguna investigación, sanción o despido. Lo único fue una tonta
declaración fuera de lugar del gobernador Eruviel Ávila diciendo prohibiendo
subir las cuotas de los caminos de peaje que construyó la empresa española. ¿En
aras de proteger a los mexicanos de esta empresa de hampones, no sería lo
correcto que el gobierno le prohibiera a todas las instancias de gobierno no
hacer negocios con esta empresa? Porque si el gobierno de Peña Nieto se la ha
pasado alabando a todos aquellos inversionistas extranjeros que traen nuevos
capitales y empleos al país, México no necesita que una empresa como OHL opere
en nuestro país, En México existen constructoras con mucha mayor calidad y
experiencia que estos bribones.
La semana pasada también,
el día cuatro, dos trenes del Metro de la Ciudad de México, chocaron entre sí en la estación Oceanía del
Sistema de Transporte Metro. El director del Sistema, Joel Ortega, con esa
prepotencia que lo caracteriza no salió a declarar nada hasta el día 12 en que
una comisión de la misma empresa declaró el accidente como una doble falla
humana. Por supuesto no se dan nombres de los responsables, como tampoco se
habla de las sanciones que estas dos personas enfrentarán por daños al
transporte público de la Ciudad y mucho más importante a los usuarios que
resultaron heridos, de los cuales algunos tuvieron que ser hospitalizados. Lo
que si surgió de inmediato fue una declaración del líder del Sindicato del
Metro, Fernando Espino, un viejo líder charro al que lo que menos le importa
son los usuarios y el buen servicio del Metro, de lo contrario no se verían las
anomalías que se ven en el sistema desde las taquillas hasta la logística de
las corridas de los trenes, en el sentido de que no avala los resultados de la
investigación. A final de cuentas esto no es más que un capítulo más de PRI vs
PRD en la Ciudad de México donde nadie es responsable de nada como resultó en
la penosa batalla campal de Cuajimalpa donde golpeadores del PRI se enfrentaron
a golpeadores del PRD, sin importar si afectan o lastiman a la ciudadanía.
Un caso de menosprecio a la ciudadanía es estelarizado por
los dos máximos árbitros de la contienda electoral, el INE y el Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación quienes pasándose la Constitución
y las leyes electorales por el arco del triunfo han decidido defender al
Partido Verde, y con ello la posibilidad de que la alianza con el PRI en el
Congreso de la Unión permita al presidente seguir haciendo de México el botín
sexenal que tienen acostumbrado todos los partidos políticos. Ignorando una
petición ciudadana que cuenta con más de ciento cincuenta mil firmas pidiendo
la anulación del registro del Partido Verde en base a la ley electoral por la
sistemática violación de las leyes que rigen la contienda. Esta petición al
menos debería abrir una discusión a nivel interno en el Consejo General del
INE, cosa que los mismos consejeros, empezando por un parcial Lorenzo Córdova,
han desviado a otras instancias del Instituto.
Uno de los magistrados del TEPJF declaró a los medios que la
democracia se basa en las leyes y las instituciones. Ese señor no sabe nada de
democracia, la democracia se basa en la voluntad de la ciudadanía y no en
aparatos burocráticos corruptos.
El gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, se atrevió a
llamar actos vandálicos a lo que sin lugar a duda y ante la vista de todo el
país fue una clara demostración de poder de grupos delictivos y la incapacidad
de su gobierno para poner orden y garantizar la seguridad de los habitantes de
su estado. La ciudadanía no tiene valor alguno, solo las declaraciones de las
autoridades son válidas de ser reproducidas en medios corruptos y que a pesar
de enrollarse en la bandera de la libertad de prensa, no son sino serviles transmisores
del mensaje del grupo en el poder.
El Ciudadano es un
ente que se materializa en las fechas de elección para marcar una boleta con
opciones de diferentes colores pero el mismo trasfondo, más allá de esa fecha somos
un vil cero a la izquierda, lo que debería llevarnos a pensar muy bien como
ejerceremos ese derecho el próximo siete de junio.
publicado en blureport.com.mx el 13 de mayo de 2015
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