Tristemente las acciones que hemos visto adoptar, en estos días, por los diferentes gobiernos europeos, nacen de su sentido de culpabilidad en la tragedia que afecta a miles de seres humanos.
Armando Enríquez Vázquez.
La foto le dio la vuelta al mundo y Europa se impactó. Por
unos días los ciudadanos europeos y sus gobiernos, haciendo actos de
contrición, tomaron consciencia de los horrores que enfrentan los migrantes y
sin embargo son incapaces de aceptar la responsabilidad que tienen en la muerte
de Alyan y de miles de seres humanos que mueren al año tratando de llegar a un
lugar en el cual vivir mejor.
El viernes miles de migrantes cruzaron a pie Hungría para
llegar a Austria y Alemania. La magnanimidad de Angela Merkel abrió las
fronteras de su país a los migrantes. Se le olvida a la alemana, que ha sido
ella la que en recientes reuniones con sus leales servidores como Mariano Rajoy
de España, la que ha pedido impedir la entrada de migrantes a Europa. La alemana junto con otros de sus
homólogos europeos, con sus
declaraciones racistas y xenófobas son los culpables de la mala percepción que
los habitantes de sus países tienen de los migrantes. Tan sólo unas semanas
atrás David Cameron se había expresado de la peor manera de los migrantes, refiriéndose
a los seres humanos como animales al llamarlos enjambres, incluso la semana
pasada, antes de que se diera a conocer la foto del cuerpo del niño sirio,
Cameron habló en contra de la migración, a finales de la semana con el cinismo de los
políticos, anunció que el Reino Unido está dispuesto como otros países europeos
a recibir a miles de migrantes.
Desde hace décadas los gobiernos occidentales se han
dedicado a promover el discurso xenófobo y racista. La cantidad de campos de
detención de migrantes a lo largo de Europa en especial en España, Grecia y
Turquía, recuerda a los campos de concentración de la Alemania Nazi. Frente a
estas acciones nacidas de la más pura mezquindad habría que recordarles como
las diferentes naciones de América han abierto en más de una ocasión las
puertas de sus fronteras a españoles, franceses, alemanes, ingleses y cientos
de extranjeros que a mediados del siglo XX, por ejemplo, huían de sus países,
cuando estos no les ofrecían nada más que pobreza y tiranía, condiciones
similares a las asiáticas y africanas de hoy. Cuando, como a los que hoy
rechazan, su patria no les ofrecía un futuro a millares de europeos.
Los mayores campos de migrantes del siglo XXI están en
África. Dadaab en Kenia alberga a más de 350,000 personas y ha permanecido
abierto a lo largo desde 1999. Dadaab es hoy la cuarta población de Kenia y se
trata de un lugar donde las personas viven confinadas, una enorme prisión de 50
Km cuadrados, por el simple hecho de no ser kenianos.
Vladimir Putin en una conferencia de prensa culpó a los
Estados Unidos y su política exterior de ser los responsables de esta crisis
humana, que en realidad es una tragedia y no una crisis. Putin no está del todo
errado. Estados Unidos y su incapacidad para manejar las situaciones de Medio
Oriente y en especial su incapacidad para respetar ideas diferentes a las que
ellos consideran las verdaderas, ese fanatismo puritano que jamás se ha borrado
de la idiosincrasia norteamericana. El gobierno de Obama no ha dejado de
criticar a los europeos por el manejo de la emergencia migratoria cuando el
mismo Obama y de manera más radical voces como la de Donald Trump pidiendo la
construcción de un muro en la frontera sur de aquel país por un lado y el
precandidato, también republicano, Scott Walker pidiendo otro muro en la
frontera norte de Estados Unidos, porque los alces canadiense de las planicies
canadienses son tan peligrosos como los monstruos de gila del desierto de
Sonora, aunque suene a broma la idea de muros y bardas no solo afecta a seres
humanos sino que interrumpe las rutas migratorias de las especies animales de
las zonas que no tienen idea de esas entidades abstractas llamadas países.
Estas ideas son clara muestra de esa misma política xenófoba que pretenden
criticar en los gobiernos al otro lado del Atlántico.
Tristemente las acciones que hemos visto adoptar, en estos días, por los
diferentes gobiernos europeos, empezando por el de la misma Merkel nacen de su
sentido de culpabilidad en la tragedia que afecta a miles de seres humanos,
pero no hay una propuesta clara de como atacar el problema de raíz. Tristemente
son actos políticos que nada tienen que ver con soluciones reales y si con la
creación de nuevos problemas.
La migración no se resuelve abriendo fronteras únicamente. Se
necesita estar seguro de poder proveer a las personas de los satisfactores que
llegan buscando, sin por eso afectar a los habitantes ya existentes, una serie
de políticas que dé una idea clara de que va a suceder y como, con aquellos que hasta hace una semana se
negaban a recibir y el fin de semana entraron por millares a las
diferentes economías europeas.
Detrás de la migración siempre existe el fantasma de la
trata de personas. Desde el que transporta a los migrantes, hasta los
explotadores que los reciben en muchos países. La extorsión y la corrupción, de
un crimen organizado listo para abusar de esos migrantes y de autoridades
listas a mirar en otra dirección. La migración es sin duda otro de esos oscuros
negocios del que se benefician millares.
Para muchos mexicanos hablar de Alyan y los problemas de
Europa, Estados Unidos y Canadá como un tópico debería de ser una vergüenza,
porque sólo basta voltear y mirar a las autoridades locales y federales de
nuestro país abusar y atacar a los migrantes centroamericanos. No existen cifras oficiales, pero de acuerdo
con la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) se calcula que
unos ciento cincuenta mil centroamericanos se adentran anualmente en territorio
nacional tratando de llegar a Estados Unidos. Hoy sabemos que muchos de ellos
terminan en manos del crimen organizado, secuestrados, extorsionados o
asesinados.
De acuerdo con un reportaje de la revista Proceso en los
últimos cinco años, 40 mil niños centroamericanos han sido deportados por los
gobiernos de México y Estados Unidos. Niños que como Alyan probablemente hoy
estén muertos o sean víctimas de redes de prostitución infantil o de
esclavitud.
Mientras los gobiernos más ricos del mundo no estén
dispuestos a invertir en programas de desarrollo en los países que generan la
migración, mientras la mezquindad, la xenofobia y el racismo sean parte de las
ocultas agendas de los gobernantes, la situación no mejorará.
La migración no sólo ha enriquecido de muchas maneras a los
países, pensemos en lo que hicieron los árabes en España, o en todos lo que han
llegado y formado una nación como Estados Unidos, que desde su fundación se
preocupó por exterminar a los habitantes originales de esos territorios y
promover la migración para crear un país que es hoy el primer objetivo de
millones de migrantes en el mundo y paradójicamente uno de los países más
racistas y antimigración del mundo.
publicado el 7 de septiembre de 2015 en blureport.com.
imagen: libered.net
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