Nacido en Santander,
España y combatiente de la Guerra Civil Española, Eulalio Ferrer dedicó su vida
a la publicidad, a difundir la obra de Cervantes y las letras.
Armando Enríquez
Vázquez.
Un joven de escasos 20 años, que ya a los 19 ostentaba el
grado de capitán de las fuerzas republicanas españolas, entró en aquella playa
mediterránea de Argelès sur Mer donde el gobierno francés había creado un campo
de concentración para los españoles que huían de las crueldades de las fuerzas
franquistaFalange. Un hombre interceptó al joven santanderino recién llegado y
le pidió un cigarro, el capitán hurgó entre las cosas que le dieron las
autoridades francesas para soportar el cautiverio y encontró una cajetilla de
cigarros, inútil para él que no fumaba, y se la entregó al hombre. Este en
agradecimiento le dio un libro que el joven guardó entre sus cosas antes de
continuar su camino en busca del abrigo contra el frío que dominaba la playa
donde los prisioneros construyeron unos barracones que resultaban insuficientes
para la cantidad de personas que el gobierno francés manera inhumana hacinó en
esa playa.
Al otro día al buscar algo en su mochila, el joven de nombre
Eulalio Ferrer, descubrió el libro que el fumador le había dado, sólo para
descubrir que se trataba de una edición del Quijote
de la Mancha. El libro se volvió el material de lectura y relectura para
Ferrer a lo largo de su vida.
Eulalio Ferrer nació en Santander el 26 de febrero de 1920,
hijo de un humilde linotipista, se hizo periodista a los 15 años de edad y como
muchos otros españoles abrazó la causa republicana. Tras su participación en la
Guerra Civil Española y su salida a Francia, después de meses de estar en el
campo de concentración, Ferrer finalmente llegó a México y en un principio se
estableció en Oaxaca. Ahí retomó su carrera de periodismo en un diario llamado Mercurio y más tarde descubrió la
publicidad, a la que se dedicó en un principio por necesidad. En 1947
fundó la empresa Anuncios Modernos.
Ferrer se dedicó a aprender un oficio que como el mismo dijo
no se estudiaba en ese entonces y en el cual la improvisación era el pan
nuestro de cada día. Pero sobre lo que más aprendió conforme a sus
declaraciones fue sobre sociología y el comportamiento humano.
En 1960 fundó Publicidad Ferrer, que alcanzó su apogeo en la
década de los ochenta, compitiendo contra las agencias de publicidad
norteamericanas establecidas en nuestro país y convirtiéndose en una de las
agencias de publicidad más importantes del país entre los clientes que han
pasado por la agencia a los largo de 65 años se pueden contar a Nescafe,
Sabritas, Contact X, Corolla, Tequila Sauza, Gerber, Nestlé, entre muchos
otros.
Ese oficio de publicista, lo llevó al de escritor y a lo
largo de su vida Eulalio Ferrer publicó cuarenta y dos libros, básicamente
reflexiones sobre la publicidad y el idioma entre los que se destacan: De la lucha de clases a la lucha de frases,
El publicista: testimonios y mensajes, La historia de los anuncios por
palabras, Cartas a una joven publicista, El lenguaje de la inmortalidad, El
lenguaje de las trilogías y El
lenguaje del color. Dos libros de memorias Entre alambradas donde narra su experiencia en el campo de
concentración francés y México en el
Corazón. Además de la novela Hablame
en español.
A esta actividad literaria hay que añadir la promoción que
Eulalio Ferrer hizo para dar a conocer la obra de Miguel de Cervantes Saavedra
y en especial El ingenioso hidalgo Don
Quijote de la Mancha. Aquél libro que fue su mejor compañía durante los
días fríos de Argelès sur Mer y su almohada por las noches.
En 1969 Eulalio Ferrer pudo volver a España, a su natal
Santander y en el campo que rodea al panteón de la ciudad que era donde se
enterraba en fosas comunes a los republicanos asesinados por las fuerzas de
Franco, depositó flores, cosa que llamó la atención del sepulturero del lugar.
-¿Qué hace usted? - Le increpó.
- Echo claveles sobre mi tumba.
- ¡Pero, sí usted está vivo!
-Sí; pero si no llegó a irme, aquí estaría enterrado.
Su celebración por la vida no se limitó a este acto, Eulalio
Ferrer fundó en 1987 y presidió hasta su muerte el premio Internacional
Menéndez Pelayo. Que otorgan la Universidad Internacional Méndez Pelayo y la
Fundación Cervantina creada por el mismo Ferrer en México. Este premio se
otorga a la labor científica o literaria en Iberoamérica.
En Guanajuato creó El Museo Iconográfico del Quijote, que
heredó al gobierno y en el que el publicista donó más de 850 piezas de arte
sobre el personaje.
Fue nombrado miembro de la Real Academia de la Lengua en
1991.
Eulalio Ferrer murió el 25 de marzo de 2009 en la Ciudad de
México.
En
2014, ganó una batalla a las huestes franquistas cuando la calle Falange Española en su natal Santander
cambio de nombre por el de Eulalio Ferrer.publicado en thepoint.com.mx el 27 de abril de 2015.
imagen: eleconomista.com.mx
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