El surgimiento de movimientos diferentes a los partidos tradicionales puede ser una de las verdaderas opciones para rescatar a la democracia.
Armando Enríquez Vázquez
La descalabrada que sufrió el bipartidismo español en las
elecciones de este fin de semana, debería ser un cuando veas las barbas de tu vecino cortar… para la anquilosada partidocracia mexicana.
México no pasó por un movimiento de Indignados, ni por una burbuja hipotecaria
que nos sumiera en una crisis de la cual España va saliendo poco a poco y no
sin antes haber dejado marcada a capas enteras de la sociedad española.
No, en México hemos sufrido el abuso sistemático de una
partidocracia por más de ocho décadas, primero en las manos de un partido de
cuatreros como lo es el PRI y después por uno de políticos insensibles como lo
han sido los panistas, sin contar además los estados y la Ciudad de México que
hemos sido gobernados por la izquierda más ramplona y chaquetera de la que se
tenga memoria. En México tenemos casi cincuenta años de sobrevivir en crisis,
generaciones enteras de mexicanos perdidas gracias a los gobiernos que se han
encargado de rellenar los bolsillos de sus líderes y gobernantes. Cincuenta
años en los que la educación que se ha tatuado en la mente de millones de
mexicanos de todos los niveles socioeconómicos se reduce a El que no transa no avanza y a medir los ciclos temporales en años
de Hidalgo o de Carranza.
Alguna vez Cuauhtémoc Cárdenas cuando se le increpó porque
no presentaba pruebas en contra de algún gobernante priísta al que el entonces
perredista y antes priísta acusaba de corrupción, contestó de una manera muy
acertada.
- Lo acuso de corrupto, no de idiota.
Y con esto dejaba en claro que los políticos mexicanos lo
primero que aprenden antes de la ideología de su partido o el servicio al
ciudadano es a blindar todas sus transas. Por eso cada seis meses que los
legisladores deciden modificar las leyes electorales en México una de las
prioridades había sido blindar la posibilidad de las candidaturas
independientes.
El argumento en las últimas décadas siempre fue el mismo;
los candidatos independientes seguramente serían financiados con dinero del
crimen organizado. Hoy ningún partido tiene más cuentas que explicar que el
Partido Verde y su alianza casi criminal con las televisoras y en especial con
TV Azteca que parece que le regaló los tiempos aire para informarnos, violando
la Constitución, que prefiere a los elefantes de un circo a los seres humanos.
Por su parte el PRI, creador de las instituciones de nuestro país y que sabe
“gobernar tan bien”, debería explicar a los mexicanos porque se alió y mantiene
esta alianza a pesar de todo, con un partido que no respeta el estado de
derecho que han implementado los legisladores priístas y del que tanto habla el
presidente.
El dinero del crimen organizado no parece estar en las
campañas independientes, si no en las acusaciones que se han hecho en contra de
los diferentes candidatos miembros de diferentes partidos y en los videos que
demuestran que la familia Vallejo de Michoacán compartía el pan y la sal con
narcotraficantes, sin que las autoridades hayan girado ordenes de aprensión en
el caso de esta verdad histórica y documentada. Nadie se ha preocupado por
desmentir las acusaciones en contra del padre del gobernador de Nuevo León, ni
en decirnos que está sucediendo realmente en Tamaulipas y Michoacán.
La posible victoria de Jaime Rodríguez El Bronco, candidato independiente a la gubernatura de Nuevo León a pesar de todas las trabas que la
ley y los institutos electorales estatal y nacional han impuesto a los
candidatos independientes, nos muestra que sí se puede vencer a la
partidocracia, que al menos se le puede poner en jaque, porque hoy todos los
medios de comunicación arrastrados y comprados por el PRI y el PAN están
golpeando y atacando de manera desesperada a un hombre que nos puede demostrar que
existen caminos de gobierno que no pasan por la corrupción de los partidos
políticos. Lo que sin duda debería llevar a los líderes de los partidos
tradicionales a la reflexión sobre sus propuestas y sus candidatos.
El triunfo de un candidato independiente no quiere decir que
todo va a cambiar de la noche a la mañana, ni tampoco que todo va ser mejor,
recordemos el ejemplo de Vicente Fox, donde todo se movió para que no cambiara
nada, pero si es una victoria en una
larga serie de luchas que los ciudadanos debemos sostener para acabar con la
dictadura en la que vivimos.
Nuestros siguientes pasos deben ser: obligar a una nueva ley
electoral que ponga a los candidatos independientes en circunstancias de
igualdad con aquellos postulados por los partidos políticos, no dando
exagerados recursos a los candidatos independientes sino reduciendo el dinero
destinado a las campañas de los candidatos partidistas.
Exigir la realización de una segunda vuelta electoral en
caso de que los ganadores no lo sean por una clara mayoría real del padrón
electoral y no como Peña Nieto quien gobierna por haber sido elegido por la
primera minoría de este país.
La desaparición de los plurinominales y más importante del
fuero.
Los mexicanos estamos hartos de parásitos profesionales
incapaces de vivir de una manera honesta fuera del presupuesto, con una
integridad personal nula que les permite cambiar de partido, sin pudor. No
queremos más Rosarios Robles, ni gente como López Obrador, Akabani, Meade, Muñoz
Ledo y tantos otros que saltan de partido en partido sin importarles las contradicciones
ideológicas que esto representa, con tal de seguir medrando desde el erario
público.
Sí Jaime Rodríguez y otros candidatos independientes ganan
en los diferentes cargos a los que se presenten, sin duda estaremos haciendo
válido el principio democrático y estaremos enviando un mensaje claro y directo
que no queremos más a los partidos como son.
publicado en blureport.com.mx el 25 de mayo de 2015
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