El presidente del PRI, el de Morena, el del PAN y probablemente los de los otros partidos menores, entre ellos el PRD son sólo capaces de bosquejar reformas a modo. Todos desconocen la política contemporánea y mucho más el beneficio de los ciudadanos y de la nación.
Armando Enríquez Vázquez.
En las últimas semanas, por el temor que Andrés Manuel López
Obrador supone a los políticos que han saqueado el país, al menos eso dice y
cree el cacique tabasqueño, el Presidente del PRI Manlio Fabio Beltrones
pretextando ahorros para la nación, ha puesto sobre la mesa la necesidad de una
nueva reforma política en nuestro país. Rápidamente tanto Ricardo Anaya, como
Agustín Basave se han declarado a favor de hacer más imperfecta la deficiente
democracia mexicana.
Una reforma política propuesta por los políticos y que
encierra en el fondo una maquillada a la Constitución que permita al PRI
mantener un poder que de otra manera parece difícil que mantenga en el 2018.
Que muestra por lo que ha dejado ver Beltrones en su raquítica y mercenaria
propuesta que lo que está bien en trapacerías para el Partido Verde, no está
permitido para otros adversarios políticos del PRI.
El presidente del PRI, el de Morena, el del PAN y
probablemente los de los otros partidos menores, entre ellos el PRD son sólo capaces
de bosquejar reformas a modo que olvidan los asuntos realmente importantes en
materia de política, como buenos dinosaurios todos desconocen la política contemporánea
y mucho más el beneficio de los ciudadanos y de la nación.
De hecho, los importantes
asuntos que deben contemplarse en una reforma política, esos que ha puesto
sobre la mesa el presidente del PRI, son los más intrascendentes de todos. Los
más sectarios y excluyentes.
México está claro requiere de una reforma política que debe
contemplar antes que nada una segunda ronda de votación que asegure que el
presidente electo realmente represente a la mayoría de los votantes y no a la
primera minoría de los mismos como resulta en el caso del actual presidente del
país. Peña Nieto, de acuerdo a los datos de la elección de 2012, recibió menos
votos que la suma de los votos recibidos por sus dos principales oponentes.
Peña Nieto es presidente gracias a la primera minoría y claramente ha gobernado
para ella en estos tres años.
Necesitamos la eliminación de todos los diputados y
senadores plurinominales y no sólo al número propuesto y que le conviene a
Beltrones y su partido. En México estamos cansados de mantener a una serie de
vividores que ningún bien hacen a los ciudadanos y si a los intereses mezquinos
de la partidocracia, es inaudito que hoy alguien como Carmen Salinas se
proclame representante popular cuando nadie absolutamente nadie votó por ella.
Se necesita que los mexicanos volvamos a creer en los
árbitros de la contienda electoral, para lo cual es necesario la desaparición de
todos los funcionarios del actual INE y de los tribunales electorales de los
estados. Se necesita que se reforme la manera en que los consejeros electorales
son designados para evitar que existan los Ciro Murayama o las Beatrices
Galindo y Adrianas Favela que sin ningún pudor permitieron que una parvada de
tucanes malandrines se burlara de la constitución del poder legislativo y sobre
todo de los mexicanos, sirviendo a los transparentes intereses de la voracidad
priísta y su ansia por tener la mayoría en la cámara de diputados. El ataque de
los bots del PRI en twitter durante el fin de semana en contra de Santiago
Nieto demuestra que para el tricolor las posiciones partidistas son correctas
únicamente cuando el personaje en la discusión haya tenido antecedentes
priístas. Como si eso hiciera menos bribón a Arturo Escobar del Partido Verde,
a ese grado cero de la inteligencia política hemos llegado, y esos personajes
son los que se atreven a hablar de reforma política.
Se necesita bajar de manera drástica el financiamiento de
partidos políticos, fiscalizar los gastos de campaña, reducir los montos de
dinero permitidos en las campañas políticas, eliminar a la creciente burocracia
del INE y bajar su presupuesto de manera drástica. No se necesitan tantos spots
en radio y televisión que no dicen ni aportan nada, como tampoco se puede
perder dinero en un país con las carencias que tiene el nuestro en renovar cada
vez que se le antoja al INE la credencial para votar, máxime cuando se trata de
la única identificación oficial con la cuentan millones de mexicanos.
Es hora de que el PRI apoye la reforma electoral de la
Ciudad de México y sea responsable de sus dichos y promesas con los capitalinos,
lo mismo que el PAN y principalmente el PRD, que ha traicionado a los
habitantes de la ciudad a tiro por viaje.
México necesita una reforma política que fortalezca la
llamada democracia, no que la someta al capricho de los partidos políticos que
tanto daño siguen haciendo al país. México requiere una reforma política en la
que participemos y propongamos los ciudadanos y no los políticos que resguarden
los intereses de su oligarquía.
México necesita una reforma política que permita que el
presidente de la nación sea impugnado, separado de su cargo y juzgado en caso
de ser culpable de delitos en contra del país como hemos visto que sucedió en
Guatemala y esta en proceso de suceder en Brasil. Sobre todo, porque después de
presidentes como Carlos Salinas, Luis Echeverría, José López Portillo y el
actual, no podemos seguir cruzados de brazos viendo como una camarilla de
hampones disfrazados políticos vacían las arcas del país y lo sumen en la
pobreza e ignorancia comprometiendo el futuro del país.
Cuando estos politiquillos serviles que ocupan las curules y
escaños del Congreso de la Unión intenten reformar la Constitución para ponerse
a modo instituciones y procesos electorales, debemos estar ahí pendientes y
revisando las atrocidades que quieran proponer y obligarlos a servir al país.
Debemos frenar esa mezquina obsesión por creer que saben y conocen los
problemas de los ciudadanos y del país. Al interior del PRI existe ya un
movimiento que prepara candidaturas independientes
con la intención de fragmentar el voto y ganar posiciones.
Los ciudadanos, que somos la principal fuente de riqueza de
todos los bribones rojos, azules, amarillos, verdes, morenos y demás colores debemos
estar hoy más pendientes que nunca frente a la sarta de marrullerías que desde
el Congreso de la Unión se disponen a cometer los legisladores con tal de
mantener su poder, sus prerrogativas, su estatus de ciudadanos especiales
utilizando un fuero que es absurdo e insultante para el resto de los mexicanos.
No debemos consentir que en la llamada a crear una nueva
reforma política los políticos ignoren como acostumbran hacerlo a la
ciudadanía. Los resultados negativos al proyecto-negocio del GDF para el
llamado Corredor Cultural Chapultepec; el silencio de enojo y frustración de
Simón Levy y del actual y moreno delegado de Cuauhtémoc; Ricardo Monreal, sólo
nos indica de que tamaño era el negocio, son el ejemplo claro de porque los
políticos mexicanos no quieren, ni están dispuestos a escuchar y actuar en
beneficio de la ciudadanía.
Ahora que el PRI necesita nuevos aliados, el PT ha
recuperado su registro. ¿No es extraño? Y así nos quieren vender la idea de que
les interesa una reforma política en nuestro favor. ¿En serio….?
publicado en blureport.com.mx el 8 de diciembre de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario